"Tuve un ataque de pánico, no sabía cómo salir de allí"

Cuando Jose Delgado olió a chamusquina se volteó en la cama y pensó que algún vecino se iba a tener que comer las tostadas del desayuno demasiado hechas. Hacía apenas una hora que se había acostado tras una noche de pesca y tintos de verano con unos amigos. Estaba de vacaciones, así que haría falta un incendio tipo El coloso en llamas para sacarlo de la cama. Tres cuartos de hora después el olor a quemado era tan pertinaz que Jose decidió que ya era hora de echar un vistazo y ver qué demonios ocurría. "Al levantarme vi que había entrado algo de humo en mi casa. Me asomé a la terraza y comprobé la gran humareda que venía de abajo. No se veía nada, así que pensé que la casa de mi vecino de abajo estaba ardiendo, por lo que salí pitando para irme hacia la azotea. Pero entonces llegó lo peor. Abrí la puerta de la casa y comprobé que todo el exterior estaba inundado por una densa humareda". Entonces se le ocurrió cubrirse con una manta húmeda e intentar alcanzar la azotea, distante sólo tres plantas, ya que vive en un noveno. Rápidamente cerró la puerta y se encaminó hacia el baño para mojar la manta. Abrió el grifo y no pasó nada. "Joder, lo que faltaba". Media botella de agua Lanjarón en el frigorífico fue su salvación. Vertió un poco en una toalla, se la aplicó en el rostro e intentó ganar la escalera. "Fue en vano, al poco tiempo me di cuenta de que sería imposible, no podía respirar y empecé a marearme, así que no me quise arriesgar a perder el conocimiento y me volví a meter en la casa".

Jose reconoce que pasó momentos de auténtico pánico. "Los bomberos me decían que me quedara en la terraza y que pusiera trapos mojados debajo de las puertas, pero como no tenía agua tuve que humedecerlos con Coca-Cola. Me insistían que cuando pudieran me rescatarían, pero yo tenía la sensación de que era el único al que no habían evacuado. Por lo que se ve llamaron a la puerta de mi casa pero tendría que estar dormido, porque yo no salí".

Jose Delgado estuvo cerca de una hora y media en la terraza, con serios problemas de respiración y viendo el infierno que se había desatado en su edificio. "Reconozco que tuve un ataque de pánico. Me puse a llorar, muy nervioso porque le veía mal color al tema. Se me pasó por la cabeza pasarme al balcón de al lado para intentar ir poco a poco acercándome a algún sitio con menos humo. Estaba muerto de miedo y viviendo una situación angustiosa". Jose asegura que no se le pasó por la cabeza que pudiera morir a consecuencia del incendio, "pero está claro que no le veía fácil final a la situación".

Abajo, justo a la réplica de la Diosa Gades del Paseo Marítimo, su hermano Jesús y su hermana veían impotentes cómo nadie podía rescatarlo. Su hermano Paco lo llamó por teléfono y estuvo diez minutos tranquilizándolo. "Estaba muy nervioso -aclara Paco-, llorando y diciendo que la cosa estaba muy fea. Hablé con él y poco a poco se fue tranquilizando hasta que los bomberos pudieron rescatarlo".

Una vez que el humo se fue disipando, los bomberos entraron en su casa y lo llevaron a la azotea, "aunque estaba con mucha ansiedad y con serios problemas para respirar. Tenía muy mala cara, así que me dijeron que lo mejor sería llevarme al hospital de campaña que habían montado en la calle Brasil. Rompieron una ventana y por ahí me pasaron al hotel Try Caleta, desde donde ya pude salir".

Abajo Jose fue atendido con oxígeno, aunque su estado hizo recomendable llevarlo al Puerta del Mar para someterlo a unas pruebas médicas que, por suerte, no arrojaron ningún problema serio. De hecho Jose recibió el alta y la noche de ayer la pasó en casa de su madre. "Nos han comentado -decía ayer- que la aseguradora nos va a pagar un hotel e incluso la comida mientras que no podamos volver a nuestras casas".

Jose asegura que si el incendio se hubiera producido alguna hora antes "podría haber ocurrido una tragedia". Por fortuna, poco a poco Jose Delgado va recobrando la calma y ahora sólo falta que en unas semanas pueda regresar a su vivienda.