Franceses en bicicleta hasta Cádiz para emular a sus antepasados
Un grupo de 15 ciclistas llegará este fin de semana a la capital gaditana para recordar a sus paisanos que en los siglos XVII y XVIII viajaban a Cádiz a pie para trabajar en las casas de ricos comerciantes
Un libro de Chantal Sobieniak, con prólogo del profesor gaditano Manuel Bustos, relató la aventura de aquellos campesinos de la región del Limousin
Un francés en la Semana Santa de Cádiz
Mañana sábado, 27 de septiembre, llegará a Cádiz un grupo de 15 ciclistas franceses procedentes de la región del Limousin, concretamente del departamento de Corrèze. El motivo es muy interesante tanto desde el punto de vista histórico como desde el aspecto más puramente humano. Con su gesto, con su viaje hasta la capital gaditana en bicicleta, este grupo viene a rememorar los viajes a pie que miles de paisanos franceses, de la misma región, realizaron entre los siglos XVII y XVIII para buscar trabajo de los oficios más diversos en las casas de los ricos comerciantes de aquel Cádiz, tan pujante como esplendoroso, que disfrutó durante varias décadas del monopolio de comercio con las Indias.
Fue la historiadora Chantal Sobieniak, investigando acerca de sus ancestros en archivos franceses y gaditanos, quien descubrió la epopeya de los campesinos de aquella región que, desde finales del siglo XVII y durante todo el siglo XVIII, llegaron a Cádiz caminado unas ocho semanas para buscar un futuro mejor. Trabajaban seis o siete años para los ricos comerciantes de la ciudad en multitud de oficios: panaderos, silleros, cocineros, sirvientes, camareros, sombrereros, carboneros, aguadores... "Estos gavachos dejaban la miseria, la paja, las castañas, los nabos y los brezos, para descubrir el cielo azul, el mar, los barcos, las naranjas, el flamenco, los toros y… las bellezas de Cádiz. Algunos no se resistieron, la mayoría volvieron. Los más atrevidos no dudaron en embarcarse hacia las fabulosas Indias Occidentales”, según se recoge en el libro que reúne las investigaciones de Chantal Sobieniak, titulado 'Je plains de quitter Cádiz' ('Me apena abandonar Cádiz'), publicado en 2014 y prologado por Manuel Bustos Rodríguez, catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Cádiz.
La vuelta a su tierra la hacían en barco hasta Burdeos, para evitar los problemas de viajar con dinero por los inseguros caminos. Lo ganado permitía a estos franceses formar una familia y establecerse desahogadamente en su ciudad natal. Su puesto de trabajo en Cádiz, normalmente, era ocupado por un hermano o un familiar cercano. Algunos, eso sí, aprovechaban su estancia en Cádiz para embarcar hacia América y buscar suerte y otra vida en aquellas nuevas y ricas tierras. Así, durante más de un siglo, cerca de 3.500 vecinos de aquellas tierras reprodujeron esta situación. Uno de ellos, a punto de volver a su tierra en 1771, escribió desde Cádiz a su tío una carta que contenía la frase que da origen al título del libro: “Me apena abandonar Cádiz, que no es una ciudad, sino la gloria en la tierra...”.
El libro está publicado en francés por la editorial gala Maiade, que describe así su contenido: "Con un estilo ágil, narrador a la vez que historiador, mezclando meticulosidad e imaginación, historia pequeña y grande, dando vida a estos hombres y mujeres de los que proviene y a los que 'conoce', Chantal Sobieniak nos embarca en una gran aventura que cambiará definitivamente la imagen que tengamos de nuestros antepasados campesinos...".
Ahora, gracias a la investigación de Chantal Sobieniak, sus descendientes visitan con asiduidad Cádiz, que cuenta con calle en el nomenclátor de algunas localidades de aquella región francesa, para descubrir las calles y edificios que contemplaron sus ancestros. Ya en 2016 y 2024 llegaron, por ejemplo, miembros de la asociación 'Los Amigos de Beynat', y ahora lo hace este grupo de ciclistas 'correzanos'.
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