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La defensa de la tradición a golpe de martillo

  • Benito Jódar SánchezCapataz del Cristo de la Vera-Cruz y ex futbolistal Le llaman 'talibán' por preservar la manera gaditana de cargar los pasos, lo que le ha colocado en el centro de varias polémicas cofrades

Benito Jódar durante la entrevista realizada en el bar Nuevo Novelty.

Benito Jódar durante la entrevista realizada en el bar Nuevo Novelty. / fito carreto

Benito Jódar nos recibe en el rincón cofrade del bar Nuevo Novelty mientras suena Carnaval en el hilo musical del establecimiento. Las cosas de Cádiz. Es un hombre "clásico", para el fútbol, para el Carnaval (es sólo aficionado) o para la Semana Santa. Y de balompié sabe un rato. Por experiencia, claro. Jugó de pequeño en el Centro Berchmans, de ahí pasó al Balón y luego al Cádiz. Era líbero de toda la vida. "Hombre escoba, vamos". Muestra en el móvil una foto del Diario en la que firma contrato ante la mirada de Manuel de Diego. Para jugar con el Cádiz en Segunda. "Cuando iba a debutar la mili me destinó al País Vasco, en el cuartel de Basauri. Había allí futbolistas como Manu Sarabia o Argote. El Cádiz me dijo que había dos equipos interesados en mí para jugar ese año de mili: Sestao y Baracaldo. Finalmente la oferta del Baracaldo fue mejor. Jugué en Segunda División, junto a Sarabia", recuerda con orgullo. De su estancia en el País Vasco solo puede hablar "maravillas". Y apunta que "hay gente que habla sin saber de aquellas tierras".

De vuelta al Cádiz, el club pretendía cederle al Melilla. "Yo no quería ese destino y después de un tira y afloja que no fue agradable, conseguí la carta de libertad. Jugué luego en el Rota entrenado por Manolo Lapi. Y después de un interés del Betis que no cuajó porque me lesioné, probé con el Jaén. Desde ahí supe que no iba a comer del fútbol y me busqué otro futuro, en la seguridad privada como vigilante", explica. Del fútbol le quedó su afición (cadista y del Athletic de Bilbao) y unos buenos años en el fútbol sala, formando parte de ese gran equipo de Radio Cádiz.

Para el cambio de la carrera oficial deberían haber contado con la opinión de capataces y cargadores"

Pero Benito es conocido principalmente en la ciudad por su faceta cofrade y su vinculación a la cofradía de la Vera-Cruz. Participó activamente en la refundación de esta hermandad a mediados de los 70. "Yo estaba en el Grupo Juvenil de la parroquia de San Agustín y nos enteramos que buscaban cargadores para una cofradía que hacía tiempo que no salía. Era la Vera-Cruz. Uno de los amigos dio el paso adelante y le seguimos. Nos metimos debajo del paso con muchas dudas y logramos convertirnos en la segunda cuadrilla de hermanos después de la del Caído", evoca. Corría la mitad de los años 70. Y no fue fácil. La carga, hasta entonces, era patrimonio de los profesionales, que cobraban por portar los pasos. "Nos veían como intrusos y había capataces que hacían apuestas de a ver hasta dónde conseguíamos llegar con el paso. Llegamos perfectamente y la cuadrilla se consolidó hasta lo que es hoy en día", señala. Estuvo 27 años cargando de manigueta. "Aunque en principio iba debajo, de espejo, la lesión de un manigueta me hizo pasar adelante. Luego, cuando se retiró Pepe Vargas de capataz, a finales de los 90, propuso a la cofradía una terna de sucesores de entre los que cargábamos con él. Me presentó sin consultármelo y me eligieron capataz, aunque me sigo considerando cargador. Soy capataz por circunstancias". Desde entonces no ha dejado de sacar el paso del Cristo de la Vera-Cruz. El único en su historial mandando pasos "He cargado otras imágenes, pero no me veo de capataz en otro lado. No me seduce nada que no sea la Vera-Cruz. Ser de esta hermandad es un privilegio, es la madre y maestra en Cádiz. Nunca entendí que se pueda ser hermano de varias cofradías. Lo respeto, pero no lo asimilo. Porque, al final, ¿dónde pones el huevo?". Jódar, siempre claro y directo en sus opiniones cofrades, reconoce al entrevistador que por esta última reflexión "me van a poner a parir".

Su defensa de la forma de cargar más gaditana le ha supuesto verse involucrado en numerosas polémicas, principalmente cuando el debate de la carga y la supuesta amenaza de introducción del estilo sevillano han estado sobrevolando la Semana Santa de aquí. "Nadie me ha llevado al juzgado. Solo he dicho verdades como puños y he defendido la Semana Santa de Cádiz. No soy políticamente correcto y eso no gusta", declara. A Benito y los suyos le pusieron, por esta defensa a ultranza del estilo gaditano, la etiqueta de talibanes. Así son conocidos. "En Cádiz, la carga vende mucho. Y no sé porqué, puesto que en la Semana Santa hay cosas mucho más importantes. Las hermandades se plantean cosas más importantes que eso".

Niega tener "fobia" a Sevilla y su Semana Santa. "Sólo defiendo la tradición de Cádiz. También es fanatismo atribuirlo todo a Sevilla y allí no es oro todo lo que reluce. Ya con las redes sociales llega todo a Cádiz en segundos. Ya no nos pueden engañar los de aquí que se les llenaba la boca contando las virtudes de allí, que son muchas, pero no es la perfección", indica. Sobre la nueva carrera oficial en Cádiz asegura tener "dudas" y admite que es "un melón por calar". Pero lamenta que en estos cambios tan significativos "no cuenten con la opinión de los capataces y los cargadores. Se piensa poco en la gente que va debajo de los pasos. Son personas, no mulos", concluye con su habitual claridad.

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