Cádiz

El hotel de Puerto América, en el aire por la protección del edificio

  • El Plan General no permite derribar la fachada del edificio, cerrado desde 1992

  • La APBC recuperó la titularidad del inmueble en 2016 y espera poder esquivar la limitación

El edificio de Puerto América, que pese a estar sin uso desde hace 26 años, tiene una protección ambiental.

El edificio de Puerto América, que pese a estar sin uso desde hace 26 años, tiene una protección ambiental. / lourdes de vicente

El proyecto del nuevo hotel en Puerto América se tambalea. Pese al interés de dos empresarios por recuperar unas instalaciones que llevan en desuso 26 años, este medio ha tenido conocimiento de que el edificio cuenta con una protección ambiental de grado 3 que la hace incompatible con la idea de levantar en sus instalaciones un complejo con 200 habitaciones, área de congresos y varias piscinas.

El palo al conocer esta información, tanto para la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz (APBC), como para los propios inversores, ha sido tremendo, máxime cuando ya se había iniciado el proceso de licitación y se tenía en poder de la APBC un proyecto muy ambicioso y beneficioso para el puerto y, por tanto, para toda la ciudad.

Según ha podido saber este medio, ni la APBC ni los propios empresarios habían solicitado información sobre la posible protección que pesa sobre el edificio, algo incomprensible cuando de por medio hay desde arquitectos hasta todo una legión de técnicos públicos involucrados.

La Ciudad del Mar, como se la bautizó en su día, estaba recogida en el inventario del Instituto Andaluz de Patrimonio con un grado de protección menor, hasta que en el año 2011, coincidiendo con la revisión del Plan General de Ordenación Urbana de Cádiz (PGOU), también recibió protección municipal. Esta modificación se produjo después de que una disposición transitoria de la Junta expusiera que las edificaciones inscritas en el catálogo general de Patrimonio Histórico Andaluz debían disponer de una protección equivalente por parte de las administraciones locales a los que estuvieran cedidos. Fuentes consultadas por este medio afirman que fue en ese momento cuando se le dio ese nivel 3 (el más bajo) de protección.

Esto, en la práctica, supone que la fachada del edificio es intocable porque tiene interés ambiental y que todas las modificaciones que quieran hacerse para convertir el edificio de la Ciudad del Mar en un hotel tendrán que ser exclusivamente internas. Ante esto, los promotores habrían expresado su opinión de que estas restricciones son incompatibles con su idea primitiva.

De hecho, lo único que podría facilitar cambios en la estructura, o incluso el derribo del edificio, sería que este fuera declarado en estado ruinoso, pero no es el caso porque, de hecho, la APBC ha finalizado hace pocos meses unas obras de consolidación del inmueble.

La APBC no conocía que el edificio mantenía esa protección y considera que un documento para proteger al edificio no puede ahora, curiosamente, perjudicar los intereses del puerto y de la propia ciudad, que veía con buenos ojos la inyección económica que supondría primero la construcción del complejo hotelero y después su explotación.

Parece evidente que la APBC debería haber advertido a los posibles inversores de esta protección. Desde que en 2016 recuperara el suelo de Puerto América tras la cesión al Ayuntamiento, la APBC ha tenido tiempo de estudiar bien el expediente de un inmueble que figura, sin necesidad de buscar demasiado, en la página 21 del catálogo de edificaciones protegidas del PGOU, que puede consultarse en el Portal de Transparencia del Ayuntamiento de Cádiz.

Tampoco se entiende muy bien que quienes capitanean un proyecto de este tipo no pidan toda la documentación relativa al edificio antes de embarcarse en la confección de diseños y hasta infografías del resultado final.

Así pues, el bonito proyecto corre serio peligro, ya que si los inversores no aceptan readaptarlo por culpa de la protección del edificio, este tendrá que esperar otros novios.

Mientras tanto, la APBC piensa defender ante las instancias oportunas que la Ciudad del Mar vuelve a ser de su competencia, y por tanto a regirse por las normas portuarias, y que la protección que figura en el PGOU de la ciudad no le impide vender el suelo para su transformación en un hotel de 200 habitaciones que lo convertiría en el más grande de la ciudad, por delante del Parador Atlántico, que cuenta con 124.

Las partes implicadas mantuvieron una reunión el pasado miércoles y están intentando encontrar una solución que a día de hoy se antoja difícil.

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