Equipamientos culturales
  • La concejala de Cultura y Patrimonio, Maite González, ha anunciado nuevas obras para el espacio que a pesar de las varias intervenciones que se le han realizado en los últimos años sigue 'haciendo aguas'

  • La edil habla del estado de abandono "que clama al cielo" de un recinto que en este mismo mes ha recibido a un numeroso público infantil en el Festival del Títere y en la feria Expoinnova

  • Las vistas prohibidas del Baluarte de la Candelaria de Cádiz

El adecentamiento imposible del Baluarte de la Candelaria de Cádiz

Imagen de la zona trasera del Baluarte de la Candelaria. Imagen de la zona trasera del Baluarte de la Candelaria.

Imagen de la zona trasera del Baluarte de la Candelaria. / Julio González

El Baluarte de la Candelaria de Cádiz, la encantadora fortificación que se levanta frente a la iglesia del Carmen, funciona desde hace años más como un teatro que como un espacio ganado para la ciudadanía. En su caso, no es un problema de personal (o así lo aseguran los responsables municipales) lo que mantiene sus puertas cerradas excepto para acoger diferentes actividades a lo largo del año que se desarrollan, sin mucho ton, ni mucho son, y casi por sistema (a excepción de la Feria del Libro y programas de los distintos festivales públicos que se organizan en la ciudad), en forma de cesión a empresas privadas, asociaciones u otras instituciones. Así, según la concejala de Cultura y Patrimonio del Ayuntamiento de Cádiz, Maite González, al Baluarte de la Candelaria lo que le ocurre es que está en un estado "de abandono" que "clama al cielo". Una sentencia que llama la atención pues no han sido pocas las intervenciones e rehabilitación en algunos de sus espacios, trabajos de urgencia y de mejora a las que ha sido sometido el recinto en los últimos años.  

Desde la reforma de la Sala de Pilastras hasta las acciones en las casamatas, pasando por los arreglos puntuales de los problemas que han sido surgiendo sobre la marcha, como la avería del sistema eléctrico que el pasado febrero impidió la celebración de una exposición sobre Manolo Torre, se han ido atajando en lo que parece un adecentamiento imposible si es que, como dice la edil, su estado de conservación y apariencia es el problema principal de su falta de aprovechamiento.

Con todo, Maite González ha anunciado que "ya se está trabajando" en un plan para el Baluarte de la Candelaria que se anunciará "en próximos días" acompañado de "un reportaje" de imágenes en las que podremos ver "en qué estado" se ha encontrado el inmueble el nuevo equipo de Gobierno y cómo pretende que quede tras "unas obras de mejora".

"En el Baluarte de la Candelaria no hay un problema de personal sino de estado de abandono. Con el Baluarte es necesaria una reforma, de hecho, se está trabajando en realizar unas obras de adecentamiento porque estaba claro en verano no lo podíamos poner a disposición de la ciudadanía en las condiciones en las que está actualmente. Cómo se encontraban las paredes, los cuartos de baños, el techo... Es que clama al cielo", ha asegurado González sobre la fortificación en la que en este mismo mes de mayo se han celebrado actividades dedicadas al público infantil como el Festival Internacional del Títere o la propia feria de la Escuela Pública Expoinnova.

Además, el Baluarte de la Candelaria también es uno de los espacios que está presente en el próximo Festival Cádiz en Danza, que se celebra en el mes de junio, y la ubicación protagonista de la Feria del Libro de la ciudad que tiene lugar en julio. "No va a haber problema, todo estará listo para que estas actividades se puedan celebrar pero ahora mismo", ha insistido la teniente de alcalde del ramo sobre el espacio que también mantiene abierto su plazo de recepción de ofertas de promotoras de eventos para celebrar conciertos y actividades destinadas a complementar la programación municipal del verano 2024.

Por entonces, los trabajos de adecentamiento habrán concluido pero, la pregunta es, ¿serán suficientes para convertir el Baluarte de la Candelaria en un espacio visitable todos los días, en el mismo régimen que el Castillo de Santa Catalina, como así estuvo durante muchos años? En palabras de Maite González, "toda vez que se hayan realizado estas obras de mejora, se le podrá dotar de mucho más contenido porque creemos que tiene muchísimas salidas en todos los aspectos pero, obviamente, hasta que no esté en las debidas condiciones no se podrá poner a disposición de la ciudadanía", contesta sin despeja la duda de si "mas contenido" significa más actividades puntuales o, por contra, un horario diario de visitas que, quizás, es lo que merece al menos la parte principal de este espacio, la que conforman patio, salas y casamatas. Y es que, recordemos, el Baluarte de la Candelaria cuenta también con un paseo superior que sólo se ha abierto para la zona vip de la SailGP y con un espacio anexo que anteriormente era un establecimiento de hostelería, La Canela, cuya titularidad fue recuperada por el Ayuntamiento en 2022 aunque el espacio continúe todavía clausurado. 

El fallido Museo del Mar y otras hierbas

Tanto en su etapa con un horario de visitas diario al público, con sus casamatas como sala de exposiciones, como en su presente vida como contenedor de actividades variadas, detrás del Baluarte de la Candelaria no ha habido una planificación a largo plazo ni definitiva desde su primera vocación inaugural como Museo del Mar en tiempos del gobierno socialista.

Y es que fue el proyecto del Museo del Mar, impulsado por el Ayuntamiento de Cádiz en el año 1987, el que provocó la recuperación y rehabilitación de un conjunto de edificaciones de origen militar de distintas épocas que se conservaban en el espacio que fue frente marítimo de la bahía de Cádiz que protegía la entrada al puerto y el frente noreste de la ciudad. Frente construido en el año 1672 por iniciativa de Diego Caballero de Illescas, gobernador de la plaza, y que pasaron a ser propiedad municipal en 1972.

El proyecto de restauración de estas edificaciones como Museo del Mar se realizó a través de un concurso público que ganó el estudio Cruz y Ortiz Arquitectos que se enfrentó al reto de, no sólo una restauración para cumplir los requerimientos que un museo exige, sino de proyectar una serie de cubiertas que enlazarían entre sí los distintos cuerpos de edificación, permitiendo recorrer el museo a cubierto sin perder el contacto con el jardín interior y también permitiendo la creación de este paseo superior.

El equipamiento resultante estuvo listo en 1989 y en 1990 se abrió al público como Museo del Mar pero, como todo en esta ciudad, a medio gas. Sólo con una exposición temporal que se extendía y extendía en el tiempo y, por supuesto, sin proyecto museístico que avalara su uso.

El Baluarte se quedó entonces primero como lugar de paseo (incluido su piso superior que poco después fue cerrado) y después como lugar de actividades puntuales con una presencia muy potente tanto en festivales como el FIT como en su relación con el títere a través de la compañía La Tía Norica pues es allí donde mantenían su sala estable hasta la construcción del Teatro del Títere donde ahora se realizan sus actuaciones, mientras que sus enseres fueron trasladados a una nave en Zona Franca.

La Feria del Libro de la ciudad también se trasladó al Baluarte que fue ganando enteros como espacio para otros festivales (de los Jueves Flamencos al Festival de Jazz, sin olvidar los Martes de Carnaval), para conciertos de verano y lugar de exposiciones. Sin embargo, su uso siempre fue deslabazado y sin hilo conductor. Tanto es así que en 2017 se organizaron unas jornadas donde participaron diferentes dinamizadores culturales, asociaciones ligadas al entorno y donde se invitaba también a la ciudadanía para reflexionar hacia dónde se podía dirigir el recinto. Esto también quedó en aguas de borraja.

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