Comercio tradicional en Cádiz: Dos generaciones cosidas por Alfa
Manolo Riquet cogió el negocio de máquinas de coser en la calle Ancha en 1968 y su hijo Daniel lo regenta, ya en Sagasta, desde octubre de 2019
Otro zapatazo al comercio de toda la vida en Cádiz

Cádiz/“Yo he visto de todo en la calle Ancha, hasta toros”, dice Manuel Riquet Bejarano, Manolo el de Alfa, la tienda de las máquinas de coser que ahora regentan su hijo Daniel y su nuera Celia Chilía en otro enclave. Muy cerca, en Sagasta, desde 2019, seis meses antes de la pandemia. Un comercio histórico que pervive. Dos comerciantes, dos generaciones, que mantienen un encuentro para Diario de Cádiz una mañana de jueves.
Manolo cogió Máquinas Alfa en 1968. “Yo era mecánico de Alfa en Jerez y me ofrecieron el puesto. Y allí estuve hasta 2016, cuando me jubilé”, explica.
“En el local de Ancha estaba antes Créditos Rucas, que ya vendía esta máquina Alfa”, dice mostrando un modelo A, de 1920, de color negro, “de pie, que solo hacía costura recta y no sobrehilaba”. Manolo se apresura a explicar que Alfa fue “la primera cooperativa de España, fundada en 1920 en Eibar”.
La central de Alfa sigue estando allí. “A mí me dejó la empresa la explotación del negocio cuando se jubilaron mis padres. Ahora soy autónomo, cliente de Alfa y no empleado”, aclara Daniel Riquet.
Alfa tuvo la competencia de Singer, que estaba en Columela, “frente a lo que hoy es Women’secret”, apunta Daniel. Recuerda Manolo su relación con la clientela, extendida a la provincia. “Gran cliente nuestro era la fábrica de muñecas de Marín en Chiclana. Y también muchos tapiceros de allí. Yo decía en los 80 que en Chiclana había más tapiceros que gente de campo”, destaca entre risas.
Daniel Riquet expone que “aunque parezca mentira la gente sigue cosiendo. En la pandemia vendimos mucho. Con el confinamiento muchas personas, con más tiempo libre, retomaron la costura y nos llamaban para pedirnos materiales o para arreglar máquinas”. Eso sí, se confecciona menos que antes. “La ropa es barata y ahora se hace más el repaso de la costura, dobladillos, cremalleras…”, apunta.
“En la tienda ha entrado todo el mundo, desde Carlos el legionario hasta el ahora rey Felipe”
A esta labor “se ha incorporado mucha gente joven que viene a recibir cursos a la tienda y muchos hombres”, dice Daniel, sabedor de que la costura siempre fue una labor femenina. “Ya más de un 30 por ciento de hombres cosen en sus casas”, indica. Y da pie a su padre para nombrar a grandes modistos gaditanos como Antonio Ardón, “cliente y amigo”.
El céntrico enclave de la calle Ancha le dio para atesorar muchas anécdotas. Y vuelve a lo de los toros que vio correr ante la puerta de su tienda, cuando se rodó en Cádiz la película ‘Noche y día’, con Tom Cruise y Cameron Díaz, convirtiéndose esta vía en la calle Estafeta de Pamplona. Cuenta Manolo que vio aquellos descafeinados sanfermines desde el interior del negocio. “Me vine desde El Puerto a las siete de la mañana para meterme dentro de la tienda y no perderme el rodaje”, señala. Su hijo Daniel apostilla que “el cartel de Alfa sale en la película, eh”.
La calle Ancha, epicentro de la vida del casco antiguo, daba para mucho. “Yo organizaba en la tienda tapeos para mis amigos en las noches de Semana Santa cuando esto era carrera oficial o en Carnavales, que se paraban aquí los coros y les dábamos la copita”, asegura.
“En esta tienda ha entrado todo el mundo, desde Carlos el Legionario al actual Rey Felipe cuando era príncipe y vino con el Juan Sebastián de Elcano haciendo la instrucción”, destaca Manolo. Relata cómo al visitar el príncipe Galería Preciados “se le abalanzaron las fans y le rompieron botones de la guerrera que llevaba. Su tutor, José Antonio Alcina, vio que enfrente estaba la sastrería Robles y compró los botones que faltaban”.
“Mucha gente sigue cosiendo y se han incorporado jóvenes y muchos hombres”
La anécdota no queda ahí. “Luego vinieron a Alfa a que le cosiéramos los botones. Mi mujer le dijo ‘picha, cómo te tengo que llamar, ¿alteza?, ¿majestad?’. Y Felipe le contestó: ‘Después de llamarme ‘picha’, puede usted llamarme como quiera’”.
Manolo dice haber estado muy vinculado al Diario de Cádiz, pasando grandes ratos “en el bar de Edu”, en la esquina de Ceballos y Navas. Evoca momentos “con Federico Joly, Pepe el Gordi, los Perea, Ildefonso Marqués, Julio Fernández el jefe de taller, Emilio López, Pepe el Gordi”... en aquellas largas noches después del cierre. “Echo mucho de menos esas noches en el almacén de Veedor, con Paco Chicón, que era taurino como yo y se venía conmigo a las corridas. Y a Juman, que tenía un fotomatón en lo que hoy es la Asociación de la Prensa, y allí nos tomábamos nuestros vasos. Era un Cádiz especial, que ya se perdió, pero que me quiten lo bailao”, añade.
Un lector fiel de un periódico “que no me falta en casa desde que tenía 14 años. Lo leo todos los días, los 362 días, que hay tres días en los que el Diario no sale”, dice conociendo al dedillo el tradicional calendario festivo de los periódicos.
Mientras se produce esta amena charla no para de saludar a la clientela. Es lo que tiene ser una institución en lo comercial, después de haber atendido a miles de gaditanos en la capital y en la provincia. Manolo vive en El Puerto de Santa María, concretamente en Valdelagrana, pero no falta a su cita con Cádiz. “Vengo aquí a cargar las pilas, me doy mi vuelta por la Plaza, compro pescado y fruta y me vuelvo a mi casa como nuevo. Eso no me lo quita nadie”. 80 años le contemplan. “De chapa y pintura estoy fenómeno”. Así es, damos fe.
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