Cádiz

La lluvia y un exiguo cortejo deslucen la Cabalgata en su regreso al centro

  • Las inclemencias meteorológicas obligan a que la salida del desfile se retrase un cuarto de hora La comitiva formada por solo cinco carrozas hace que su paso sea muy rápido

La ilusión lo tapa todo. O casi todo. Una mirada inocente repleta de alegría y nervios, un grito pidiendo un regalo, una sonrisa de oreja a oreja incapaz de borrarse durante todo el día, la impaciencia por llegar a casa para acostarse pronto y ver al día siguiente los regalos... Al final, los niños son los únicos protagonistas del 5 y el 6 de enero. 

Su felicidad, y la de los padres, contrasta con el mimo con el que se cuida esta fiesta en Cádiz. La Cabalgata de los Reyes Magos volvió a ser un evento deslucido. En esta ocasión, fueron dos los factores que perjudicaron al desfile: su composición y las inclemencias meteorológicas. 

En el lado de la organización, el cortejo de Sus Majestades de Oriente solo contó con cinco carrozas, las justas para representar a la Estrella de Oriente, el Cartero Real, Melchor, Gaspar y Baltasar. A diferencia con la de hace un año, la comitiva se vio reducida en una batea. En lo positivo, este año se han eliminado los camiones que imposibilitaron poder contemplar los tronos, por lo que pequeños y mayores pudieron disfrutar de los fantasiosos diseños. Un punto a favor al que también beneficiaba el regreso al centro de la ciudad de la Cabalgata. 

 

El entorno, más acogedor que la Avenida principal, se volvió en su contra por culpa del mal tiempo. Tras una noche de lluvia, la víspera de Reyes amaneció soleada y parecía que el riesgo de precipitaciones iba a ser mínimo. Sin embargo, las precipitaciones aparecieron a falta de un cuarto de hora para la salida del desfile. Entre las dudas de si el cortejo salía o no, el desconcierto llegó cuando a las 17.05 horas se anunció por parte del Ayuntamiento de Cádiz que se atrasaba el inicio del recorrido unos 30 minutos. 

 

Nada más lejos de la realidad, ya que a las 17.15 horas, cuando todavía no había parado de llover, la Agrupación Musical Sagrada Cena ya iniciaba el trayecto en dirección a la Alameda Marqués de Comillas, abriéndose paso con versiones de música pachanguera. A partir de ahí, el fuerte viento se encargó de deslucir el primer tramo de la Cabalgata de Reyes.

 

 Al exiguo cortejo lo acompañó la falta de esmero en los pequeños detalles que engrandecen un desfile como este. No es un asunto nuevo de este año, ya que la Cabalgata de la capital gaditana viene arrastrando este problema desde hace varios años. 

 

Por ejemplo, colocar a las pastorales junto a los grupos de animación provoca que las canciones no se puedan oír por los grandes altavoces que portan estos últimos para que los personajes bailen algunas de las canciones más reconocibles, sobre todo algunos éxitos del verano. 

 

Por reconocibles, estos muñecos hicieron las delicias de los más pequeños. Así, el primero de estos grupos fue el de la película Frozen, con la Reina Elsa, Anna y Olaf a la cabeza. 

 

Tras ellos, la primera carroza que hizo acto de presencia fue la de la Estrella de Oriente. A pesar de los charcos, nadie hizo ascos a los caramelos que caían desde la bateas, aunque los paraguas, tras pararse el chaparrón, sirvieron como cesta para pillarlos al vuelo. 

 

El cortejo prosiguió con un nuevo grupo de animación formado por algunos de los personajes más conocidos de la factoría Disney -Mickey, Minnie o el pato Donald, entre otros-, así como Blancanieves y los siete enanitos. Entre ellos, se coló la Pantera Rosa.

 

Bastones de caramelo, piruletas y un oso gigante adornaron la carroza del Cartero Real, el más activo de toda la comitiva, sobre todo a su llegada a San Juan de Dios. 

Antes del paso de los tronos, se vio uno de los mayores descuidos de todo el recorrido. Algunas de las cabezas de los muñecos de Phineas y Ferb iban cubiertos con bolsas de plástico a pesar de que ya no llovía, algo que también sucedió con los de Scooby Doo que marchaban tras el Rey Melchor. Un detalle que, si se decide salir a pesar de las inclemencias, se debe cuidar. Antes de llegar el Rey Baltasar, la figuración más espectacular se vio en la caballería que acompañaba a los Playmobil. Entre los juguetes, uno de los muñecos representó a un torero en una ciudad que es amiga de los animales.  

 

Un majestuoso caballo presidió la carroza del Rey Melchor, mientras que dos camellos hicieron lo propio con la de Gaspar y un enorme elefante con la de Baltasar. La lluvia y la rapidez del cortejo hicieron que  llegara a San Juan de Dios en torno a las 19.15 horas. En el balcón de la Casa Consistorial llegó el momento culmen de la jornada con la lluvia de balones, muñecos y marionetas. Un cierre para una fiesta que hay que repensar. 

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