Cuando Cádiz levantó su puente (II)
Historias de Cádiz
Proyecto de ciudad entre el Rio San Pedro, los Toruños y Valdelagrana
San Fernando encargó un estudio técnico contra la construcción sobre la bahía
La construcción del puente sobre la bahía de Cádiz, que lleva el nombre de José León de Carranza, contó con la fuerte oposición de algunas poblaciones de la provincia, particularmente San Fernando. En los años sesenta del pasado siglo, una obra de esa envergadura apartaba a San Fernando del eje principal Sevilla-Madrid y afectaba a grandes terrenos de Puerto Real y El Puerto de Santa María.
El alcalde de Cádiz, José León Carranza, señaló al Gobierno que el puente sobre la bahía llevaría aparejada inmediatamente la revalorización de unos terrenos que hasta entonces no valían apenas nada. Estos terrenos eran los del Río San Pedro, en Puerto Real, y los Toruños y Valdelagrana en El Puerto de Santa María.
El alcalde de Cádiz propuso al Ministerio de la Vivienda que todos esos terrenos pasaran de manera inmediata a propiedad estatal para evitar la especulación, que se proyectara un Polígono con ordenación de esos terrenos, y que las plusvalías fueran destinadas a a amortizar las obras del puente.
En efecto, la mayor parte de esos terrenos, entonces sin apenas valor, pasaron a propiedad estatal y el arquitecto del Ministerio de la Vivienda Muñoz Monasterio elaboró un detallado proyecto con viviendas, zonas industriales, zonas verdes y deportivas desde el río San Pedro hasta Valdelagrana.
Estas ideas de Carranza fueron rechazadas de plano por los ayuntamientos de El Puerto y Puerto Real, ya que suponía disponer de sus terrenos dejándolos al margen y, sobre todo, porque no estaban dispuestos a consentir que plusvalías sobre sus términos municipales pasaran a pagar las obras del puente que llevaba a cabo exclusivamente Cádiz capital.
El alcalde de El Puerto, Luis Portillo, llegó al enfrentamiento directo con Carranza y éste, en carta al ministro de la Vivienda, citada por Fernando Guilloto en su libro sobre el Puente, le decía: “mi examigo el alcalde de El Puerto ha amenazado con matarme cosa que, como vd verá por la presente, hasta ahora no ha conseguido”.
El alcalde de Puerto Real Alfonso López Martínez envió una carta protestando que el Ayuntamiento de Cádiz pretendiera disponer de parte de su término municipal para organizar su expansión y para financiar las obras del puente.
Lo cierto es que la razón correspondía a cada parte. Los terreno s eran indiscutiblemente de Puerto Real o El Puerto, pero la obra que revalorizaba esos terrenos era ejecutada y pagada por el Ayuntamiento de Cádiz.
Pero la principal y más dura oposición a la construcción del puente sobre la bahía de Cádiz vino de San Fernando, que igual que se opuso al primitivo proyecto de 1928, lo hizo con el que sería primer puente sobre la bahía., en uso, por supuesto, de sus más legítimos derechos.
San Fernando encargó un detallado estudio a prestigiosos ingenieros para oponerse a la construcción del puente. Dicho estudio, del que tomamos nota a través del libro de Fernando Guilloto ya citado, señala que un puente sobre la bahía de Cádiz perjudicaba notablemente la industria salinera, muy importante en aquellos años, y dificultaba el tráfico marítimo con La Carraca.
Dicho estudio proponía, como mejor para todos, la construcción de una variante por San Fernando y ganar terrenos al mar por el interior de la bahía, lo que proporcionaría miles de metros cuadrados edificables que permitirían la unión de Cádiz con la Isla.
El estudio isleño también atacaba el proyecto de puente en sus aspectos técnicos, citando el caso de varios puentes, similares al que pretendía Cádiz, que se habían desplomado.
El Ayuntamiento de San Fernando, presidido por García Ráez, oficial de Infantería de Marina, llegó a recurrir disposiciones administrativas derivadas de Consejo de Ministros presididos por Franco, lo que en aquellos años no dejaba de tener mérito.
El gaditano Benito Cuesta reflejó con gracia la situación de muchos ciudadanos.
“Pero yo estoy pensando
si me podré acostumbrar
a ir a Puerto Real
sin pasar por San Fernando,
y por correr a Madrid
perder lo que se encierra:
la sal y el sol de esta tierra
que es lo que ayuda a vivir;
el alegre ir y venir
de gente en La Mallorquina
el bullir de la Marina
el alegre sonreir
de una cara bonita...
y una media botellita
en el “Maestro Luis”.
Yo no cambio lo de aquí
por esa costa de enfrente,
que le vayan dando al puente
y la Isla y Cádiz “pa” mi.”
La Marina de Guerra también puso objeciones a la construcción del puente ya que el mismo dificultaba el acceso y salida de los buques de La Carraca, pero el proyecto definitivo aceptó todas las condiciones y sugerencias.
Muy importantes fueron las dificultades expuestas por la industria salinera, que ocupaba por aquellos años a gran cantidad de jornaleros. Estas objeciones también fueron resueltas estableciendo que si el puente modificaba el funcionamiento de las salinas, el coste de su arreglo sería a cargo del Ayuntamiento de Cádiz.
Todas estas dificultades fueron salvadas por el Ayuntamiento de Cádiz y por el empuje y decisión del que entonces era alcalde, José León de Carranza. El tema del puente llegó a ser de todos los gaditanos de la época, que lo tomaron como asunto personal.
También hubo discrepancias personales que fueron contestadas inmediatamente por el alcalde con su natural pasión.
En próximo artículo trataremos sobre el curioso proceso llevado a cabo para dar nombre a este primer puente sobre la bahía y a la negativa de José León de Carranza a que llevara el suyo.
También te puede interesar
Contenido ofrecido por Turismo de Ceuta
Contenido ofrecido por CEU en Andalucía