Alfonso Sánchez de 'Los Compadres': "Tengo en mente una peli de terror ambientada en Cádiz"

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El realizador acudió junto a Alberto López al Baluarte de Candelaria para presentar 'El mundo es nuestro (la novela)'

Alfonso Sánchez y Alberto López: "Ahora está de moda la tradición"

El realizador sevillano Alfonso Sánchez.
El realizador sevillano Alfonso Sánchez. / Antonio Pizarro

Alfonso Sánchez (Sevilla, 1978) llegaba ayer a la Feria del Libro acompañado de su “compadre”, Alberto López, para hablar de El mundo es nuestro (la novela): la publicación de El paseo en la que relatan cómo fue dar forma a la película que se ha convertido en un referente del humor. En la cita, y arropados por El Selu, detallaron el camino de la nada a un todo que incluye, hoy día, iniciativas como la recuperación de los Hermanos Quintero; o El show de Los Compadres, que puede verse hasta final de octubre en el Teatro Los Remedios de Sevilla.

–¿Por qué necesitabais contar la experiencia que fue ‘El mundo es nuestro’?

–En gran medida, era un débito que teníamos con los seguidores que la han convertido en lo que es. Alberto y yo habíamos hablado muchas veces de que queríamos dejar lo que ocurrió negro sobre blanco, para que la gente pueda descubrir el libro y tomarlo como un empujón de ánimo que les diga que al final se pueden conseguir las cosas.

–Esa película se levantó a pulmón y con un 'crowdfunding'. ¿Crees que podría hacerse así ahora?

–Ya no, a estas alturas de la vida con todo lo que uno lleva hecho, andado y sufrido, sabiendo que nadie te regala nada y que ningún éxito te garantiza el éxito posterior... También El mundo es nuestro surgió de una pulsión vital, de una necesidad de hacer cine que tenía desde muy pequeño, un camino en el que me encontré con Alberto López. No teníamos ninguna papeleta a priori para dedicarnos a esto, y menos en un entorno tan clasista como es el cine: no pertenecíamos al mundo de la cultura, no contábamos con ninguna referencia dedicada al mundo del espectáculo ni del arte, somos gente de extrarradio, de barrio. Esa ansia y esa fe fueron las que consiguieron ese milagro: pero ahora ya no tenemos la “mirada del tigre”.

Alberto López y Alfonso Sánchez, durante un momento de la presentación junto al Selu.
Alberto López y Alfonso Sánchez, durante un momento de la presentación junto al Selu. / D.C.

–Ese haber surgido desde la periferia de la industria, y desde fuera de los círculos, ¿de qué forma pesa o ha pesado? Y, ¿cuál diría que ha sido la pértiga?

–Desde la periferia y, más que independiente, yo diría que casi clandestino. El mundo es nuestro fue una peli punki que llegó al mainstream, y eso sigue pesando, esa etiqueta es muy difícil de quitar. Pero también te digo que es un orgullo muy grande seguir manteniéndola:tenemos ese halo de artistas libres que hacen lo que les da la gana, y es genial seguir con proyectos 13 años después, desde Sevilla y desde los márgenes. Yo creo que ese carácter indómito lo vamos a tener hasta el final, aunque a veces pesa lo negativo: es complicado acceder a ciertas cosas, pero tenemos libertad creativa y eso el público lo valora mucho. Quizá sea esa la pértiga de la que hablabas: la conexión tan buena con el público.

-A nivel de recepción de público, ¿habéis visto alguna diferencia de Despeñaperros para arriba?

-Lo que hemos visto es que nos cuesta más salir de Sevilla porque tenemos menos dinero para la promoción. En Madrid se mueve cien veces más dinero y es más fácil que las cosas lleguen a cualquier sitio. Pero no es una cuestión de identidad, porque hay fans por todas partes... El problema no es la diferencia cultural, sino lo económico.

–¿Llegó el rodaje a igualar o superar el surrealismo costumbrista de las historias?

–Por supuesto y en todos los sentidos: desde no saber si vas a terminar porque no tienes el dinero; a que de repente por decisiones políticas que se toman en Sevilla, y que no tienen nada que ver contigo, tengas que cambiar el rodaje. O como ir los dos conduciendo caracterizados de los personajes, y que aparezca la Guardia Civil, nos pare y nos cachee. La peli se terminó convirtiendo en un fenómeno social; un amigo decía que era como ver a los Simpson españoles, pero lo que intentamos es contar las cosas como las vemos sin el miedo a poder hacer sátira.

–¿Se explica mejor el mundo a través del humor?

–Sí, porque la vida está llena de humor. Nos tomamos muy en serio a nosotros mismos, y más la gente del arte. Más gran broma que la vida, no hay nada.Como decía el Beni de Cádiz: todo es muy importante, pero al final, el fenicio, al hoyo; y el romano, al hoyo. La comedia es el género con el que me he encontrado y por el que hemos podido entrar. Y, después de trabajar en muchos géneros, te digo que es el más complejo y el menos valorado por lo académico.

–Os planteáis, sin embargo, un cambio de registro.

–Pues mira, entre los proyectos que tenemos está el hacer una producción sobre Melchor Rodríguez, ‘El Ángel Rojo’, el Schindler andaluz. Ojalá nos salga porque es muy caro, y muy grande. Luego, también tengo en mente una peli de terror clásico, fantástico, que se desarrollará en Cádiz, si sale, y que se llamará La cobijada. También hemos terminado un documental sobre los 600 años de historia el pueblo gitano y, por supuesto, estamos con el proceso de El mundo es nuestro 2.

-Entre los proyectos más sorprendentes que habéis tocado está la puesta en escena de los textos de los Álvarez Quintero.

-Al meternos en su mundo, teníamos también esa sensación que creo tiene la mayoría de la gente de que eran algo desfasado: la intelectualidad posterior al franquismo se encargó de marcarlo a fuego, y fue algo desterrado del circuito profesional. Lo político influye mucho en lo artístico. Si fueran patrimonio estadounidense o inglés, serían representados hasta la saciedad. Lo que hemos intentado con el espectáculo y el documental es que la gente se acerque a su obra sin prejuicios.

-Hábleme un poco más de ese 'El mundo es nuestro 2'.

-Pues supone el regreso del Culebra y el Cabeza, quince años después de haberlos dejado abandonados en alta mar. Ten en cuenta que en la primera entrega no conocíamos cosas de su vida, y eso es lo que intentaremos mirar ahora que tienen, además, unos cuantos años más. Creo que hacia donde hay que mirar, con todos estos vaivenes sociales y económicos de todo tipo, con la clase media despareciendo y la sociedad polarizándose, es a la gente humilde y de barrio, a la que tiene menos oportunidades.

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