Viejas tácticas, nuevas víctimas
El Grupo de Delincuencia Urbana 2 de la Brigada Provincial de la Policía Judicial advierte de la reaparición del timo del 'tocomocho' en Cádiz Al menos se presenta una denuncia cada mes
Es una táctica antigua pero está de plena actualidad. El timo del 'tocomocho' sigue cobrándose víctimas en Cádiz, según advierten desde el Grupo de Delincuencia Urbana 2 de la Brigada Provincial de la Policía Judicial.
En la Comisaría Provincial se recibe al menos una denuncia al mes de alguien que ha sido estafado a través de este sistema, que sigue siempre el mismo patrón. Lo llevan a cabo dos personas: la que se conoce normalmente como 'el tonto' o 'el gallego' y 'el gancho'. La víctima responde a este perfil: mujer de avanzada edad, con buena presencia, que porta alguna joya y reside en un barrio humilde.
Antes de abordarla, ambos timadores han llevado a cabo un seguimiento pormenorizado para averiguar sus rutinas y una vez conocidos sus pasos se acercan a ella de una manera aparentemente casual. 'El tonto' le enseña un boleto supuestamente premiado y le dice qué no sabe que hacer con ese premio o qué no sabe cómo cobrarlo. Entonces entra en juego 'el gancho', quien se mete en la conversación para convencer a la víctima de la oportunidad que tiene de hacerse con una buena cantidad de dinero casi sin esfuerzo.
Para que la víctima entre por el aro, 'el gancho' llama a un supuesto número oficial de Loterías del Estado o de la ONCE o le enseña un listado falso de boletos premiados y comenta que es cierto lo que dice 'el tonto'.
'El gancho' persuade a la víctima para que le compre al 'tonto' el cupón por una cantidad inferior a la que le correspondería si cobrase el premio. Así, ambos acompañan a la víctima al cajero para que saque dinero e incluso la llevan a su casa en coche para que coja sus joyas. Una vez que ésta les enseña sus pertenencias, 'el tonto' las coge y le entrega el billete.
Antes de que la víctima pueda ir a comprobar que el premio no es tal, le piden que compre al 'tonto' un bocadillo o una botella de agua y entonces desaparecen.
Para llevar a cabo el engaño sin ser pillados los timadores suelen elegir zonas tranquilas, con pocos testigos, sin cámaras de seguridad alrededor y donde puedan moverse en coche. En Cádiz la mayoría de los casos se han registrado en la Barriada de la Paz y en La Laguna. La cuantía mínima que suelen llevarse son mil euros, la máxima unos seis mil.
Desde el Grupo de Delincuencia Urbana 2 afirman que los estafadores pertenecen a clanes o familias de Sevilla o Extremadura que se desplazan a nuestra ciudad sólo para poner en práctica este timo. Apuntan también que los tienen identificados, pero que la falta de pruebas y la escasa colaboración de las víctimas hace que no puedan detenerlos.
Muchas de las víctimas, debido a su avanzada edad, enferman al ver que han sido engañadas de una manera tan absurda y esto les provoca una gran tristeza y desazón. Esto a su vez hace que no se vean con ánimos ni capacitados para reconocer a los delincuentes, por lo que el trabajo policial se vuelve muy complicado.
Se da también el caso de víctimas que por vergüenza no se atreven a denunciar los hechos, aunque cada vez son más los hijos los que obligan a sus padres a acudir ante la Policía. Desde el Grupo de Delincuencia Urbana 2 se insiste en que la víctima debe colaborar para intentar esclarecer estos casos y recuperar parte de lo sustraído.
Los pasos que se aconsejan dar son tres: reconocer a los autores, buscar testigos y presentar fotos o algún tipo de documento para identificar sus joyas.
Otro consejo muy importante es que los hijos acudan a las sucursales bancarias de sus padres e indiquen que en caso de que se lleve a cabo un reintegro elevado o se saque efectivo en fechas diferentes a las habituales, se le comunique al segundo titular de la cuenta, se atrase la operación hasta el día siguiente o se le entregue un talón, nunca dinero en metálico.
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