"La crisis ha llevado a la gente de vivir en el ático al sótano"
Antonio Rosado Serrato. Economista
Con 37 años de experiencia gracias a su despacho, este gaditano siente tristeza por la poca vida que tiene esta ciudad con respecto a otras muy cercanas.
Gaditano que nació en la calle San José hace 66 años, poco a poco va desenganchándose de una actividad laboral muy intensa desde que en 1979 fundara su despacho de asesoramiento fiscal y financiero. Uno de los hijos, Antonio Jesús, le está siguiendo los pasos, mientras que el otro nacido fruto de su matrimonio con Loren Vilches, ejerce en Murcia como médico. Primero fue perito naval y la economía se encontró en su camino algunos años después. Ha mudado la sede de su despacho en varias ocasiones como una manera metafórica de adaptación a los nuevos tiempos y al crecimiento que ha tenido todos estos años. Aunque disfruta con muchas aficiones, dice que no es un apasionado de casi nada. Le gusta viajar, leer y el fútbol pero sin perder la cabeza por ninguna de ellas. Bueno sí, sus cuatro nietos. Es un hombre con gran prestigio en la profesión, como lo demuestra el reconocimiento que le hicieron en noviembre de 2014 por su trayectoria en un acto en el Hotel Atlántico.
En su despacho de la avenida de Andalucía se respira la mezcla de la modernidad de los nuevos tiempos y la experiencia de 37 años de actividad como economista.
-Usted es economista pero al principio su trayectoria profesional empezó como perito naval, que fue lo primero que estudió.
-Efectivamente me matriculé en Ingeniería Técnica Naval y cuando acabé empecé a trabajar en la empresa Montajes Asturias, que fue la que se encargó de hacer el tramo móvil del Puente Carranza. Para esta empresa estuve haciendo distintas labores con los Astilleros. Allí estuve entre 19690 y 1972. De ahí pasé a Navalips y fue cuando entonces empecé a estudiar la diplomatura de Empresariales en Cádiz que después continué en Sevilla con la licenciatura.
-Entonces estuvo usted en Astilleros pocos años antes de empezar las primeras reconversiones navales. Se salvó entonces por poco.
-Cuando yo estuve había allí muchísima actividad. En aquel entonces yo era un joven con poca experiencia y pude trabajar con gente mucho mayor y curtida. Allí aprendí, además de todo lo profesional, a desenvolverme.
-¿Cree que ese modelo industrial de Cádiz debe estar vigente hoy en día?
-El modelo industrial de Cádiz básicamente estaba sustentado en dos pilares, Astilleros y Tabacalera. La primera sigue teniendo actividad pero con mucho menos volumen de trabajadores y la segunda ni existe. Es muy difícil que entre en Cádiz un tema industrial. Creo que falta un plan estratégico que debe considerar a toda la Bahía de Cádiz y fundamentar a qué se tiene que dedicar. Creo que aquí hace falta creatividad e ilusión antes de que llegue el dinero. Cádiz tiene que generar riqueza porque esta es la única que trae más riqueza. Considero que Cádiz debe explotar mucho más el tema turístico porque Cádiz tiene muchas fortalezas en este campo.
-¿Y cómo acaba llegando un perito naval a estudiar Económicas y posteriormente a dedicar casi toda su vida profesional a ello?
-Yo la verdad es que antes que perito naval me hubiera gustado ser arquitecto, pero eso significaba que me tenía que ir a estudiar a Sevilla y era complicado, porque aunque en mi casa no faltó de nada, tampoco había lujo. Fue por un buen amigo y compañero, Luis Barrio, que me dijo que se había matriculado en Económicas y me animó a hacerlo. Este amigo mío ha estado en dos cosas que han terminado fundamentales en mi vida. Una esa de los estudios y la otra fue que me animó a hacerme un seguro privado hace mucho tiempo y a los dos meses de hacerlo mi esposa sufrió un cáncer de mama y gracias a ello fue tratada en Pamplona.
-¿Y al matricularse descubrió su verdadera vocación?
-Yo siempre he sido un hombre de números y cuando empecé a estudiar tuve claro que quería trabajar en esto. Cuando acabé Económicas estuve un año estudiando a fondo el tema fiscal y después tenía dos opciones, irme a Madrid a la Escuela de Inspectores sin cobrar y ya casado, o abrir un despacho. Tomé finalmente esta segunda opción.
-Abrió su despacho en 1979. Con las especiales condiciones económicas de un lugar como Cádiz. ¿Es muy complicado ser economista en una ciudad y en una provincia como esta?
-Es muy difícil. A mí me causa mucha tristeza ver que en otros sitios como Sevilla, Málaga o Córdoba hay gente en todos lados, comercios importantes y empresas muy fuertes que trabajan con el exterior. Le voy a hacer una enumeración de varias empresas de esta provincia que han cerrado en los últimos años: Procosur, Viprén, Maderas Polanco... Todas ellas se han ido al traste y eran firmas que llevábamos en este despacho. Es difícil ser economista en Cádiz y con una plantilla de diez personas. Cádiz va a ser lo que los gaditanos quieran pero para ello debemos quererlo y tener creatividad e ilusión. El empresariado de la ciudad, en líneas generales, es endeble con pequeñas empresas que la mayoría son comercios pero hay pocas que sean un gran referente.
-¿Y cómo ha aguantado el tirón durante 37 años?
-Pues con la fórmula que le he explicado, es decir, creatividad e ilusión, y trabajando muchísimo, siendo muy riguroso, queriendo ser el mejor y siendo muy elegante con el cliente. Nosotros vendemos confianza y eso lo tenemos que cuidar todos los días. El principio fue muy duro porque cuando abres un despacho no tienes clientes. El año que estuve trabajando en Barbate hice algunos contactos y al final me los quedé como clientes. La primera empresa que tuve en Cádiz ciudad fue La Gloria y entonces sólo tenía una empleada. Poco a poco fuimos creciendo hasta que llegó la crisis en 2008. A partir de ahí el volumen de negocio fue bajando hasta que en 2014 hemos empezado a remontar. Ahora tenemos una plantilla de nueve personas y a pesar de la crisis, no hemos hecho ni un solo ERE y la plantilla ha cobrado siempre puntualmente. Fuimos de las primeras cuatro empresas que firmamos convenios con la Universidad y en este tiempo hemos colocado por lo menos a 20 personas.
-Una de sus líneas de negocios es el de las auditorías. Desde fuera parece que esto en un terreno abonado a las grandes corporaciones como Deloitte, Price & Waterhouse y antiguamente Andersen y otras.
-Nosotros trabajamos fundamentalmente en asesoramiento fiscal y contable y también el asesoramiento financiero. Con respecto a lo que me pregunta, yo no voy a decir que no saben lo que se traen entre manos porque evidentemente hay personas muy preparadas ahí pero sabemos que los que mandan después a hacer las auditorías son los que llevan menos tiempo y quizás tienen poca experiencia. Si le voy a hacer una auditoría a una empresa enorme como Astilleros seguramente ellos tienen más medios, pero con empresas de menor tamaño los pueden hacer los despachos de aquí igual o mejor. Lo que sí creo es que si en Cádiz se crea un despacho sólo para auditorías lo tendrá complicado.
-Antes ha hablado de empresas señeras que se han venido abajo. ¿Duele mucho cuando las ve cerrar sus puertas en el plano sentimental, más allá del negocio que puede perder con ellas?
-Duele muchísimo. En estos 37 o 38 años yo he ido creciendo a la vez que todas estas empresa lo han hecho a tu lado. Por ejemplo, cuando empezamos trabajar con Polanco era solo Juan Polanco y le montamos la sociedad. Sientes una pena muy grande porque se te cae algo y además también pierdes unos honorarios. Ves que ha tardado mucho tiempo en hacerse grandes y en mucho menos tiempo se hunden.
-Ustedes son asesores en muchos temas pero imagino que habrá empresarios que será complicado que se dejen asesorar.
-Hay de todo. Por ejemplo, Juan Polanco preguntaba, se le asesoraba pero después hacía lo que le daba la gana. Hay otros en cambio que seguían a pie juntillas nuestros consejos.
-Antes se ha referido a la poca vida que tiene Cádiz. ¿Cree que uno de los problemas estructurales es que hay mucha gente que no está formada?
-Efectivamente hay mucha gente que no tiene formación. La pregunta sería ¿de quién es el problema? ¿Es de esas personas que no tienen capacidad para formarse? ¿De los profesores y el sistema educativo? ¿De las estructuras de la propia administración que no saben dar con la tecla? Hay cantidad de gente que no está bien formada y que tiene los currículum vacíos. Hay poca formación, pocas empresas y poca creatividad. Antiguamente había empresas que si entrabas era casi un seguro de vida. Hay que comerse el coco y sobre todo formarse. También he de decir que lo mismo que hay gente muy poco formada también lo hay que tiene mucha, pero desgraciadamente muchos salen de aquí. Yo estoy convencido de que transferir a las comunidades autónomas la justicia, la sanidad y la educación ha sido un grandísimo error. Nada más que hay que ver los resultados que ha tenido.
-Para un economista como usted, ¿es conveniente que quien detenta la Alcaldía proyecte de Cádiz una imagen tan desastrosa?
-Me parece una barbaridad. Está claro que hay mucha gente que lo está pasando realmente mal. Están los que ya lo estaban antes de la crisis y a ellos se le han unido lo que era la clase media normalita que han perdido sus trabajos y se encuentra en una situación precaria. Creo que a la hora de vender es como el chiste de la burra. No digo que haya que ocultarla realidad pero hay mucho más que eso y también hay que proyectarlo.
-¿Volveremos a ser los mismos que antes de la crisis alguna vez?
-No lo creo pero eso no quiere decir que mejoremos. Antes vivíamos en el ático y hemos tenido que descender al sótano. Lo primero que tiene que hacer uno es acostumbrarse a vivir con falta de luz, humedades y a todo lo que trae consigo vivir allí. Desde ahí poco a poco tendremos que ir subiendo escalones. La crisis debería ser un aprendizaje, pero todos conocemos la condición humana y en cuanto tengamos otra vez dos pesetas en el bolsillo nos olvidamos de todo lo que ha pasado.
-¿Veremos alguna vez la desaparición del Impuesto de Sucesiones?
-Lo veo complicado pero este impuesto me parece una inmoralidad muy grande. Tengo una cosa que tuve que pagar y cuando me muera mis herederos tienen que pagar otra vez. No entiendo qué riqueza es la que se ha creado en ese proceso.
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