Semana Mundial de esta patología

El glaucoma, una enfermedad que puede provocar ceguera si no se trata a tiempo

  • Entre los principales factores de riesgo se encuentran la edad y tener antecedentes familiares

  • La oftalmóloga del Hospital Puerta del Mar de Cádiz Soledad Jiménez destaca la importancia de hacerse revisiones periódicas de la vista, ya que el glaucoma no presenta síntomas en las fases iniciales

Estos días se celebra la Semana Mundial del Glaucoma.

Estos días se celebra la Semana Mundial del Glaucoma.

El glaucoma es la principal causa de ceguera irreversible en el mundo. Se trata de una enfermedad crónica y progresiva que en sus fases iniciales no presenta síntomas, por lo que cuando estos aparecen, la patología ya está avanzada, según la oftalmóloga del Hospital Puerta del Mar de Cádiz, responsable de la Unidad de Glaucoma de este centro, y profesora de Oftalmología de la Facultad de Medicina de Cádiz, Soledad Jiménez.

Al ser una patología asintomática, muchas personas ignoran que la padecen, de ahí la importancia de darla a conocer y concienciar a la población de la necesidad de revisar su vista de forma periódica. Precisamente, este es el principal objetivo de la celebración de la Semana del Glaucoma, en la que nos encontramos actualmente, con el 12 de marzo (Día Mundial del Glaucoma) como jornada central. El lema de este año es El mundo es brillante, salva tu vista.

Soledad Jiménez define el glaucoma como "una neuropatía óptica", es decir, "una alteración del nervio óptico que provoca la pérdida, poco a poco, del campo visual (lo que abarca la visión)", y generalmente afecta a los dos ojos. Explica que "cuando el humor acuoso (el líquido que hay en el interior del ojo) tiene dificultades para salir, produce un aumento de la tensión intraocular y eso provoca alteraciones en el nervio óptico que conduce la información de la retina al cerebro". Precisa, de forma técnica, que "al morir los axones de las células ganglionares, el nervio óptico se atrofia y no puede conducirse la información de la retina al cerebro".

Hay varios tipos de glaucoma, pero el más frecuente (en torno al 75% de los casos) es el glaucoma primario de ángulo abierto. En este caso, primero se va perdiendo el campo visual periférico y después el central. También existe un tipo de glaucoma congénito (se nace con él) y el de ángulo cerrado o estrecho, que suele ocurrir principalmente en personas hipermétropes.

No se cura pero se puede frenar la evolución

Soledad Jiménez destaca que el glaucoma no se cura: "La visión que se pierde no es recuperable, porque no podemos recuperar los axones que han muerto, pero podemos frenar o ralentizar la evolución". Así, incide en que "la cuestión es frenarlo, y para eso hay que diagnosticarlo y tratarlo cuanto antes".

Apunta que los principales factores de riesgo para el glaucoma son la edad (más de 40 años), tener la tensión intraocular alta, la raza (es más frecuente y severa en personas de raza negra) y tener antecedentes familiares. Hace hincapié en que "todos los familiares de pacientes con glaucoma deben ser evaluados al menos anualmente, para que les tomen la tensión y les valoren el nervio óptico". Y es que señala que hay personas que, aunque su tensión ocular está dentro del rango normal (hasta 21 milímetros de mercurio), tienen dañado el nervio óptico.

Así, recalca que la única forma de prevenir el glaucoma es tomar periódicamente la tensión intraocular, ya que "cuanto antes se coja, antes se frena su evolución".

Afirma que actualmente, hay tres tipos de tratamientos médicos para esta enfermedad. Uno de ellos son los fármacos antiglaucomatosos (principalmente gotas). Si con este tratamiento no se consigue controlar la tensión, se aplica láser para facilitar la salida del humor acuoso. Si aun así la tensión intraocular no se controla, existen técnicas quirúrgicas que cada vez son más de microcirugía para que las complicaciones sean las menores posibles. Normalmente, estas operaciones necesitan complementarse con fármacos. "Tenemos que luchar constantemente para conseguir alcanzar la tensión intraocular que no dañe al nervio óptico. Por eso, el tratamiento del glaucoma es individualizado a cada persona", manifiesta Soledad Jiménez.

Argumenta al respecto que en cada paciente, hay que ver el estadio de afectación del campo visual (si es leve, moderado y avanzado), el nivel de la tensión, el grado de daño, la edad y cómo tolera la medicación. "En función de esa serie de factores, tenemos que adaptar el tratamiento a cada persona para frenar la progresión".

Insiste en que hoy en día no hay manera de evitar que la enfermedad se desarrolle: "Existen investigaciones, pero actualmente, lo único que podemos hacer es intentar diagnosticar el problema lo antes posible para frenarlo”.

Para ello, es importante que el paciente sea consciente de su enfermedad "y participe en su tratamiento, si no, de nada sirve el esfuerzo del oftalmólogo". En este sentido, menciona casos de personas que al no presentar síntomas, no entienden que tengan que ponerse un tratamiento crónico, para el resto de su vida, "pero si no lo hacen, va a repercutir en su visión".

El 50% de pacientes desconoce su enfermedad

Esta oftalmóloga aporta como dato que aproximadamente, un 3% de la población tiene glaucoma primario de ángulo abierto y un 0,5% de ángulo cerrado. Los casos aumentan exponencialmente con la edad, de forma que a partir de los 70 años, el 15% de la población tiene glaucoma. Indica que en España hay más de un millón de personas con esta patología.

Un aspecto "importante" que destaca es que el 50% de pacientes con glaucoma desconoce su enfermedad, y de ellos, el 50% tiene antecedentes familiares, por lo que "si se controlaran la tensión, diagnosticaríamos a más pacientes que son asintomáticos y no tratados. Por eso es importante que las personas con factores de riesgo se controlen anualmente la tensión intraocular y se les revise el nervio óptico".

Dice en España "tenemos a favor que el sistema sanitario es muy bueno. En muchos centros de salud hay oftalmólogos y los médicos de familia se forman permanentemente en el tratamiento del glaucoma, porque es muy importante la labor del médico de familia para que el paciente no deje el tratamiento". Así, sostiene que el seguimiento del glaucoma "es una labor de equipo del médico de familia, del oftalmólogo del centro de salud y del oftalmólogo hospitalario".

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