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La ciudad

50 años de Paz

  • Hace medio siglo comenzó la urbanización de la mayor barriada de la ciudad. Hoy, la crisis social y económica saca a la luz sus problemas

Se llamó, hasta que el ministro fue defenestrado, Barriada Arrese, después fue conocida como las Mil Viviendas hasta que al poco recibió el nombre de Barriada de la Paz, por los '25 años de paz', que el régimen franquista celebró en 1964, cuando comenzaron las obras de urbanización de la que entonces y ahora es el mayor barrio de la ciudad, esta semana hace 50 años.

Poco antes habían concluido las labores de relleno de 43 hectáreas que la ciudad había ganado al mar, en el saco de la Bahía, ante la urgente necesidad de contar con suelo para construir viviendas, el gran problema ya entonces de la capital. Se actuaba desde la factoría de Astilleros hasta Puntales, rellenando el entonces polígono de Los Corrales y alejando definitivamente del mar a la pequeña industria bodeguera que en su día funcionó junto a la Segunda Aguada.

La primera fase de la nueva barriada se centró en la construcción de 90 viviendas de primera categoría, 205 de segunda y 685 de tercera. Las primeras, en edificios con mayor altura y con vistas a la Bahía, disponían de ascensor, de lo que adolecían las restantes promociones (equipamiento que en los últimos años se han ido añadiendo).

La gran mayoría de los primeros inquilinos eran vecinos de la propia ciudad, que residían en otros barrios, fundamentalmente del casco antiguo, en casas hacinadas o en malas condiciones. Manuel Molina, hoy presidenta de la Asociación de Vecinos Bahía Gaditana, una de las entidades que funcionan en el barrio, fue una de las primeras vecinas en llegar.

"Hubo un sorteo público para el reparto de las viviendas, que estaban divididas en cuatro modalidades. Aunque nosotros residíamos en las promociones más baratas, eran, y son, casas muy buenas, con mucha luz y bien construidas. Entonces, además, el barrio estaba lleno de zonas verdes que, con el tiempo, fueron desapareciendo (sustituidas por el cemento o por parterres regularmente cuidados por los propios vecinos)", recuerda Molina.

El barrio nació, sin embargo, con escasos equipamientos. Al contrario de obras promociones, y aduciendo que eran edificios levantados sobre suelo de relleno, ni se construyeron aparcamientos subterráneos (lo que con el tiempo ha provocado el colapso de muchas calles, ni se habilitaron zonas para el comercio, hasta que hace quince años una modificación del PGOU permitió la apertura de tiendas, algo que, en todo caso, apenas si se ha producido.

La ausencia de comercios en los primeros años obligaba a muchos vecinos a abastecerse mediante camiones que llegaban al barrio. Por no existir, no existía ni un centro escolar, aspecto éste sobre el que se lamentaba el entonces alcalde José León de Carranza en uno de sus discursos anuales sobre la gestión municipal. Curiosamente, pocos años más tarde, la barriada de la Paz contará con el mayor número de centros educativos de titularidad pública.

Hubo el compromiso de construir una galería comercial y el mercado público, que en cincuenta años no se ha cumplido.

Cincuenta años después, la barriada de La Paz sí dispone "del paseo marítimo más bonito de Cádiz", destaca Manuel Molina que, en todo caso, reclama más quioscos para animar la zona. Mira también cada vez menos de reojo al nuevo puente, que la dirigente vecinal espera ayude a activar la vida del barrio, aunque lamenta que no salgan adelante proyectos que, ubicados en las cercanías de La Paz, también hubieran servido para dinamizar sus calles, como el Hospital Regional y la Facultad de Medicinas. Hoy viven en estos 43 hectáreas algo más de ocho mil vecinos.

La Paz siempre ha sido un barrio donde el desempleo se ha cebado con fuerza. Y ahora más. La crisis está siendo especialmente dura con esta barriada. Manuela Molina alerta sobre la existencia de infravivienda con el retorno al barrio de parejas con hijos que, sin trabajo, vuelven con sus padres y sus hermanos. Esta situación de crisis social se nota con más fuerza, como destaca la dirigente vecinal, en una de las última promociones construidas en la barriada, en la calle Barbate, "donde se vive una situación casi de ghetto".

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