"De los comerciantes como protagonistas de la historia de Cádiz se ha escrito poco"
José Álvarez Portillo presentó ayer su libro sobre la arquitectura, la sociedad y el comercio entre los siglos XIX y XXI.
Más de 50 años en el gremio y en su movimiento asociativo autorizan a José Álvarez Portillo a escribir sobre el comercio de Cádiz. No es la primera vez que se sumerge en el pasado para demostrar que en este ámbito, cualquier tiempo pasado fue mejor. Su nuevo libro, 'La arquitectura, sociedad y comercio. XIX a XXI', fue presentado ayer en la Sala Argüelles del Edificio La Bomba, perteneciente a la Universidad gaditana. Se trata de un amplio espectro de dos siglos y medio y tres sectores de la ciudad "completamente interrelacionados". El libro, autoeditado, con 450 páginas, fue entregado gratuitamente en formato PDF a los asistentes al acto y puede consultarse en la Biblioteca Virtual de la UCA.
"De los comerciantes como testigos y protagonistas de la historia de la ciudad se ha publicado poco. Vas profundizando y te das cuenta de que Cádiz es lo que es ahora y lo que fue gracias al mar y a los comerciantes", decía ayer Álvarez Portillo antes de la presentació. Porque en Cádiz, en aquellos siglos, detrás de cada noble había un comerciante. "Y detrás de los políticos. Fermín Salvochea y Ramón de Carrnza lo fueron. Los comerciantes siempre participaron en política hasta 1979, con las primeras elecciones democráticas en los ayuntamientos. Luego esa casta se perdió", explicaba. ¿Por qué se unen en este libro la arquitectura, el comercio y la sociedad? Álvarez recordó que "comerciantes prósperos formaban una clase social, muy unidos, y levantaron grandes fincas e incluso palacios. Los siglos aquellos están de la primera planta hacia arriba. Por eso hay que descubrir Cádiz mirando siempre alzando la vista". Eran tiempos de bonanza para una ciudad que llegó a tener 3.000 establecimientos censados. "Su base fue comercial hasta mediados del siglo XX", señaló.
El presente y el futuro, en cuanto al comercio, son bien distintos. "Mis compañeros me llamaban pesimista hace diez, quince años. El tiempo me ha dado la razón. El futuro está en la compra on-line y sin contacto directo con los comerciantes. Ya ocurre en IKEA, donde entras, miras, coges lo que quieres y tú mismo marcas los precios y pasas la tarjeta de crédito", dijo el veterano comerciante. Ahora, según su análisis, la ciudad se llena "de pequeños negocios de personas sin vocación que buscan un sueldo a la desesperada, y que no pueden competir con las grandes firmas. La mayoría de estos comercios cierra a los dos años como mucho. Solo queda adaptarse a los tiempos y comerse el coco para hacer frente a las multinacionales".
Socialmente "hay más conciencia en la gente de fuera, que está comprando pisos para pasar aquí los últimos años de sus vidas". Los gaditanos "no saben el patrimonio que tienen. De hecho, perdimos el tren de la Unesco para nombrar al casco histórico Patrimonio de la Humanidad. No dimos los pasos necesarios. Ahora, en la lista de candidatos hay 200.000. Es algo saturado. Hubiera sido un gran reclamo cultural para la ciudad".
El mar dejó de traer prosperidad. Si acaso una migaja con los cruceros. "Es muy positiva la llegada de turistas, pero es preocupante en cuanto a la llegada de mercancías. Sin la terminal de contenedores nueva y encima con la marcha de la naviera OPDR. Si por el mar no llega el dinero, Cádiz lo tiene crudo", argumentó. Apuntó por último un atisbo de avance social y económico. "Sí creo que estamos supercomunicados y los ciudadanos de la Bahía hacemos mancomunidad, la que no han sido capaces de hacer los ayuntamientos. Esa es de las únicas salidas que le quedan a Cádiz".
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