Cádiz

La cesta de la compra se dispara a las puertas de la Navidad

  • Detallistas y consumidores del Mercado Central de Cádiz coinciden en resaltar la considerable subida de precios de los alimentos de primera necesidad

Un pescadero del Mercado Central de Cádiz entrega una compra a una clienta.

Un pescadero del Mercado Central de Cádiz entrega una compra a una clienta. / Jesús Marín

Dicen los expertos que estamos ante la mayor subida de precios en tres décadas. Que la carestía de la materias primas y el aumento del recibo de la luz y del precio del transporte, que amenaza huelga en Navidad, afectan a la cesta de la compra. Se ajustan costes y beneficios, mientras los consumidores sufren la inflación en sus bolsillos. En Cádiz, ningún sitio como el Mercado Central sirve de termómetro de la realidad económica, del día a día de los hogares y de la situación de los vendedores. Las fiestas navideñas se acercan y el gasto se dispara.

“Los huevos me cuestan ahora un 15 por ciento más. Me dice el proveedor que es por la subida de la gasolina, la luz y el transporte. Y que va a subir más antes de Navidad”, dice Esmeralda Remesal tras el mostrador de su recova. “Solo he subido 10 céntimos los huevos. También me cuesta 30 céntimos más el pollo entero”, indica. Loli Sandoval llega al puesto y se suma a la conversación. “La bombona de butano está ya a 19 euros, 20 con la propina. Ha llegado a estar a 13 euros”. “El aceite y la leche de un día para otro sube tres o cuatro céntimos. Lo he notado en las dos últimas semanas”, expone Asunción Sainz, otra clienta.

Los vendedores señalan lo que sus proveedores argumentan: han subido la luz y el gasoil

En el puesto de pescados Manolito, su propietario, Juan Manuel Cano, califica de “desorbitados” los precios. “Por el transporte y el gasoil. Y la luz que consumen las cámaras de refrigeración del pescado”, argumenta. Asegura que vendía el kilo de pez espada a 16 euros a primeros de agosto y ahora lo tiene a 22,80. Lo compraba a 6 euros y lo está pagando ahora a 13. “El proveedor me dice que hasta que no baje la luz, no bajará el pescado”, concluye.

Dice Ismael Sánchez, que regenta una frutería, que la coliflor la pagaba a 75 céntimos y ahora a 1,15, pero no ha notado una subida como para asustarse. En otros puesto de frutas, llamado Mari Carmen, Juan Carlos Herrera explica que falta mercancía. “No hay esa alegría de hace dos años. Habrá sido por el Covid y por mano de obra mal pagada”, estima. Muestra un racimo de uva italiana, al precio de 2,99 euros el kilo. “El año pasado estaba a un euro. 2,30 con IVA incluido me cuesta a mí. El kilo de plátano de primera calidad me cuesta 2,25 más IVA y lo vendo a 2,80. Por eso muchos clientes, asustados, eligen la banana, que es más barata”. Hace un gesto con las manos que viene a decir que maneja extensas facturas y exiguos beneficios. Llega Pedro Fernández Melu, carnicero de la Plaza ya jubilado. Sabe de lo que habla. “En fruta y verdura lo que antes costaba cinco euros ahora cuesta 6,5. A mí me encanta la pescadilla negra, que estaba antes a cinco euros y ahora a 6,80 o 7”, relata.

Paquito Abeijón, propietario de la taberna El adobo, en la confluencia de Rosario y Beato Diego, aparece echando un vistazo por la zona del pescado. Cifra en un 15 por ciento el aumento de los precios en general. “Me han subido el precio de la cerveza. Llevo ocho años con la caña a 1,50. Si la pongo a 1,60 se me quejan los clientes”, admite. “El salmón estaba a 16 euros y ahora a 18. Los calamares también han subido. Todo el pescado que viene de Marruecos está ahora más caro”, añade.

Eva María Bravo confirma en su panadería lo que los expertos en economía defienden. “Traigo el pan de Benalup y ya me han aumentado el precio, dicen que por la gasolina y el transporte”. El kilo de pan le cuesta 30 céntimos más. “Le gano 50 céntimos a cada kilo, ¿cuánto tengo que vender para verle color? Y los clientes te dicen que ellos tienen el mismo sueldo”, lamenta. Eva María no puede llenar el mostrador de mantecados “porque es complicado darles salida” y los encarga “a petición de los clientes, porque están más caros ya que han subido la harina y las almendras”.

“No puedo subir los precios, pero me he visto obligada a cobrar las bolsas de plástico. Antes no lo hacía. En enero tendré que subir precios, no tengo más remedio”, avisa Eva María.

Difícil encrucijada para los vendedores, que ven decrecer su margen de beneficios y se ven obligados a incrementar tarifas. Un complicado equilibrio al que deben llegar con la Navidad a las puertas.

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