Los guardianes que cuidan a 13.500 gaditanos

El centro de salud del Olivillo de Cádiz cumple 35 años desde su apertura en 1990

Su ámbito de atención está fundamentalmente en los populares barrios de la Viña y el Balón

El Olivillo, centro de cariño para los mayores de Cádiz

Un grupo de profesionales del centro de salud del Olivillo posa en la planta dedicada a las consultas pediátricas.
Un grupo de profesionales del centro de salud del Olivillo posa en la planta dedicada a las consultas pediátricas. / Jesús Marín

Hace muchos años, bastantes, la atención sanitaria era bien distinta a la actual. Y la atención primaria es un buen ejemplo de ello. Sobre todo si nos remontamos a 1990, el año del siglo pasado en el que abrió sus puertas el centro de salud del Olivillo. Por entonces, el médico de familia actual se denominaba médico de cabecera, y para acudir a la consulta era necesario hacerse con un número que un celador repartía en el propio centro desde unas horas antes del comienzo de la consulta. Incluso hablamos de la época en la que se empezó a cambiar la propia denominación de centro de salud, hasta entonces más conocido como ambulatorio. Lo que no ha cambiado, sin duda, es el gran objetivo de la atención primaria: ser la puerta de entrada a la atención y los tratamientos de la población más cercana a cada centro de salud. Así, acercarse al centro de salud del Olivillo con motivo de sus primeros 35 años de funcionamiento permite comprobar la evolución de esta primera atención sanitaria tan vital para la salud personal y comunitaria de la ciudadanía. En este caso, fundamentalmente, para los vecinos de los barrios de Viña y el Balón.

Pero hay cosas que no han cambiado en el Olivillo en estos siete lustros. Como en sus comienzos, es un centro de salud que está abierto las 24 horas del día durante los 365 días del año, gracias a que es el centro de referencia en el casco histórico para las urgencias nocturnas y de los días festivos. Una actividad, por tanto, continua que recuerda, y muy bien, una de las profesionales que ejerce en el centro desde su fundación. Se trata de María Santamaría, trabajadora del servicio de limpieza que ofrece algunas claves de los primeros pasos de este centro de referencia para actualmente unos 13.500 gaditanos.

María recuerda que el centro de salud se construyó aprovechando la zona de cocheras del edificio del Olivillo, original de 1943 y sede durante muchos años del Instituto Provincial de Salud y de algunas consultas médicas relacionadas, por ejemplo, con las vacunas o las alergias. Junto al hospital de Mora y el Policlínico completaba un triángulo sanitario más que visitado por miles de gaditanos durante décadas.

También explica María Santamaría que antes de abrir oficialmente como centro de salud, un 26 de junio de 1990, el edificio albergó durante unos meses de manera provisional el servicio de salud mental que por entonces se encontraba en el Campo del Sur, en unas instalaciones que tuvieron que ser rehabilitadas por distintas deficiencias. Pero fue aquel recordado 26 de junio cuando el centro de salud del Olivillo echó a andar como centro de referencia del casco histórico de Cádiz.

Junto a María Santamaría (que pide excusar la ausencia de su compañera Dolores Martell, Loli, que también lleva en el centro desde el primer día), se encuentran la directora del Olivillo, Carmen Navea, e Ignacio Ruz. Ambos, médicos de familia, ejercen en este centro, con algunos meses de diferencia, desde el año 2005. Pero la presencia de este periódico para dejar constancia del redondo cumpleaños atrae también el interés de un nutrido y entusiasta grupo de profesionales del centro (entre médicos, enfermeras, personal administrativo y jóvenes médicos residentes) que recuerdan de manera conjunta anécdotas y vivencias y que se presta a la fotografía de rigor, la que encabeza este reportaje. Todos destacan el “buen ambiente humano y profesional” que existe en el centro: “Formamos un buen equipo”, afirman y asienten de manera unánime.

De izquierda a derecha, Carmen Navea, Ignacio Ruz y María Santamaría.
De izquierda a derecha, Carmen Navea, Ignacio Ruz y María Santamaría. / Jesús Marín

Ellos y el resto de los profesionales que pertenecen a este centro de salud tienen bajo su paraguas de atención sanitaria a una población cercana a los 13.500 gaditanos. Su censo abarca a 12.367 personas mayores de 14 años más, aproximadamente, unos 1.200 menores de esa edad que reciben atención pediátrica. El equipo del Olivillo está formado por nueve médicos de medicina familiar y comunitaria (cada uno con un cupo aproximado de 1.300 pacientes), dos pediatras (con un cupo de 600 menores), once enfermeras, una enfermera de gestor de casos, una de medicina familiar y comunitaria, una matrona compartida con los centros de La Merced y Mentidero, tres técnicas de enfermería, una trabajadora social y seis empleados en la unidad de Atención a la Ciudadanía, más el equipo de encargados de la limpieza del centro.

Su ámbito de actuación comprende los barrios del Balón y la Viña más una zona cercana al mercado central. “Esto es como una mini ciudad”, describen al hablar de un territorio con una idiosincrasia propia y una manera de ser muy particular: “La gente es muy campechana, colaboradora, agradecida y cercana. Se comportan con mucha naturalidad; incluso vienen al médico desde la Caleta, con sus sillas de playa y sus avíos...”. Y añade María Santamaría entre risas: “Con toda la arena que después hay que quitar”.

Sin patologías específicas que destaquen sobre otras zonas de la ciudad, el perfil de los usuarios de este centro de salud mantiene una media de edad alta, como sucede en el conjunto general del casco histórico, y presentan circunstancias sociales y familiares que también tienen que ser tenidas en cuenta durante la atención sanitaria. Por ejemplo, vivir en edificios sin ascensor que para muchas personas mayores con dificultades de movilidad se convierte en una barrera para su vida diaria. Así, muchas de las visitas domiciliarias que se realizan tienen que ver con este condicionante. Atenciones médicas, curas y extracciones de sangre se realizan en ocasiones en el domicilio para evitar un desplazamiento en muchas ocasiones complejo.

También se atiende desde el Olivillo a un núcleo de población flotante que cambia dependiendo de la época del año. Así, en verano han notado un aumento del número de visitantes que hacen uso del centro de salud, sobre todo en los últimos años con el mayor número de viviendas turísticas que se han creado en la zona, sobre todo en la Viña. Y durante el resto del año se atiende a la población universitaria de la zona, estudiantes erasmus incluidos. Y para todo el año, lógicamente, están los usuarios de la muy cercana residencia de mayores Matía Calvo.

El catálogo de servicios del centro de salud es amplio. Disponen de dos ecógrafos que en muchas ocasiones agilizan un diagnóstico y su posterior tratamiento, un servicio de cirugía menor con su quirófano recién reformado, servicio de matrona con preparación al parto en una sala ubicada en el sótano del edificio, reparto de metadona dos veces a la semana...

Y, sobre todo, el hecho de tratarse de un centro de referencia para el casco histórico de la ciudad. Un centro de salud abierto las 24 horas al día, los 365 días al año, por el servicio de urgencias que funciona por la noche cuando acaban entre semana las consultas y que se prolonga durante todo el fin de semana. Son, pues, los guardianes de esos 13.500 gaditanos del Balón y la Viña pero, también, los vigilantes del resto de intramuros en los días y las horas que otros servicios descansan. Y así durante los últimos 35 años.

El centro que costó más de 102 millones de pesetas en 1990

El centro de salud del Olivillo abrió sus puertas un 26 de junio de 1990. Diario de Cádiz se hizo eco de aquella apertura con una breve información acompañada de una fotografía del acceso al nuevo equipamiento sanitario. Una foto que, curiosamente, fue realizada por el recordado Manolo Bernet, abuelo del fotógrafo Jesús Marín que firma las imágenes de este reportaje. Contaba la información de aquel día que el centro de salud había costado más de 102 millones de pesetas, lo que al cambio en la moneda actual supondrían unos 613.000 euros. Treinta años después de aquella inversión sabemos que un centro de salud cuesta ahora, si nos ceñimos al proyecto aún pendiente para el del Mentidero, 4,5 millones de euros... También se decía en la información de este periódico que el Olivillo tendría un equipo de profesionales con diez médicos, tres pediatras, diez diplomados en enfermería, tres auxiliares, un trabajador social, tres administrativos y dos celadores.

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