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Cádiz

El hombre que "remonta los desgastes" repetirá

  • Rajoy se muestra dispuesto a volver a presentarse a las elecciones en el año 2020: "No hay nada malo"

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ayer durante el coloquio moderado por el director de 'Diario de Cádiz', David Fernández.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ayer durante el coloquio moderado por el director de 'Diario de Cádiz', David Fernández. / fito carreto

Mariano Rajoy habla de 2020, desea que ese año España alcance los 20 millones de trabajadores y que el equilibrio presupuestario arroje un déficit cero. Y habla de 2020, porque con el apoyo presupuestario del PNV y de Ciudadanos, no habrá elecciones anticipadas. En sus ocho años de Gobierno, este presidente se habrá enfrentado a los dos desafíos más graves que España ha encarado desde la Transición: una intervención económica foránea y la segregación de parte del territorio nacional. Y no se le altera el pulso, el presidente del Gobierno es enemigo de la angustia, es el hombre tranquilo, el que derrama sus temores en sus cómicas carreras matutinas. Cómicas, pero efectivas, a 7 kilómetros por hora y sin fiestas de guardar. La máxima externalización que se permite de sus tribulaciones es la siguiente: "Esto es un lío".

"Les recomiendo -explicó en el Oratorio de San Felipe Neri- que lean ustedes las encuestas de meses antes de las elecciones de diciembre de 2015 y de junio de 2016, algunas incluso nos daban que seríamos la cuarta fuerza, y hasta llegaron a preguntarme si no temía que íbamos a terminar como la UCD". Es decir, que Rajoy recomienda que no le den por muerto, políticamente; ni que lleven a Ciudadanos a la Moncloa antes de tiempo. Al presidente le cuesta pronunciar el nombre de Albert Rivera o de Ciudadanos, sus únicas críticas veladas se detienen en los naranjas, pero le cuesta: el consenso está por encima de todo ello. ¿Y se volverá a presentar? ¿Será Rajoy candidato en 2020?

"Bueno, no hay nada malo en que alguien se quiera presentar si algunos compañeros se lo piden". ¿Y el desgaste? ¿Qué hay de la erosión del poder, de la gestión en los tiempos de crisis? "Los desgastes se remontan", responde Rajoy, palabras de un leal aficionado al ciclismo.

En los dos últimos días, Mariano Rajoy ha dado a entender que se presentará a las elecciones generales de 2020. Es cierto, que no le queda otra, porque si proyectase algún tipo de duda, el PP se abriría en canal en busca de un sustituto. El partido no está para muchas más tribulaciones, el caso de Cristina Cifuentes lo ha dejado tocado y ayer, por primera vez, el presidente del Gobierno admitió que la gestión quema, pero también algunos casos de corrupción. "Espero que sirvan como vacuna", responde, lacónico, a la pregunta del director de Diario de Cádiz, David Fernández.

El Rajoy que se presentó ayer en el Oratorio de San Felipe Neri, "santuario del constitucionalismo español", es el militante más optimista del PP, conoce desde hace muchos decenios cuáles son los secretos que se esconden tras los primeros titulares de los sondeos y sabe que dos años en política aún son suficientes para una remontada. De momento, dice y repite que su objetivo son los 20 millones de empleos, una cifra que solventaría los problemas coyunturales de la Seguridad Social y las pensiones.

Rajoy, visto así, visto tal como se presentó ante los invitados en el Oratorio, es un hombre normal, tan normal que admite, como yo o el lector, que hasta ayer no conocía el nombre de quién será el próximo presidente de la Generalitat: Quim Torra. "La verdad es que no lo conocía, pero lo que he sabido por sus mensajes es que no refleja ni el respeto ni la educación que he encontrado en los ciudadanos de Cataluña cuando la he visitado. Pero habrá que juzgarlo por sus hechos", explica. Antes, había subrayado que el artículo 155 de la Constitución ya no es sólo un artículo, "sino un precedente". Es un aviso. El presidente da por hecho que la intervención de la Generalitat se acabe cuando se constituya el Gobierno catalán, porque eso fue lo que decidió el Senado, pero deja abierta la opción de volver al artículo si se intenta violar la Constitución, si no se respeta la unidad de España o si alguien actúa contra el principio de igualdad entre los españoles. "Espero que se abra una nueva etapa, pero también quiero dejar claro estas condiciones", matizó.

Es decir, que el 155 se extinguirá cuando el nuevo Gobierno catalán tome posesión, pero que si el Ejecutivo de Torra vuelve a intentar la segregación, el artículo ya no será ese instrumento inédito que daba más pavor al ejecutante que a quien lo iba a sufrir. No hay vuelta atrás del Estado, el compromiso del Senado es restablecer el autogobierno de la Generalitat, pero esto es reversible.

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