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Cádiz

La ciudad de la 'marcha atrás'

  • En los últimos años varios proyectos se han modificado por la presión vecinal

Hace ahora un año la ciudad se despertó con la firme intención de la Delegación Provincial de Cultura de proteger de la piqueta el edificio de la Aduana, en la plaza de Sevilla. La decisión afectaba de lleno al diseño ya aprobado por todas las administraciones implicadas en el proyecto de la reordenación de todo el suelo ferroviario y su entorno, incluida la propia Junta de Andalucía.

A esta polémica protección se llegó tras una efectiva campaña impulsada desde una autodenominada 'Plataforma en favor de la Aduana', que en unas semanas consiguió recabar unas tres mil firmas de otros tantos ciudadanos provocando una 'presión' que resultó suficiente como para que Cultura se doblegase y pusiese en más de un apuro a la propia administración regional. Todo concluyó con una obligada marcha atrás de Ayuntamiento, Junta y Adif, obligando al cambio de diseño en el Plan Plaza de Sevilla y a un retraso en las obras.

Un año más tarde, es otra plataforma ciudadana la que, esta vez sin recogida de firmas, parece que va a conseguir un nuevo cambio de diseño en otra obra de las que se consideran 'emblemáticas' y 'esenciales' para el desarrollo de la ciudad: el Castillo de San Sebastián.

En este caso, el ojo ciudadano se ha posado sobre el plan de recuperar el muelle del Socorro y convertirlo en un pequeño puerto de acceso, y salida, al renovado Castillo, que será pieza esencial para los actos que en Cádiz se celebrarán en el 2012 con motivo del Bicentenario de la Constitución de 1812.

Por lo dicho por Luis Pizarro, presidente del Consorcio, y por la alcaldesa, Teófila Martínez, las plataformas ciudadanas se apuntarán un segundo tanto eliminando el proyecto del muelle, tal y como está ahora planteado, de la operación del Castillo que, por mucho que digan sus promotores, quedará aún más diluida. La duda es ya qué es lo que se quiere del Castillo pues por diversas cuestiones se han limitado las actuaciones urbanísticas a realizar en su interior y el periodo en el que estará abierto al público.

En todo caso, la presión de colectivos ciudadanos, más ruidosos en sus reclamaciones que amplio en número, vuelve a cambiar por segunda vez en un año un proyecto urbano. El temor a las críticas sobre la gestión política pueden más que el mantenimiento de un modelo de ciudad ya votado en las elecciones.

Pero el muelle del Socorro y la Aduana no son los dos únicos ejemplos de 'marcha atrás' dadas por las administraciones públicas en la ciudad. A lo largo de los últimos años se han guardado en los cajones de los despachos oficiales actuaciones vendidas a bombo y platillo antes de que saltase la polémica sobre ellos.

En algunos casos esta marcha atrás ha tenido escasa relevancia ciudadana, como el proyecto de cambiar los árboles de la Avenida anunciado por el recién llegado PP al Gobierno local y rápidamente paralizado por las 'quejas' de grupos ecologistas. En otras, sin embargo, el impacto futuro de lo realizado será soportado por las generaciones futuras.

Uno de los ejemplos más evidente es el proyecto del Centro de Estudios Constitucionales, el Faro de las Libertades, que la Junta quería dejar como legado para el Cádiz del Bicentenario. El ambicioso plan suponía unir el colegio de San Felipe, el Oratorio y su edificio anexo junto al Museo de las Cortes en un gran complejo dedicado al estudio y la investigación de las constituciones, potenciando además el hoy reducido museo donde se ubica la mal valorada maqueta de la ciudad.

Este proyecto, que hubiera supuesto un claro enriquecimiento para todo su entorno y una clara apuesta por el Cádiz cultural, se vino abajo por la protesta de los padres de alumnos del Colegio de San Felipe (curiosamente, algunos de ellos se han trasladado a otros centros) y el nulo apoyo del Ayuntamiento. La Junta no quiso, como ahora con el Castillo, entrar en conflicto y modificó el proyecto trasladándolo a una sede más pequeña y menos conflictiva que hoy, a dos años del 2012, aún no se ha encontrado.

Otra gran operación modificada a última hora es el puente de La Pepa. El proyecto tuvo que incluir un tramo móvil para permitir el paso de hipotéticos barcos construidos en el astilleros de Puerto Real con más de 70 metros de altura. La presión de Navantia fue en este caso fundamental y especialmente costosa aunque desde Fomento se tiene claro que la factoría naval de la Bahía nunca hará un barco de estas características.

Estrechamente unido al segundo puente se encuentra el diseño de la rotonda de acceso del mismo a la ciudad.

Aquí el Ministerio de Fomento siempre tuvo clara la necesidad de una rotonda con un paso subterráneo que conectase las avenidas de la Bahía y de las Cortes. Decían, entonces, que no había alternativa posible pues sino se provocaría un colapso de tráfico. Meses más tarde lo que era imprescindible acabó por tornarse posible. Con maqueta incluida, el Ayuntamiento acabó por salirse con la suya y con su diseño de rotonda.

En un plano más doméstico, el Gobierno municipal también tiró a la papelera el trabajo realizado por sus técnicos para la instalación de un quiosco en la plaza de la Estrella, junto a la playa de Santa María del Mar. El proyecto, adjudicado incluso a un hostelero gaditano, incluía la apertura de una pequeña cafetería y el arreglo de todo el entorno, especialmente deteriorado. Sin embargo, vecinos de la zona se manifestaron contrarios a este nuevo equipamiento que iba a dar vida a una plaza hoy abandonada y sin apenas uso. El Ayuntamiento se plegó ante esta limitada protesta y modificó el proyecto, aún no realizado y del que ya se ha desligado el anterior adjudicatario. Curiosamente, una protesta similar se produjo respecto al quiosco levantado junto a la playa de La Caleta, debido a su impacto visual. La obra, en este caso, sí se ejecutó tal y como se había diseñado por parte de los técnicos municipales.

La Autoridad del Puerto de la Bahía de Cádiz también ha dado marcha atrás en algunos de sus planes de desarrollo. Es el caso del relleno anunciado en el puerto utilizado por el Real Club Náutico. Aquí, a las protestas de este colectivo se le unió una modificación en el proyecto de ampliación del suelo portuario, con la prevista terminal de contenedores de Levante.

La ciudad tiene en marcha o en previsión diversos proyectos de especial interés para afianzar su crecimiento. Está por ver cuál será la realidad de lo que ahora se nos presenta en los papeles. En manos de futuras plataforma ciudadanas está que salgan o no adelante.

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