La caída del Muro, desde otra mirada
Las gaditanas Ana Liberal y Patricia Guerrero, residentes en Berlín, cuentan su percepción de la efemérides en la capital alemana A su juicio, la población no está muy interesada en la celebración
"¿Qué si sé que es el 25 aniversario de la caída del Muro?... Hombre, desde que llegué aquí, entre cursos de integración y orientación, nos lo habrán dicho como unas 1.500 veces. La caída del Muro fue el 9 de noviembre de 1989". Patri tiene bien aprendida la lección, al igual que Ana. Las dos, Patricia Guerrero y Ana Liberal, son gaditanas y las dos residen en Berlín. Las dos están viviendo bien de cerca el 25 aniversario de un hecho que cambió el mundo y, sin embargo, y a pesar de que una joven y otra no se conocen, coinciden en que a los berlineses "no les preocupa tanto" como otros asuntos candentes en la capital alemana: "la dimisión del alcalde, las obras en el aeropuerto de Templehof y la huelga de transporte público de trenes y SBahn", enumeran.
De hecho, Liberal asegura que "sobre todo son los extranjeros, más que los propios alemanes, los que se muestran emocionados" con la efemérides. "Das weiß ich nicht, interessiert mich nicht" (Eso no lo sé, no me interesa)", le responde a Patri una compañera de trabajo cuando le pregunta sobre los actos que tienen lugar hoy en la ciudad.
Eventos conmemorativos que, tal y como ambas nos cuentan, consisten en "un concierto gratuito en la Brandemburger Tor" y "un festival de luces a lo largo de todo el Muro" con "suelta de globos" como metáfora de la desaparición de esta línea divisoria, una de las actividades a la que se le ha dado "una mayor publicidad".
Ana, que llegó a la ciudad en abril de 2013 y trabaja como contable en una empresa química, tiene previsto no perderse ninguno de estas citas.
La gaditana de 30 años piensa, que a pesar de la desidia de los berlineses, las actividades contarán con mucho público porque "el Muro es una atracción turística importantísima" y a estos actos "se les ha hecho bastante promoción". Le ha llamado la atención el gran reclamo que ha significado "la creación de un centro comercial en honor a la caída del Muro" y el anuncio que Coca-Cola ha diseñado expresamente para la ocasión "con su típica musiquita comercial que te entran ganas de llorar... Y con imágenes de la caída del Muro, los reencuentros de las familias..."
Algo menos sentimental, Patri confiesa que se va a Praga. "Este finde tengo un viaje", ríe la joven, que reconoce que no planificó bien la escapada. "Oye, pero eso significa que tampoco se le ha dado tanta publicidad, ¿no?", se disculpa aunque, sin saberlo, contraviene la percepción de su paisana. En lo que coinciden ambas es en que llegaron a la primera potencia europea buscando una salida laboral porque la situación de nuestro país en este terreno "es dramática".
Patricia Guerrero aterrizó en Berlín en junio de 2012 a través de unas prácticas de empresa asociadas al curso Universem de la Universidad de Cádiz. Actualmente trabaja en el departamento de química inorgánica del laboratorio medioambiental SGS (Institut Fresenius) y, a pesar de su ausencia en las celebraciones del aniversario, desde que llegó a Alemania le ha interesado "mucho" la convulsa historia del país y, sobre todo, la versión de los berlineses que vivieron "en la DDR" ( República Democrática Alemana).
"Es sabido que en los últimos años antes de la unificación, el nivel de corrupción de la DDR era brutal, que la tasa de suicidios era muy alta, que gran parte de la población vivía en estado de pobreza... Pero desde que llegué aquí, y conocí a gente de Berlín que se ha criado en la DDR, me pregunto si esa información no estaba un poco manipulada para justificar la unificación", se plantea Patri, que convive en su trabajo tanto "con jóvenes que han crecido en una Berlín unificada" como con "personas más mayores, casi a punto de jubilarse que vivieron en la DDR". "Y toda la gente que he conocido de la DDR, sin excepción, me han dicho que no querían la caída del Muro, no querían la unificación. Sin embargo los de la DBR (República Federal Alemana) criticaban con gran entusiasmo a la DDR y defendían la bonanza de la caída del régimen comunista", argumenta la gaditana que, entre unas opiniones y otras, se siente "muy contrariada" con este tema.
A Ana le han sorprendido algunas de las historias que le han narrado sobre la vida en uno y otro lado. "Un alemán del Oeste se enamoró de una joven del Este. La imposibilidad de estar juntos le llevó a rehacer su vida junto a otra mujer, muy parecida a su primer amor. Años más tarde este ciudadano de la República Federal propone a su novia ir a ver una ópera a la República Democrática. En un momento dado se ausenta al baño y nunca más vuelve. Había recogido a su primer amor del lado Este y le había dado el pasaporte de su novia del Oeste, por lo que ambos pasaron la frontera juntos".
Para Ana "lo que más agradecen los del lado Este es saber un poco de ruso y haber conseguido todo lo que tienen gracias a su esfuerzo". De todas formas, matiza "no les gusta mucho hablar del antiguo régimen".
Patricia ratifica, en cierta manera, ese mutismo ya que en su trabajo "nadie había comentado nada" del aniversario del Muro hasta que ella empezó a preguntar con motivo de este reportaje. También se ha asombrado "de que me dijeran que el Muro cayó en 1989 pero que Alemania no se unificó hasta el año siguiente". "Me contaban que ellas -sus compañeras de trabajo nacidas en la DDR- no pudieron pasar a la zona capitalista hasta julio de 1990, lo que me hace pensar que tal vez el año que viene celebren con más entusiasmo lo que en realidad significa la caída del Muro. O no", cuestiona la gaditana.
De lo que no tiene ninguna duda es de que los alemanes, "al menos los que yo conozco", precisa, "no están especialmente entusiasmados con este aniversario". La indiferencia llega al punto de que hasta en las todopoderosas redes sociales, los contactos alemanes de Patricia "no han hecho ni un comentario sobre el tema, nada".
"Me da la impresión de que este hecho forma parte de una historia que no les gusta y, sobre todo, de la que no les gusta hablar. Los alemanes son muy reservados para eso. Es como si les obligasen a celebrar algo que, en realidad, quieren olvidar. Es como si Alemania, para contentar a Europa, celebrara la caída del Muro, pero sin los alemanes. Como un trámite que tienen que hacer y, a ellos, la burocracia se les da muy bien. Esa es la sensación que yo tengo".
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