El final físico de la antigua fábrica

El desmantelamiento de Delphi

Las máquinas trabajan en el desmantelamiento de la planta

Las máquinas trabajan en el desmantelamiento de la planta / Julio González

Hace casi tres meses el Cádiz C.F. organizó un visita con los medios de comunicación gaditanos a las enormes instalaciones de la antigua fábrica de componentes para el automóvil Delphi. Aquel día, algunos trabajadores relataron a los periodistas lo que se hacía en cada una de las naves de lo que había sido un gigante industrial en la Bahía. 

El Cádiz Club de Fútbol enseñaba las posibilidades de los terrenos que había adquirido para una ciudad deportiva asociada a la tecnología y a la salud y anunciaba que se iba a iniciar en breve el desmantelamiento de las naves para dejar los terrenos preparados para la construcción del equipamiento, que recibe el nombre de Sportech City. Esto se producía en pleno pulso con la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz, la cual había iniciado un proceso de expropiación de los terrenos y que aún continúa.

El desmantelamiento de la fábrica se inició el 28 de agosto y dos meses después los terrenos de Delphi han pasado de ser una fábrica fantasma a un territorio que bien se puede asemejar al que queda después de una guerra con un bombardeo.

Las cosas muchas veces no son casuales en la vida. En una de las paredes que todavía quedan en pie de la planta 40 de Delco, aparece un calendario con las hojas pegadas de cada uno de los meses del año 2007. Curiosamente es con jugadores de la plantilla del Cádiz y sólo tiene tachado hasta el mes de marzo, que es cuando la fábrica cerró definitivamente. Sin embargo, a lo largo de estos 15 años ese calendario ha aguantado en esa pared.La ironía del destino ha querido que el Cádiz Club de Fútbol, a través de una sociedad creada al efecto, sea el propietario de los terrenos. 

La imagen que presenta el complejo es como si hubiera sido bombardeado

Desde la carretera es imposible apreciar el trabajo que se está realizando en los casi 280.000 metros cuadrados que tiene la antigua Delphi. Erri Berri trabaja a destajo con varias máquinas para que a finales de enero o principios de febrero pueda estar todo desmantelado y lo único que quede sea el suelo de hormigón y la parte de las oficinas con esos arcos tan característicos que sí se van a conservar.

Una vez hecho esto, habrá una segunda fase de demolición ya mas delicada que se llevará a cabo en un edificio que tiene amianto y para la que hay que tomar unas medidas muy especiales. Esto será en el inmueble que se dedicaba a proveer de energía todo el recinto

Este periódico ha podido ser testigo directo de los trabajos que se están realizando en la actualidad. Ahora mismo gran parte del desmantelamiento se encuentra concentrada en la planta 40, la de Delco.

Una de las cosas que más llama la atención son las montañas de chatarra clasificadas por materiales y que una máquina va empaquetando en una especie de cubos para que después sean trasladados Finalmente, toda esa chatarra, que los propios promotores cifran en 8.000 toneladas, va a ser vendida, por lo cual buena parte del coste de los trabajos se van a recuperar por ahí.

También se están sacando residuos como piedra, maderas, basuras y demás que se clasifican por su tipología y que después se llevan a a puntos de recogida o gestores autorizados para su eliminación.

Las cifras son absolutamente enormes. La superficie de la parcela de Delphi es de 276.586 metros cuadrados; la construida que se está desmantelando es de 96.680 metros cuadrados; y el volumen es de 519.075 metros cúbicos.

El modus operandi de la intervención es la de actuar en primer lugar en el interior y ya después se empieza con el exterior, con lo que es la propia estructura de las naves. Una de las máquinas se encontraba esta semana actuando con las propias columnas que soportaban esta nave 40 de Delco que se encuentra ya en un avanzado estado de desmantelamiento. Las columnas de acero eran dobladas como si fuera chicle, mientras que otra con una cizalla gigante procedía a cortarlas en una operación que hace parecer que los materiales son mucho menos fuertes de lo que realmente son.

La previsión es que se lleguen a sacar 8.000 toneladas de materiales de este proceso

En un extremo de esa planta ha quedado una estructura casi acostada en pendiente con un par de oficinas de caracolas una vez que el soporte ha desaparecido.

En la nave contigua a la que todavía se tiene que empezar a desmontar la estructura y que es inmensa, la 41 de Saginaw, se puede apreciar que a pesar del paso de los años, esta fue una fábrica pionera en muchos aspectos y donde no se escatimaron gastos para su montaje. De hecho, se pueden observar los sistemas de climatización y, sobre todo, unas tuberías rojas que servían para traer agua de unos embalses interiores de manera automática por si se producía un incendio y, de esa manera, no tener ni que esperar a que llegaran los bomberos.

La parte de las oficinas no se va a desmantelar pero sí habrá que vaciarlas porque tiene todo el mobiliario en su interior y allí sí que se ha producido un deterioro en cuanto a cristales rotos, el material informático se encuentra tirado por algunas zonas y, curiosamente, se pueden ver los planos en el departamento de diseño hechos en papel cebolla. Allí mismo también hay un panel con un plano de lo que era todo el complejo industrial.

Desde el Cádiz se están recuperando algunos elementos por si en el futuro se puede poner algún pequeño espacio en la futura ciudad deportiva que recuerde que aquí hubo una enorme planta industrial que llegó a dar trabajo de manera directa a más de 2.000 personas en la Bahía de Cádiz.

Mientras tanto, el Cádiz va a seguir trabajando y dar pasos adelante para tenerlo todo listo y a punto mientras se resuelve todo el embrollo legal.

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