Desvío de fondos en la Universidad

El chalet del catedrático Valls le costó a la UCA 730.000 euros

  • La Policía finaliza su investigación sobre el docente que desvió dinero para vivir en Vistahermosa

Entrada del chalet de Valls en Vistahermosa

Entrada del chalet de Valls en Vistahermosa / Julio González

La Policía Nacional ha dado por finalizada la investigación sobre el presunto desfalco del catedrático de Medio Ambiente de la Universidad de Cádiz (UCA) Tomás Ángel Valls, al que desde hace casi dos años se le rastrea la pista de un desvío de fondos de su departamento de más de un millón de euros.

La investigación, de momento, sólo ha probado 730.000 euros, lo que costó construirse un chalé de 500 metros cuadrados en Vistahermosa en una parcela de 800 metros cuadrados que, eso sí, pagó él. El resto, al parecer lo pagó la UCA con fondos destinados al estudio de la contaminación de aguas marinas en el litoral de la Bahía de Cádiz. "RNM375: Contaminación de sistemas acuáticos", se llamaba el grupo de investigación al que traicionó.

Europa aportó dinero para ello. Es probable que no sepamos en el futuro mucho más de esta materia. De la contaminación de los sistemas acuáticos.

Detención del catedrático

Valls declaró como detenido en comisaría la pasada semana (se negó a declarar) para conocer cuáles eran las conclusiones de las pesquisas. Ahora será citado a juicio acusado de malversación de caudales públicos, blanqueo de capitales, asociación ilícita, estafa y falsedad documental.

Con él, han sido detenidos también su mujer, Inmaculada Riba, igualmente docente en la Universidad de Cádiz en su mismo departamento, y otras seis personas. Estas personas son trabajadores de la construcción, los responsables de las empresas de Sanlúcar que contrató Valls para levantarse "la mansión" de Vistahermosa, como la definen en comisaría.

El método del desfalco

Ni uno solo de los 730.000 euros que Valls facturó por su chalet pasó por su cuenta corriente. El método era el siguiente. Consistía en que la empresa de construcción elegida sabía que tenía que emitir una factura a nombre de una de estas tres entidades: Universidad de Cádiz, Universidad de Jaén o FUECA. Ellos, según la Policía, eran sabedores del fraude que estaban cometiendo, ya que era condición obligada para trabajar en este lugar en un tiempo en que era difícil encontrar trabajo en el sector.

Pero lo que llama la atención es que las facturas eran nítidas. "Lo que nos llamó la atención al empezar la investigación es que las facturas no eran de laboratorios de química, de microbiología o de lo que fuera que investiguen en una cosa de éstas. Las facturas estaban a nombre de empresas de construcción, de fontanería, de domótica. ¿Qué tiene que ver una cosa con ésta?", explican fuentes policiales. "¿Y la UCA no veía esto?". Las fuentes policiales se encogen de hombros.

Valls reconoció la sustracción, pero aseguró que el desfalco no había sobrepasado los 20.000 euros, que fue la cantidad que devolvió y que tenía que ver con una serie de máquinas frigoríficas y otros elementos que acabaron convirtiéndose en electrodomésticos de su casa.

Nada más conocerse los hechos, la Universidad de Cádiz, que fue la que denunció la pérdida de estos fondos, suspendió al catedrático de empleo y sueldo hasta que se resolviera el caso. Hasta ese momento, Valls era un científico de reconocido prestigio en todo lo referido a la investigación medioambiental.

Cuando se produjo la denuncia, en los últimos días de 2017, Valls estaba en un congreso en Río de Janeiro, por lo que se barajó la posibilidad de que hubiera huido, pero el catedrático regresó al finalizar este encuentro académico y se presentó a declarar en el Juzgado de instrucción número 1 reconociendo en parte los hechos, según su abogado.

Pero la curva exponencial de facturación no se ajusta con la autoinculpación de Valls. En un periodo concreto, entre 2012 y 2013, no paran de salir facturas con destino a la UCA. A finales de 2013 el flujo cesa, pero no para el goteo. La casa ya está terminada, pero hay nuevas facturas, pequeñas, algunas firmadas por la esposa del catedrático, que siguen perteneciendo a pequeños arreglos o a la instalación domótica, que hace una empresa catalana. Fueron llamados a declarar. Llegaron tarde al reparto. No cobraron. El pastel estaba al descubierto. Aunque el chalet está embargado, Valls, que está en libertad, sigue viviendo allí. Vive en la prueba del delito.

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