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Coronavirus en Cádiz

Un nuevo palo para la hostelería en Cádiz

  • Las cafeterías y bares de copas se sienten perjudicados por los horarios y creen que se debería haber puesto en marcha medidas específicas para cada modalidad de establecimiento

José Ossorio, propietario de Tradicionarius en Cádiz, este viernes en su establecimiento.

José Ossorio, propietario de Tradicionarius en Cádiz, este viernes en su establecimiento. / Lourdes de Vicente

“Con este horario nos hacen la puñeta. La hora de la merienda la perdemos y sólo con desayunos no podemos sobrevivir”. José Ossorio, propietario de la cafetería Tradicionarius, situada en la céntrica plaza de San Agustín de la capital gaditana, no podía dar crédito cuando tuvo conocimiento de las nuevas medidas de la Junta. “Pensábamos que iban a alargar un poco más el horario”.

Ossorio opina que al igual que se hizo una distinción con los comercios, “en la hostelería no nos pueden meter a todos en el mismo saco, porque cada uno tenemos distintas necesidades”. Ossorio, que dice que su volumen de negocio se ha reducido entre un 60 y un 70%, está harto de que se señale a la hostelería “cuando los estudios dicen que apenas un 3% de los contagios se producen en nuestros locales”. En este sentido, señala que “el problema es cuando salen de nuestros establecimientos”.

En el restaurante La Candela, Carmen Adán y Víctor Piñero aseguran que están haciendo números y viendo los pros y los contra para tomar una decisión acerca de si abren en el segundo turno entre las ocho de la tarde y las diez y media de la noche. Entre otras cuestiones, eso implica más gastos y necesitan saber si les puede merecer la pena para un horario tan reducido. 

Los propietarios de este bar de tapas situado en la esquina entre Feduchy y Cardenal Zapata coinciden en que se tendría que haber hecho unas medidas específicas para cada negocio de hostelería. Asimismo, también llaman la atención acerca de que "somos los que más medidas estamos tomando y también a los que se nos exige más, cuando después te montas en un autobús y ni siquiera hay gel hidroalcohólico y la gente va con muy poca distancia en los recorridos".

Los empleados de Muelle Uno, situado en la avenida Cuatro de Diciembre de 1977, se alimentaban unos a otros la indignación que tenían con las medidas. Alberto Montero, Daniel Romero y Miguel Ángel Lechuga decían de manara taxativa que "a nuestro gremio lo están machacando". Para un local con amplia terraza y que tiene su punto fuerte en las copas, el horario que se ha establecido es inoperativo: "para dos horas no nos merece ni la pena recoger la terraza y vamos a tener que estar uno de nosotros aquí sin hacer nada sólo para vigilarla". En este caso, entienden que lo más lógico sería "tener un horario continuado hasta media hora antes de finalizar el toque de queda".

José Otero es uno de los socios de El Tinte Superbar, decía que "no tengo ni calificativos" para definir los nuevos horarios. Este señalaba que "es muy complicado ese horario tan reducido por la noche porque tienes que tener personal y género y, por lo tanto, unos gastos que es muy difícil rentabilizarlos". 

Asimismo, también se mostraba sorprendido porque se haya dicho que entre las seis y las ocho "es cuando se produce más relajación, cuando se les va a sacar de los bares a esa hora y van a estar por la calle".

Otero, por el contrario, se mostró esperanzado con respecto al comercio, ya que también es propietario de Absolut, que se encuentran en la calle Rosario. "Volvemos a la normalidad pero el objetivo es salvar la temporada porque ganar dinero este año es imposible".

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