La enseñanza toma aire

Siempre hay un resquicio, una rendija que la imaginación deja abierta para mejorar una situación complicada, un mal momento. Algo así han debido pensar en el colegio Fermín Salvochea de Cádiz, un centro con un patio grande, amplio, que a su habitual uso como lugar de ocio y recreo añade desde ahora ser también un lugar en el que impartir algunas clases y, con ello, mejorar aún más las necesarias medidas que el protocolo Covid ha impuesto en los colegios de toda España. Porque si en las aulas el aire entra con la obligación de ventilar el espacio y tener las ventanas abiertas, en el patio del colegio de Loreto la enseñanza gana espacio y toma aire, verdadero, en un momento tan complejo y complicado.

Explica la directora del centro gaditano, Pepa Iglesias, que la idea surgió como una forma de dar un nuevo uso a la llamada Plaza de la Amistad, un espacio ubicado en el patio junto a las pistas deportivas y en el que se han instalado cinco merenderos que pueden funcionar como espacio de ocio y ahora también, con esta iniciativa educativa, como un nuevo espacio para impartir algunas clases al aire libre en estos extraños tiempos de coronavirus, y ahora que mejora el tiempo.

“El pago de los merenderos –cuenta la directora– se hizo a través del Pacto de Estado de Prevención de la Violencia de Género en el ámbito educativo y el montaje lo realizó el AMPA del centro, que hay que destacar la colaboración que encontramos siempre en ellos. Y de la colocación en el patio se encargó el personal de mantenimiento del Ayuntamiento de Cádiz”.

En total son cinco los merenderos que se han instalado en este triángulo del patio bajo la sombra de algunos árboles. Tres grandes y dos más pequeños, bancos y mesas de madera que dan vida a este espacio que se conoce en el colegio Fermín Salvochea, como lugar de encuentro que es, como la Plaza de la Amistad.

La experiencia ha sido muy recibida por el alumnado del centro, que puede aprovechar así el buen tiempo para dar otro aire a sus clases diarias y, de paso, mejorar si cabe las medidas anticovid que cada día se ponen en marcha para cumplir con los protocolos sanitarios y educativos.

Esta semana, por ejemplo, la clase de cuarto de educación primaria aprovechó este espacio y los bancos de los merenderos para realizar “una composición en su cuaderno de expresión escrita”, según explica Pepa Iglesias. Y también se ha utilizado para impartir clases de plástica y para otras actividades. También lo ha hecho el alumnado de la etapa de educación infantil.

El colegio Fermín Salvochea cuenta actualmente con 141 alumnos repartidos entre los seis cursos de primaria y el segundo ciclo de educación infantil, la que va desde los tres hasta los cinco años. La media de estudiantes por clase es de 15, lo que, según la directora, les permite “una mejor atención del alumnado".