Homenaje a Pablo Domínguez en Cádiz: La esencia de un músico libre, sin ataduras
La peña flamenca La Perla acogió el I Festival Pablo Domínguez en memoria de este joven músico, recientemente fallecido; una cita emotiva y entrañable que contó con numeroso público
Fallece el músico gaditano Pablo Domínguez, hijo de Chano Domínguez, a los 38 años

Cádiz/Emoción contenida. Amistad a raudales. El lenguaje libre y puro de la música. Así, sin rodeos inoportunos ni alambradas de por medio, discurrió el Festival Pablo Domínguez, la otra tarde -mientras el sol se acunaba en el horizonte, por el campo del sur- en la insustituible sala de la Peña Flamenca La Perla de Cádiz.
Numeroso público se dio cita en un encuentro musical que dio para mucho. Para todo. Cantidad -porque fueron muchos-, pero sobre todo calidad, sin ambages, de músicos que llevan en la sangre los pensamientos, las emociones y las expresiones. A flor de piel un lenguaje puro y libre. Como el viento de este rincón del sur, del sur. Casi na.
Más de 50 músicos y artistas participaron en esta I edición del festival dedicado al músico Pablo Domínguez, recientemente fallecido.
Organizado por Leo Power, pretende ser el inicio de encuentros musicales que se llevaran a cabo anualmente. A decir de la compañera musical y amiga desde hace años…“lo recaudado ira destinado a sus hijos. Agradezco a la llamada a formar parte de un festival en su memoria. Y la pena corta y la celebración larga”…
A Pablo lo seguí en algún concierto que hizo con Chano Domínguez, su padre, o con Javier Ruibal, acompañando con su guitara y la percusión a su Tremenda Banda con Pensión Triana, en Chiclana.
Iniciado en la música precisamente de la mano de su padre, Pablo Domínguez vivió inmerso en el flamenco desde la más temprana niñez, aunque en una de sus notas biográficas le gustaba subrayar que “el viaje musical de Pablo ha sido un rico tapiz de influencias culturales y exploración artística”, ya que nunca desdeñó otros sonidos de raíz.
Aunque principalmente autodidacta, amplió sus conocimientos estudiando en la Universidad de West London como Especialista en Tecnología Musical y en SAE Barcelona, perfeccionando sus conocimientos técnicos sin dejar de ser fiel a sus instintos musicales innatos. Su apasionante carrera abarcó un ecléctico espectro de géneros, desde la música jonda tradicional hasta los vibrantes ritmos del rock, las músicas del mundo, balcánicas, africanas, latinas y el jazz. Virtuoso del flamenco, el jazz y las músicas del mundo. La versatilidad de Pablo no tenía límites.
El cartel de la otra tarde levantó de sus asientos a los que allí nos dimos cita y nos erizó la piel. Muchos kilates sobre el escenario: Chano Dominguez; Tito Alcedo; Nono García; Leo Power; Dani Navarro; Carmen; Laura Borja; Sole; Ricardo Pinero; David Becerra; Juanma Reyes; Raúl Rodríguez; Manuel Tallafe Londres; Noelia Leo; Malick; Jackson; Sofia; Alba; Adri; Violeta; Rubén; Jesús Olmedo; Carlos Lobo; Ángela Alonso; Ayoze; Davinia; Sereta; Michael; Marta Mollo; Sonia; Miguel Ramos; Nino; Andrés Martínez; Juan Ramón Ortega; Diego de Gloria; Ramón Heredia; Nati Palomo; Miguel; Nano; Ale; Rampli entre otros…
Mientras escribo esta crónica, desde esta orilla portuense -Cádiz al fondo-, recuerdo a Pablo. Siempre aprecié, lo que le caracterizó. Nada de encorsetamiento en su lenguaje musical. Siempre buscando -a través de la música- ese alfeizar donde agarrarse para suavizar los ruidos y los malos modos. Ese lenguaje universal libre, sin encasillamientos temporales. Encontrando la armonía que falta en la vida, en el compas de una composición. Música de fondo que llega al alma. Sencillez y sosiego.
Ya decía Bob Marley que cuando la música te alcanza, no sientes dolor. Va por ti, Pablo.
También te puede interesar
Contenido ofrecido por qchara
Contenido ofrecido por Hospitales Pascual
Contenido ofrecido por elega