“Colas en las puertas, gente enfadada y que no accede a los centros de salud, retrasos y después la gente la paga con el médico”. Ese es el panorama desolador que describe Fernando Ramírez, presidente de la coordinadora Basta ya, que integra a un buen número de médicos de atención primaria y que desde este martes están haciendo protestas de diez minutos en las puertas de los centros de salud de Andalucía.

Habla de un sistema que se encuentra colapsado y añade que cada día tiene que atender a decenas de personas, muchas de ellas de compañeros que se encuentran de baja o que están de vacaciones, como ocurrió en verano, y a los que ni siquiera conocen y que tienen que atender por teléfono.

A ello se le añade que con el sistema ni siquiera hay un filtrado o un triaje que podría hacer que muchas de esas llamadas no tuvieran que llegar al médico, como por ejemplo, gente que llama preguntando por la campaña de vacunación de la gripe y pidiendo la cita.

Fernando Ramírez señala que en el colectivo se respira la labor de ir a una huelga indefinida desde ya “pero estamos viendo que la pandemia está empeorando y al final nos pesa la responsabilidad de cómo vamos a parar ahora mismo”. Sin embargo, piensa que en las condiciones en las que están desarrollando su trabajo en la actualidad “creo que es incluso peor que parar y decir que hasta aquí hemos llegado”.

De momento lo que sí van a secundar es una huelga a nivel nacional que va a tener el próximo 27 de octubre debido a que hay un real decreto por el que se plantea subsanar la falta de médicos con otros facultativos extracomunitarios “sin especialidad y que pueden ejercer en cualquiera de ellas. No creo que los vayan a poner a operar pero la norma sí que lo permitiría”.

Fernando Ramírez insiste en que en la situación en la que están trabajando “no podemos seguir. Uno lo que acaba pensando es que se quieren cargar la atención primaria cuando esta es la que resuelve el problema de más del 85% de la población, es lo más cercano y lo que atiende a todo el mundo por igual. Al final el que tiene dinero se saca un seguro privado y lo que querrán es que todo el mundo nos vayamos a trabajar a la privada. La cuestión es que no se debe abandonar el sistema público de salud”.