Balance económico de la Diócesis de Cádiz y Ceuta 2020

El coste de la conservación del patrimonio en la diócesis de Cádiz: un desfase de medio millón de euros

  • La Iglesia gaditana necesita muchos más recursos para el funcionamiento de sus edificios que los ingresos que recibe

Ciriales y Cruz en la puerta de una iglesia.

Ciriales y Cruz en la puerta de una iglesia. / Fito Carreto

No es oro todo lo que reluce. La diócesis de Cádiz y Ceuta es una privilegiada por el amplísimo legado que ha conservado hasta la actualidad en materia patrimonial. Edificios de alto valor histórico y de no menor importancia artística recorren toda la diócesis, a lo que se suman tierras, parcelas y otras propiedades. Pero lejos de ser un motor económico para el Obispado, su conservación y mantenimiento supone un duro esfuerzo que cada ejercicio cierra con la balanza en contra de los intereses de la Iglesia. En 2020, sin ir más lejos, el mantenimiento del patrimonio supuso casi medio millón de euros de desfase si se compara con los recursos que genera.

La apertura y puesta en funcionamiento de todo el patrimonio de la diócesis generó un gasto el pasado año que se elevó hasta los 4,7 millones de euros. De ellos, 3,6 millones de euros responden a gastos directos de funcionamiento, que incluyen partidas de los servicios básicos de luz, agua o teléfono (por los que la Iglesia pagó en Cádiz 496.000 euros), de servicios profesionales independientes como seguridad, jardinería y demás necesidades (hasta alcanzar los 307.000 euros), y mantenimiento y reparaciones propias del día a día de un inmueble (sumando una partida de 600.000 euros el pasado año).

Todo ello sin contar rehabilitaciones y obras de conservación, que el Obispado contempla como gastos extraordinarios que en 2020 ascendieron hasta los 256.000 euros, teniendo en cuenta la paralización de un buen número de obras y proyectos cuando sobrevino la pandemia.

Frente a esto, los beneficios que genera el patrimonio tienen dos vías principales: el alquiler de inmuebles, que supuso 431.000 euros el pasado año, principalmente derivados de las capellanías de la Janda (“cuyos ingresos se destinan al sustento del clero”, especifican en el Obispado), del asilo de San José (que desde el 1 de octubre de 2020 ya no es titularidad del Obispado) y del edificio anexo al Oratorio de San Felipe Neri, por el que la Junta abona 83.000 euros anuales. Y las visitas patrimoniales, que sí experimentaron una caída “brutal” en 2020, llegando a alcanzar el 82,5% en el caso de la Catedral de Cádiz, que es el monumento más visitado.

El resto de conceptos patrimoniales tienen partidas de ingresos directamente vinculadas a las de gastos. Es el caso de la escuela de magisterio (que genera 1,3 millones de euros pero cuyo funcionamiento supone luego 1,1 millones de euros de gasto) o de los ingresos financieros (319.347,97 euros que contrastan con los 351.552,45 euros de gastos financieros en el mismo ejercicio).

“El amplio y valioso patrimonio que atesora la diócesis es un problema para la gestión”, concluyen desde el Obispado tras este balance económico, resaltando el esfuerzo cada año por mantener abiertos y en normal funcionamiento los hasta 22 bienes declarados bien de interés cultural que se reparten por la diócesis. “Es un esfuerzo importante el que hace aquí la Iglesia, sobre todo porque cada actuación requiere un amplio dispositivo técnico y un largo proceso de tramitación”, explican desde el área económica, que además recuerdan que las visitas a esos BIC -salvo la Catedral, el Oratorio de San Felipe Neri y la Santa Cueva- son totalmente gratuitas. “Y en el caso de la Catedral, los ciudadanos de la diócesis no pagan ninguna entrada”, precisan.

Al hilo de esta cuestión, el departamento económico del Obispado pone el acento en las obras realizadas en templos y edificios de la diócesis a lo largo de 2020. La parroquia de San Severiano en Cádiz, la ermita de los Santos Mártires de Medina (una “joya de la diócesis” pendiente ahora de movimientos de tierra para realizar otra intervención), la residencia de San José de San Fernando, la capilla de El Lentiscal (en Bolonia), o el santuario de La Oliva de Vejer (donde se ha restaurado un retablo gracias al generoso donativo de un vecino de Vejer). Además, se ha podido actuar en la parroquia de África y en la Catedral de Ceuta gracias a un convenio con la ciudad autónoma; en las iglesias de la Victoria de Medina y de Alcalá y en Santo Tomás del Villanueva gracias a la Agencia Andaluza de la Energía; y en dos cuadros de la sede del Obispado gracias a la subvención para intervención en el patrimonio sacro de la Junta de Andalucía.

Todo ello a la espera de que el Ministerio de Fomento resuelva la convocatoria del 1,5% cultural que el Obispado consiguió de manera provisional para rehabilitar las cubiertas de la parroquia de Santa Cruz.

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