"Que alguien me diga cómo irá esto"

Bernardo Martín contempla desde la venta de su salón por dónde circularán los vehículos, en alto y cerca del domicilio.
Bernardo Martín contempla desde la venta de su salón por dónde circularán los vehículos, en alto y cerca del domicilio.
J.m. Sánchez Reyes Cádiz

30 de noviembre 2014 - 01:00

Bernardo Martín ha grabado en video las obras del segundo puente desde su inicio en el año 2007. "Por curiosidad", dice mostrando un buen montón de cedés. El 'estudio' de grabación es su propia casa, en el 1ºD del número 33 de la avenida de la Bahía, una perfecta atalaya en un inmueble con 40 años de vida. El más cercano a la obra del tercer acceso, el último de la avenida, el más afectado por ruidos y suciedad desde que comenzaran los trabajos. Y Bernardo Martín teme que quede "lo peor", como asegura asomado a la ventana del salón. Y señala desde su dormitorio principal, a escasos 15 metros de distancia, por donde circularán los vehículos procedentes del entronque hacia la avenida de la Bahía. "Muy cerca y a más altura que antes de hacerse la obra", admite preocupado señalando el murete ya construido. Tan a la mano tiene la obra que le ha preguntado al capataz. "Supongo que habrá una valla de protección, pero este hombre me ha dicho que no será más alto de lo que se ve", destaca. Mas echa de menos información oficial y directa. "Me quedaría más tranquilo si alguien me dijera cómo va a ir esto", reconoce.

Una paciencia de santo le ha ayudado a convivir con las molestias de las obras. Dice estar "acostumbrado al ruido" mientras en ese momento pasa "el rulo que hace temblar todo". Nada comparado a los estruendos de los inicios. "Antes era peor, con los martillazos temblaba el piso. Y no digamos el de una grúa pórtico que había antes, en el principio de la obra. Eso era tremendo. Hasta de noche", recuerda Bernardo. "Siempre hay en el piso suciedad que quitar por el polvo y la tierra. Y al rato, otra vez hay que limpiar", añade Jerónima Cózar, su pareja.

El ruido les hace levantarse, sin tener porqué, cada mañana a las ocho. "Las máquinas nos despiertan. El pito de una de ellas máquina cuando da marcha atrás es insoportable", explica. Atrás quedaron otras preocupaciones. Entre ellas, las centradas en un posible daño de los cimientos del 33 a causa de las obras. El suelo donde se erigió el bloque es de relleno sobre el mar.

A pesar de que la alcaldesa declarara el viernes que la altura de la rotonda en la zona de los edificios no existe y que no habrá problemas para pisos como el de Bernardo, éste no las tiene todas consigo mientras contempla la elevación en la carretera justo debajo de su casa. Las mismas sensaciones tiene el presidente de la asociación de vecinos Los Corrales, Ángel Ocaña.

El otro bloque más cercano a la obra del entronque es el número 2 de la Avenida de Las Cortes, en el lado contrario y ya en el barrio de Astilleros. Allí, Juan García muestra, desde su amplia terraza del 1ºC, otra visión de los trabajos que se están acometiendo. No cree que la altura de la carretera que conectará la rotonda con Las Cortes vaya a quedar a mucha altura, pero, al igual que Bernardo Martín, lamenta la falta de información respecto al resultado final. Y como a Martín un capataz, un técnico de Fomento comentó a Juan García que no afectaría a la vida diaria de su hogar "Sólo conozco lo que sale en la prensa", afirma.

En cuanto a las molestias causadas por las obras dice que son "las normales". Las ha llevado con entereza. Aunque lo que de verdad le choca es la incomunicación a la que se ha sometido durante tanto tiempo, merced sobre todo a los parones de la obra, a los barrios de Astilleros y La Paz, afectando directamente a las ventas en los comercios.

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