Cádiz

Y ahora, ¿ponemos o no ponemos la tilde al solo?

La RAE recupera la tilde del adverbio 'sólo' para cuando haya ambigüedad

La RAE recupera la tilde del adverbio 'sólo' para cuando haya ambigüedad

Con la publicación de su nueva Ortografía de la lengua española, allá por 2010, la RAE la lio (sí, lio sin tilde, fue uno de los cambios que introdujo esa nueva edición). Solo hubo que ver los titulares de los periódicos en los siguientes días: 'La RAE le quita la tilde al solo'; 'Ya no habrá que acentuar solo'; 'Adiós a la tilde del solo'…

Pues no. O la RAE no lo explicó bien o los periodistas no terminaron de leerse la Ortografía (al menos ese apartado, porque, con el ánimo de abarcar muchos aspectos novedosos, el volumen superó las 700 páginas). La RAE no le había quitado la tilde al solo. Digamos que la había rebajado de nivel. Pero ¿qué dice exactamente esa nueva edición de la Ortografía?

Básicamente, dos cosas.

Una, si no se tilde, siempre estará bien. Miles de estudiantes agradecidos vieron el cielo abierto: si no la pongo, acierto seguro no me salgo del guion (sí, la RAE en esa Ortografía también le sustrajo el acento a guion).

Dos. ¿Cabe la opción de usar la tilde? Sí. Para ello deben darse dos circunstancias (ojo, las dos, no vale una sí y otra no).

a) Que sea adverbio, o sea, que equivalga a únicamente.

b) Que haya riesgo de ambigüedad, esto es, que un enunciado pueda entenderse de dos maneras diferentes.

Veamos. Pongamos que el Cádiz inicia contra el Getafe una senda de victorias, se salva tres jornadas antes, la afición se vuelve loca de contenta y le otorga un premio a Vizcaíno por su excelsa gestión. Publican los medios al día siguiente: 'Vizcaíno fue solo a recoger el premio'

¿Qué quiere ello decir? ¿Que Vizcaíno fue solo a recoger el premio y, exultante, no hizo ninguna otra cosa? ¿O que acudió sin nadie más, sin acompañantes?

En estos casos, la RAE dice: si Vizcaíno fue únicamente a recoger el premio, sí, le puede usted poner la tilde al solo, de ese modo dejamos claro que se trata de esa interpretación, o sea:

Vizcaíno fue sólo a recoger el premio (recogió la distinción únicamente y nada más, no hizo otra cosa).

Vale, hasta aquí la cosa puede estar medio claro. Pero, en medio de esta aventura lingüística había aparecido, entre otros, un espadachín ortográfico, un Alatriste moderno que, daga en mano, se opuso tajantemente desde el primer día a este cambio. Arturo Pérez-Reverte, académico de la RAE, dijo aquello de a mí la tilde del solo no me lo tocan. Y en sus libros, en sus artículos, cuando ese solo equivalía a únicamente, hubiera o no riesgo de confusión, tilde que te crio (crio, también sin tilde, ya saben, la Ortografía de 2010…).

Argumenta el insigne escritor que colocar la tilde cuando el solo equivale a únicamente solventa los casos ambiguos. Aunque claro, si este es el criterio, no serían pocas las tildes que habría que repartir. Por ejemplo, si decimos «vino de Chiclana», ¿hablamos de que llegó procedente de la ciudad del Iro o nos referimos acaso a sus reputados caldos? ¿Ponemos alguna tilde para aclararlo? No parece lo más recomendable.

Y llega el jueves 2 de marzo. Los medios anuncian: 'La RAE devuelve la tilde al solo'. Claro que, cuando uno lee la noticia, se da cuenta de que… nada ha cambiado. Lo que dicen los artículos es justo lo que pone la Ortografía de 2010 (eso de que el solo, sin tilde, siempre estará bien; con ella sería posible —que no obligatoria— en casos de equivaler a únicamente y existir riesgo de ambigüedad). Pérez-Reverte, empero, se felicita públicamente a través de Twitter, se proclama vencedor de justas diatribas lingüísticas. Y hete aquí que la RAE, por el mismo medio, Twitter, corta la alegría desmedida: ojo, nada ha cambiado, todo sigue igual que en 2010, ¿a qué viene tanto alboroto?

Pérez-Reverte se encona, llama mentirosa a la RAE y allá que va otro tuit: «Lamento decir que @RAEinforma, dirigida por un académico anti-tildista, está dando información sesgada».

Más allá de que el académico yerra con ese «anti-tildista» (lo correcto es escribir «antitildista», según nuestra archimencionada Ortografía de 2010), lo cierto es que asistimos a una polémica lingüística sin igual. No parece probable que ninguna otra cuestión ortográfica pudiera ocupar tanto espacio en los medios. Buen sitio, Cádiz, dentro de tres semanas, en el Congreso Internacional de la Lengua Española, para volver a hablar del tema.

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