Cádiz

El negocio del turismo rural no termina de despegar en la provincia

  • Pierde alojamientos y ocupación en los últimos doce meses a causa de la competencia desleal de particulares que se mueven en la alegalidad amparados en la falta de regulación

Todos los estudios realizados por patronatos, observatorios y demás analistas de la principal industria de la provincia, el turismo, llevan coincidiendo desde hace dos décadas en la necesidad de potenciar las infraestructuras del interior como alternativa al sol y la playa. En este sentido, resumiendo, se habla del potencial de la Sierra para atraer visitantes y generar empleo en la comarca más deprimida de la provincia. Sin embargo, a la luz de los datos hechos públicos por el Instituto Nacional de Estadística, el turismo rural en la provincia está aún muy lejos de ser un referente con músculo que pueda aportar números significativos al global del sector.

Según esta encuesta, el turismo rural en la provincia en el último verano ha perdido viajeros, tanto nacionales como extranjeros, aunque han aumentado tímidamente las pernoctaciones. Pero el dato más alarmante se encuentra en el número de establecimientos. El INE contabiliza 85, siete menos que el año anterior y doce menos que en 2010. Esta reducción se refiere a hoteles rurales que han fracasado, que no han podido continuar. Son más o menos los mismos establecimientos que en 2008, cuando se produjo el gran boom de este sector, abriéndose más de treinta nuevos hoteles en poco más de dos años y ganando 300 plazas de turismo de interior, pasando de poco más de 700 a superar las mil. El tiempo ha demostrado que muchos de estos negocios no eran sostenibles con ocupaciones medias en verano que raramente han superado el 25% entre semana y el 40% en fin de semana, porcentajes en los que se mantienen actualmente los establecimientos que han sobrevivido a la criba. De momento, esta reducción no ha afectado al empleo, aunque los puestos de trabajo que aportan estos establecimientos, casi todos de gestión familiar, son escasos. 185 personas, según el INE, si bien su repercusión es mayor contando negocios paralelos que ofrecen estos negocios, desde picaderos a alquileres de patines. Son números que están muy lejos de provincias como la vecina Málaga, que contabiliza un total de 651 establecimientos con 4.200 plazas y que emplea a un total de 786 personas.

Los empresarios del turismo rural en la provincia no paran de darle vueltas a atractivos que puedan suponer nuevos clientes, pero chocan con una competencia contra la que nada pueden hacer: los amateurs, particulares que ponen en alquiler sus casas a precios a los que los hoteles rurales no pueden llegar. Y lo cierto es que la Sierra de Cádiz sí tiene visitantes. "Tú vas por el pueblo y ves mucha gente de fuera y te dices dónde duermen, desde luego en mi hotel no", explica Juan Carlos Tamayo, un veterano del sector que, junto a su hermano, regenta el hotel El Carmen, en Prado del Rey, y es uno de los impulsores de la Asociación de Turismo Rural de Cádiz.

El buscador Booking mostraba que el pasado fin de semana la ocupación de los establecimientos rurales de la provincia, algunos censados por el INE y otros no, era del 94%. Es decir, el interés existe, pero convertir ese interés es negocio. "Nuestros competidores son nuestros propios vecinos y amigos que sacan rentabilidad a las casas que tienen en el pueblo. No hacen nada ilegal. En todo caso, se puede decir que hacen algo alegal. Hasta que la nueva ley no regule estos negocios que no tributan, que no pagan impuestos, los prosfesionales del sector seguiremos estando sin defensa y teniendo muchas dificultades para mantenernos a flote y no digo ya en invertir", se lamenta Tamayo.

Y su preocupación no está solo en la competencia en sí, sino que "muchos de estos establecimientos alegales no cuentan con infraestructuras adecuadas y el descontento del visitante no es con el lugar en concreto, sino con su estancia, lo que nos da mala fama a los demás".

Inmaculada Olivero, diputada provincial de Turismo, prefiere no alimentar el pesimismo y considera que "la temporada no ha ido muy mal, aunque en verano es lógico que el turismo de interior no tenga la fuerza que tiene el de sol y playa. Una vez finalizado el verano analizaremos la estadística y veremos dónde se puede actuar". Admite que los establecimientos alegales son un problema y espera un decreto en ese sentido que sabe que entraña muchas dificultades "porque es complicado acotar cuando hay instrumentos como las redes sociales con las que se llega a todo el mundo".

Olivero mantiene su apuesta firme por la Sierra, pero hace una advertencia a los propios ayuntamientos: "Nosotros vamos a seguir promocionando la Sierra porque creemos que cuenta con un enorme atractivo, pero los ayuntamientos también tienen que ser conscientes de que tienen que ofertar algo al visitante y eso se hace trabajando de la mano del empresariado local. El mejor ejemplo lo tenemos en Vejer, que ahora está de moda y lo está también porque el visitante, aparte de disfrutar de un pueblo precioso, encuentra cosas que hacer porque de noche está todo abierto, porque hay música y la calle se llena".

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