Otra forma de representar la Pasión
La asociación de belenistas inaugura hoy un diorama que representa el misterio del Perdón al buen ladrón También se exponen en su sede varios pasos en miniaturas
La costumbre manda que la manera de representar alguna escena de la Pasión, Muerte o Resurrección de Jesucristo es con un paso y unas imágenes sobre él. Pero la asociación de belenistas muestra desde hoy otra forma de plasmar esos pasajes evangélicos. Esta tarde se inaugurará un diorama en el que se representa la escena del perdón del Señor al Buen ladrón (Dimas). Es decir, en la sede de esta asociación (en el número 1 de la calle Santiago) podrá contemplarse algo muy similar a un belén navideño (salvando las grandes diferencias) pero con imágenes y escenas relativas a la Pasión.
El diorama, por tanto, muestra en primer término a la derecha el momento evangélico en el que Cristo en la cruz perdona al Buen Ladrón. A la izquierda han recreado los belenistas la Vía Dolorosa. Y como fondo de la escena se representan hasta cuatro pueblos diferentes. Todo ello con la luz del atardecer.
Y para plasmar esta escena, se observan multitud de detalles. Por destacar algunos, bajo las tres cruces del misterio pasional se observan todos los elementos que serían necesarios para izarlas en el Monte Calvario (cuerdas, diferentes herramientas,...). En el puente que se levanta en el centro de la escena, se observa un rebaño de ovejas cruzando; y también pueden verse un perro, en primer término, o varias palomas, en las distintas cornisas o ramas de árboles del diorama.
Rubén Bolaños es el autor de la idea y el coordinador del diorama, junto a un equipo de colaboradores que llevan desde el mes de agosto preparando esta obra -a excepción de las fechas más cercanas a Navidad en las que se centraron en la instalación del belén-.
Un total de doce metros cuadrados conforman la superficie del diorama, que cuenta con más de treinta figuras pasionistas (obras de los talleres de Olot, su mayoría, y también de José Luis Mayo y de Arte Cristiano) y cuyas construcciones se han realizado con porexpan (corcho blanco) y polietileno extruido.
Una vez inaugurado esta tarde, a las siete, y hasta el próximo 31 de marzo, el diorama podrá ser visitado en horario de mañana (los fines de semana y los días de Semana Santa) y tarde (de lunes a viernes).
Junto a este diorama del Perdón, también se exponen en la sede de los belenistas distintos pasos en miniatura realizados por Jorge Real, Enrique Moreno, Joaquín Seisdedos y Juan Ramón Payán. Obras que representan misterios como el antiguo paso del Prendimiento, Columna también en su antiguo paso, los dos pasos de Santo Entierro, Ecce Mater o la Coronación de Espinas de la sevillana hermandad de El Valle, entre otros misterios.
Esta actividad cuaresmal "es otra forma de dar a conocer nuestra labor, que no se queda solo en Navidades", afirmaba ayer al respecto el presidente de la asociación de belenistas, José Morales, quien destaca que la labor de los aficionados a este arte del belén o del diorama es "una afición oculta". "Estamos aquí todo el año, aunque solo se nos conoce en Navidad y, ahora a través de esta iniciativa que repetiremos todos los años, cada año con distintas escenas de la Pasión, en Semana Santa", expuso Morales, que añadió que toda la actividad de la asociación la realizan "sin ningún tipo de ayudas ni de subvenciones".
Además de esto, la entidad ha cedido otros pequeños dioramas con escenas de la Pasión a la hermandad de El Rocío, que ha organizado una exposición en su casa de hermandad (en la calle García Gamero) que será inaugurada esta noche a las nueve.
El nudo en el estómago vuelve cada año el día que su cofradía sale a la calle. Ha vivido de todo dentro de la hermandad, incluídas responsabilidades mucho mayores que la de portar un cirio. Pero a pesar de todo se siente nervioso. Su cofradía, de la que es hermano desde que nació, sale ese día a la calle con sus titulares y él no se pierde la cita desde que tiene uso de razón. Precisamente de aquella primera salida todavía se mantiene ese cosquilleo, esa ilusión del principio, esa inexplicable emoción que sólo siente el buen cofrade. El murmullo de la gente se oye fuera, el fiscal pide que se abran las puertas y sale la cruz de guía. El ruído exterior contrasta con el silencio interior. La hermandad ya está fuera.
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