Una historia agradecida
Sanidad El 8 de mayo se cumplió el 25 aniversario del primer trasplante de corazón en España
El presidente de la asociación gaditana de trasplantados narra su experiencia
Una persona que no hace deporte, fuma y bebe con asiduidad puede creer que lleva una vida normal. Sin embargo esos hábitos llevaron a Lorenzo Pérez a padecer un infarto que "dejó inservible" su órgano vital, a estar 18 días en coma en el Puerta del Mar y a escuchar de boca de los médicos que, o se trasplantaba, o le quedaban seis meses de vida.
Es una de las cerca de 6.000 personas que han recibido un corazón desde que se hiciese en España el primer trasplante exitoso, el 8 de mayo de 1984.
Entonces tenía 47 años y cuenta hoy que una vez que se enteró de su situación no se explicaba lo que le había pasado, porque creía -asegura- que llevaba "una vida normal; los problemas de corazón son la primera causa de muerte, pero no somos conscientes de ello, se habla más de cáncer y accidentes de tráfico".
Precisamente concienciar a la población, transmitir la necesidad de prevenir, es una de las acciones principales que realiza la Asociación de Trasplantados de Corazón (ATCOR), de la que es presidente. Una entidad que, con sede en San Roque, trabaja en toda la provincia y está ahora pensando en abrir una sede social en la capital. Un pequeño piso, explica, que también pueda servir como alojamiento a los pacientes que tengan que venir al hospital de Cádiz para controles o revisiones.
A Lorenzo le cambió la vida, por mucho que suene a tópico. Ahora se dedica "a dar gracias a la sociedad por la segunda oportunidad que me han dado", y que es lo que declara que hacen en su asociación. Destaca que es consecuencia de la solidaridad de ésta que se produzcan las donaciones de órganos, las respuestas positivas en la terrible hora de la pérdida de un ser querido.
Lleva ya cerca de nueve años con un nuevo corazón. Le dio el infarto el 6 de abril del año 2000 y lo trasplantaron el 31 de octubre del mismo año. Dice que en lo que ha cambiado su vida es, fundamentalmente, en que ha aprendido que no hay que perder el tiempo dándole importancia a cosas que la tienen pero no son verdaderamente importantes, como sí lo es la vida: "hoy se qué es lo importante, sé estar más pendiente de los demás y de lo más cercano".
Pero eso llegó tiempo después, la reflexión, la consciencia de lo que había ocurrido. Cuenta Lorenzo que al principio no sabía nada. Cuando se despertó después de cerca de veinte días, no tenía percepción de que hubiese pasado el tiempo. "Soy profesor y cuando me dio el infarto tenía que poner las notas de mis alumnos, cuando desperté todo mi empeño era hacer eso". Después tampoco terminó de darse cuenta. La que sí lo hizo, resalta, fue su familia.
Ellos sí sabían lo que había pasado, sí sufrieron y sí eran conscientes de que, si no hubiese llegado ese corazón, lo hubiesen perdido.
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