Viernes Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Viernes Santo en la Semana Santa de Cádiz 2024

Decaen las medidas contra el Covid-19

Las mascarillas no desaparecen del todo del transporte público de Cádiz el día que se decretó su fin

Tres usuarias del autobús urbano conversan, riéndose, sin mascarillas. Muy cerca, otros pasajeros se mantienen embozados.

Tres usuarias del autobús urbano conversan, riéndose, sin mascarillas. Muy cerca, otros pasajeros se mantienen embozados. / Germán Mesa

Dos años y ocho meses después de que se declarasen de uso obligatorio, casi diez meses más tarde que dejasen de exigirse en interiores y nueve desde que la Unión Europea ya no las recomendase ni siquiera en los vuelos, desde esta mañana es posible hacer uso del transporte público sin mascarilla en España. En este contexto hay quien recuerda que el levantamiento del embozamiento obligatorio se produce justo un día antes del plazo que ha dado la Audiencia Nacional al Gobierno para que presente el informe científico que avale su exigencia. Una petición que deriva de la denuncia de una nueva asociación especialmente combativa con todas las medidas sanitarias impuestas con el fin de frenar la pandemia, incluidas las vacunas.

El caso es que hoy en Cádiz la mayoría de los usuarios y trabajadores de autobuses urbanos y del taxi comenzaron a respirar aliviados, nunca mejor dicho, después de 33 meses viajando, y lo que es peor, conduciendo, con la boca y la nariz tapadas. De las caras de satisfacción y alegría dan testimonio las fotos de esta información. Pero hubo también una minoría que prefirió mantenérsela puesta por prevención, no solo frente al Covid, sino también como defensa ante resfriados, gripes y otras enfermedades respiratorias, tan comunes en estos meses invernales. En las farmacias, mientras tanto, donde siguen siendo obligatorias, los trabajadores se mantienen en guardia ante quienes intentan saltarse la medida atendiendo a algunos clientes en la misma puerta del local o en la mayoría de los casos, facilitándoles una mascarilla para poder dispensarles sus medicamentos en el mostrador.

Usuarios bajando de un autobús en Cádiz. Usuarios bajando de un autobús en Cádiz.

Usuarios bajando de un autobús en Cádiz. / Germán Mesa

“A mi me parece perfecto, que estaba ya harta de mascarilla”, responde a este periódico Ángeles González, una usuaria del autobús urbano. “Me quedan un montón en casa, pero no me puedo deshacer de ellas porque me harán falta para la farmacia, el hospital y la óptica... menos mal que bajaron de precio porque al principio bien que nos sangraron, sobre todo con las FPP2, que son insufribles”, añade. Precisamente a su lado una señora espera con una de ellas puesta. “De momento creo que debemos mantenerla porque no sabemos lo que hay en el hospital; eso lo sabe quien trabaja allí y yo tengo una hija que es médico”, cuenta Nieves Campaña. “Tengo ya 90 años y gracias a Dios estoy muy bien y no necesito quitármela”, concluye.

Un conductor del transporte urbano de la capital gaditana. Un conductor del transporte urbano de la capital gaditana.

Un conductor del transporte urbano de la capital gaditana. / Germán Mesa

Me la he vuelto a poner hoy. No sé si es la costumbre o qué. En realidad es por precaución. Creo que ni era tan necesario ponérsela al principio ni ahora está tan claro que sea bueno que no la llevemos. Ya es una cuestión de criterio personal”, comenta José Manuel Medina. Lo mismo opina José Luis Muñoz. “No hace tanto solo veíamos a los japoneses con mascarillas y fíjese lo que hemos vivido, que era impensable, que nos parecía imposible eso de todo el mundo encerrado en sus casas; pero, bueno, ya lo hemos pasado”, dice aliviado, aunque preocupado ahora por la secular amenaza de un nuevo maremoto en la ciudad.

Al autobús de la línea 5 finalmente solo suben tres personas con mascarilla y dentro van otras tres. El conductor trabaja por fin sin ella. No es el caso de un colega de los interurbanos. “Yo sigo llevándola por precaución y creo que casi el cien por cien de mis compañeros está hoy haciendo lo mismo”, dice a este periódico Juan José Vaca.

Pasajeras esperando su partida en un vehículo a punto de salir de Diputación. Pasajeras esperando su partida en un vehículo a punto de salir de Diputación.

Pasajeras esperando su partida en un vehículo a punto de salir de Diputación.

“Sí que me la estoy poniendo, claro, sobre todo si recojo a alguien la parada de residencia [el hospital]”, dice Antonio Cebada, taxista desde hace cuarenta años. “Y en Carnavales por supuesto que me la pondré, que se supone que va a venir mucha gente. Y eso que yo tengo mis cuatro vacunas... Dentro de un mes no lo sé, pero de momento, sí.. La mayoría de mis clientes se la siguen poniendo, sobre todo las personas mayores. Y si tengo que ir en autobús, me la pongo también. Los resfriados y la gripe se siguen contagiando mucho en esta época...”

“Ya no me la pongo para nada. Estaba deseando poder trabajar con libertad. No, no me preocupan los contagios. El tema de las mascarillas ha sido un cachondeo”, opina Jesús Gavira. “Llevabas a un cliente con mascarilla, te bajabas a tomar un café con él y no te la tenías que poner. Si las hubiesen exigido en todos sitios... Lo que no tiene lógica es que en el taxi sí y en un centro comercial, pero en el Falla o cargando en Semana Santa, que yo cargo, no. Además, son muy pocos los clientes que se las siguen poniendo”.

Dos ciudadanos tomando el autobús en Cádiz. Dos ciudadanos tomando el autobús en Cádiz.

Dos ciudadanos tomando el autobús en Cádiz. / Germán Mesa

Yo me la pongo si se la pone el cliente. Es una cuestión de respeto a la decisión que tome. Pero la mayoría de ellos ya no se la ponen. Como conduzco un coche adaptado sí que me la subo siempre si tengo que ayudar a algún cliente que llega en silla de ruedas”, asegura Paco Aragón. También la sigue y seguirá usando de momento José Braza. “Es un día raro el de hoy porque la mayoría de los clientes que estoy montando van con la mascarilla”, apunta. “Me la voy a dejar una temporadita, por lo menos hasta que termine el Carnaval y me quedo mucho más tranquilo. Por mi propia seguridad y por la del cliente”, explica a este periódico.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios