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Arte solidario

El arte también da de comer

  • El pintor gaditano Pablo Fernández-Pujol pone a la venta acuarelas de su serie ‘Bichos’ para destinar íntegramente la recaudación al comedor María Arteaga

Las acuarelas de 'Bichos', de Fernández-Pujol, que se venden a beneficio del comedor de María Arteaga.

Las acuarelas de 'Bichos', de Fernández-Pujol, que se venden a beneficio del comedor de María Arteaga.

Comer del arte es la expresión, quizás demasiado simplista, que resume ese anhelo del artista, del creador, por no depender de otros trabajos para salir adelante en la vida. Porque, además de transmitir emociones, el artista aspira siempre a poder vivir de su obra en cualquiera de las múltiples manifestaciones artísticas que conforman el complejo mundo cultural. Y es en medio de esa aspiración vital donde surgen iniciativas solidarias como la del pintor Pablo Fernández-Pujol (Cádiz, 1977), que ha querido ser sensible a la situación de emergencia social provocada por el coronavirus y ha puesto a la venta una amplia serie de acuarelas de pequeño formato para destinar la recaudación, íntegramente, al comedor de María Arteaga de Cádiz, en una demostración de que el arte también puede servir para dar de comer.

Fernández-Pujol, afincado en Málaga pero atrapado en muchos aspectos por sus raíces gaditanas, emula así la propuesta de arte solidaria lanzada por el dibujante algecireño Ismael Pinteño –“uno de los mejores ilustradores del país”, afirma Fernández-Pujol–, que puso a la venta una serie de dibujos preparatorios de sus proyectos a beneficio de comedores sociales de Algeciras y Trebujena. El éxito de su campaña, con 7.000 euros recaudados, impulsó a Fernández-Pujol a emprender una campaña similar para Cádiz.

Y los primeros resultados son positivos: en lo que llevamos de mes, las acuarelas de la serie Bichos, las que ha puesto a la venta Fernández-Pujol a un precio de 80 euros, ha logrado recaudar cerca de 2.400 euros, después de vender una treintena de obras de pequeño formato (30x20 centímetros) de esta serie brillante y sumamente colorida.

Pablo Fernández-Pujol se muestra convencido de que el arte puede convertirse “en una herramienta solidaria”, y por eso lanzó a través de las redes sociales esta iniciativa que tan buena respuesta está teniendo y con la que, además, ha querido acordarse de uno de los comedores sociales más veteranos de la capital gaditana, poseedor de una seria trayectoria en el campo de la emergencia social y que, como recuerda el propio Pablo, atiende tanto “a personas sin hogar como a familias sin recursos”.

Desde el comedor Virgen Poderosa, el centro al que da nombre popular la calle del barrio de La Viña en que se encuentra ubicado, agradecen “profundamente” la iniciativa solidaria del pintor gaditano. Lo hace Raquel Guerrero, administrativa de un centro cuyo comedor se encuentra ahora mismo cerrado por el estado de alarma aunque no ha parado su actividad porque sigue atendiendo diariamente a un buen número de personas necesitadas, con el reparto de la comida en recipientes de plástico.

Cada jornada, a la hora del almuerzo, son unas 80 personas las que reciben la ayuda de este centro. A ellas se unen las familias necesitadas: unas 20 antes de la llegada del covid que ahora aumentan a 35 porque muchas personas se han quedado en paro, otras están en un ERTE cuyas ayudas públicas están tardando y algunas trabajaban en casas que ahora, como un efecto dominó, han prescindido de sus servicios.

Con la inspección de Sanidad en curso, el comedor de María Arteaga sabe que cuando llegue su pronta apertura tendrá que poner en marcha medidas de seguridad extraordinarias que aumentarán los gastos ya de por sí altos: “El comedor tiene que adaptarse y esto implica un reajuste en el trabajo y una inversión económica en limpieza y alimentación, lo que conlleva una gran dificultad que tenemos que realizar con mucho sacrificio, ya que somos una organización sin ánimo de lucro que mira tanto por el personal laboral como por los voluntarios y los usuarios del comedor”, explica Raquel Guerrero.

En esta coyuntura, con el servicio de la ropería además cerrado por seguridad, la iniciativa de Pablo Fernández-Pujol, y las que vengan en el futuro, es recibida como agua de mayo por el comedor. La forma de ayudar es sencilla y directa en el flujo del dinero: basta con ingresar 80 euros por obra con el concepto ‘arte solidario’ en la cuenta del comedor (ES80 2103 4022 15 3022123601) y enviar un correo (comedorvpoderosa@hotmail.com) con el recibo de pago y el nombre y la dirección en la que se quiere recibir el cuadro. El comedor traslada la dirección a Fernández-Pujol, que se encarga personalmente de enviar la solidaria acuarela.

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