Cádiz tiene la misma población que estaba empadronada en 1960. Dejando a un lado los cambios políticos y sociales, la coincidencia en la cifra de habitantes guarda, a su vez, notables diferencias. Porque el Cádiz de 2014 es sustancialmente más mayor que el Cádiz de hace medio siglo.

Con especial fuerza en las últimas dos décadas, la pirámide de población ha dado un vuelco radical. Hoy son los mayores los que mandan, frente a un número de jóvenes que va en decadencia. Así, entre los primeros cinco bloques de edad con un mayor número de habitantes, no hay ninguno por debajo de los 35 años de edad, con lo que ello supone de garantía de sustitución generacional. El ejemplo más claro es el cierre de plazas escolares, e incluso de colegios, en los últimos años. Y el aumento de vecinos centenarios, algo ya habitual e inexistente en los años sesenta.

En cuanto a los niveles educativos, evidentemente se ha producido una notable mejoría que está siendo más patente en los últimos años. Las mismas estadísticas resaltan un aumento en el número de licenciados universitarios y una reducción en aquellos que no tienen estudios. La persistencia de la crisis ha provocado que muchos ciudadanos hayan desistido de abandonar las aulas, como ocurría en los tiempos de bonanza económica, y que incluso los adultos hayan vuelto a la Universidad para completar o ampliar sus conocimientos.

Cádiz sigue siendo una de las capitales españolas con un menor número de ciudadanos extranjeros, cuando su mayor esplendor se produjo en las épocas en las que ciudadanos de otros países vivían o visitaban de forma asidua la ciudad.

Eso sí, entre gaditanos y extranjeros Cádiz sigue estando entre las localidades del país, y son más de ocho mil, que tienen una mayor densidad de población.

Y dos últimas cifras, ambas igualmente preocupantes pero que muestran el ritmo de la ciudad: 18.000 parados y más de 6.000 viviendas vacías, cuando hay 10.000 solicitantes de pisos.