Cádiz

Bajo los coches está la Plaza

  • Cientos de familias disfrutan la peatonalización del espacio y piden más

Concentración motera en Cádiz.

Seguramente nunca hubo una playa bajo los adoquines de la Plaza España, pero cientos de familias descubrieron ayer que debajo de los coches que diariamente aparcan y circulan a su alrededor estaba la plaza. La plaza como un espacio público para disfrutarlo en toda su dimensión. Sin ruidos, sin humos, sin peligro para los más pequeños. Un entorno para recrearse sin la prisa de quien sale a la guerra contrarreloj de entre semana, sino a encontrarse con los demás y compartir juegos, charlas, música, teatro y comida. En eso volvió a convertirse ayer la plaza gracias a la jornada de peatonalización que organizó la Delegación de Movilidad que encabeza Martín Vila.

Un mercadillo de variopintas mercancías de género friki ocupó el lugar donde suelen aparcar los coches de los diputados provinciales. La entrada de los autobuses a la parada de Diputación se transformó en una improvisada pista de skate -esta tribu urbana, cada vez más numerosa en la ciudad, sigue reclamando una en condiciones- y la isleta de estacionamiento de motos, en un improvisado patio de butacas plagado de padres con los más pequeños a los hombros coreando las canciones de un mini musical a cargo de Valle de Cuentos. Muy cerca, decenas de niños y mayores se entretenían componiendo hamas, una especie de mosaicos de plástico multicolor.

En la banda de las Cinco Torres, la maestra ciclista de Urban Bikes instruía a una manada de tiernos aprendices sobre cómo circular sobre dos ruedas sin partirse la crisma, mientras que los expertos de la Asamblea Ciclista adoctrinaban sobre cómo aparcar la bicicleta y no volver y encontrarte sólo con el cuadro. Más adelante, en la esquina de las Cuatro Torres, muchos curiosos se acercaban al estand de Muving para probar uno de sus ciclomotores eléctricos y aprender a alquilarlos a través del móvil. Están encuestando a potenciales clientes con el fin de saber dónde conviene aparcarlas. Tuvo mucho éxito un circuito de minimotos de Torrot.

Las madres y padres del colegio José Celestino Mutis se decantaron por los juegos tradicionales -algunos se enteraron ayer de qué era una rayuela-, por la pintura de murales en medio de la carretera, y por una comida casera, después de un interesante taller de seguridad camino del cole. Y como todo es posible en Cádiz, el momento surrealista llegó a eso de las 13:45 cuando una caravana de unas 500 motos arribó a las inmediaciones de la plaza. La Subdelegación del Gobierno les había autorizado una concentración por la retirada de los guardarraíles sin tener en cuenta la jornada municipal consagrada a los peatones. "No sabíamos nada. La Policía Local nos avisó esta misma mañana", dijo uno de los organizadores. Después de un cuarto de hora de confusión aparcaron junto a la valla del muelle y algunos se sumaron a las actividades peatonales, que continuaron durante toda la tarde.

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