El 'empujoncito' del tablero
Crónicas del puente
El avance del viaducto hacia la bahía no se observa a simple vista l Sólo el día en que Chaves visitó las obras se empujó el primer tramo una veintena de metros, aunque la tendencia no ha continuado posteriormente l La construcción de las dovelas en Sevilla también se ha ralentizado
Apoco más de un año de la celebración de la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno Iberoamericanos, que bien podríamos catalogar como el acto más notorio que acogerá la ciudad durante el Bicentenario, el puente de La Pepa avanza con lentitud exasperante. Ni las promesas del Gobierno, ni la implicación de los diputados gaditanos, ni siquiera la insistencia de Dragados de que los últimos despidos se deben a una reestructuración interna, pueden maquillar una realidad visible y palpable. El puente va muy lento. Demasiado lento. Tengo la sensación de que los últimos trabajos en el primero de los tableros que parte de la orilla gaditana sólo han servido para preparar un enorme y metálico telón de fondo para una representación política. "Que os sea leve", le dijo el vicepresidente a uno de los trabajadores cuando abandonaba la obra. En el deseo de Chaves los currelantes atisban muchos matices. Aún no se había marchado el socialista cuando aparecieron nuevamente los preavisos de despido. No pasa nada. Han acabado su tarea, dijeron. ¿Qué tarea han finalizado? Al primer tablero, más que empujarlo, le han dado un empujoncito. El 12 de septiembre los técnicos comentaron que, en condiciones normales, avanzaría entre cuatro y seis metros a la hora. No dijeron, eso sí, cuantas horas iba a estar funcionando la maquinaria. El empuje del tablero se mantuvo a su ritmo lento pero visible aquella tarde, pero al día siguiente se paró. Uno de los obreros despedidos lo aventuró. "Esto es una pantomima. La obra se va a parar otra vez al menos hasta después de las elecciones". De momento, al menos para el ojo humano, el tablero del nuevo viaducto avanza más lentamente que las placas tectónicas. Ayer, el único movimiento que se veía en la orilla gaditana era la descarga de las placas de hormigón que se están colocando sobre el tablero y que posteriormente serán asfaltadas.
Las noticias que llegan desde Sevilla tampoco son buenas. En Tecade, por ejemplo, sólo se han construido hasta el momento cuatro dovelas del tramo atirantado, que está formado por 61. Son tres empresas las que la confeccionan, pero la afincada en Los Molares -que visitamos en julio- es la mayor y ha detenido su producción hasta nueva orden.
A pesar de todas estas circunstancias y del escaso movimiento que se aprecia en los trabajos, el discurso no ha variado un ápice y los políticos aseguran que estará para el Doce, algo que, a simple vista, se antoja poco probable. La mejor noticia es que el puente, una obra de futuro, una inversión multimillonaria de la que se beneficiarán todos los gaditanos, se está construyendo. La peor, el secretismo con el que se están llevando los trabajos y en negar lo evidente. Que desde el primer parón nada ha vuelto a ser igual y que una cosa es contar con una partida aprobada en los Presupuestos Generales del Estado y otra muy distinta tener la liquidez necesaria para finalizar en el plazo establecido una obra faraónica en plena crisis económica.
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