Velando la Navidad

Las iglesias de San Juan de Dios y de Santo Domingo conservan la tradición de cubrir con un velo hasta mañana la imagen del Niño Jesús

El misterio del nacimiento del Niño Jesús, velado en el altar mayor de San Juan de Dios.
El misterio del nacimiento del Niño Jesús, velado en el altar mayor de San Juan de Dios. / Fito Carreto
P-M. Durio

Cádiz, 23 de diciembre 2016 - 02:11

La Navidad es un claro ejemplo de tradición. Posiblemente el ejemplo más claro. En las familias, en la ciudad, en los colectivos sociales, permanecen prácticamente intactos los hábitos y celebraciones que acontecen en esta época del año. Ni el Ayuntamiento ha podido con el peso de la tradición navideña, que le ha llevado a colgar luces en calles donde no lo tenía previsto (utilizando para ello a la empresa Eléctrica de Cádiz y a una especie de acción promocional que se percibe en la lona que acompaña a cada arco de luz) ante la presión de comerciantes, políticos y ciudadanos. Una de las tradiciones de la Navidad es el montaje de los belenes. Los que se ven y los que no se ven. Los que abren cada día sus puertas para que el público entre y los visiten, los que se anuncian en la guía municipal, y los que cada familia instala en su vivienda. Lógicamente, son los primeros los más conocidos y los que permiten disfrutar a un mayor público, dando lugar cada mes de diciembre a una ruta belenística que recorre la ciudad de cabo a rabo (de norte a sur, que aprendió el gaditano con la apertura del segundo puente).

En esa ruta llama la atención un detalle en dos representaciones del nacimiento del Niño Jesús: la imagen aparece cubierta por un velo. Esto se ve en el altar mayor de la iglesia de San Juan de Dios, exornada para estas fiestas por la hermandad de la Santa Caridad, propietaria del templo, y con el Misterio 'escondido' tras un velo de color morado; y lo mismo ocurre en el monumental belén que un año más ha instalado la comunidad dominica con imágenes de tamaño natural, mostrando estos días al Niño cubierto por un velo traslúcido de color blanco.

Este gesto responde a una antigua costumbre de no poner la imagen del Niño Jesús en el belén hasta que no se celebra su nacimiento. Es decir, si el Niño nace el 24 de diciembre, ¿cómo puede estar antes de ese día ya dispuesto en la cuna, pesebre o regazo de la Virgen María (según las representaciones de este misterio)? Y para evitar la omisión de la imagen, la tradición optó también en ocasiones por velarla. De manera que esté presente pero significando que aún no se ha celebrado la fiesta del nacimiento. "Hemos intentado recuperar este año esa tradición en la representación del nacimiento más cercana a la Liturgia", afirma el hermano mayor de la Santa Caridad, Juan Antonio García, en referencia a este misterio instalado en el altar mayor (a diferencia del otro que la hermandad ha dispuesto en la capilla de la ciudad). En la misma línea explica el dominico Pascual Saturio el velo que cubre al Niño en Santo Domingo, "que hasta que se entone el Gloria en la misa del Gallo no será retirado".

Esta práctica se asemeja a la que en Cuaresma (antiguamente desde el Domingo de Pasión hasta el Viernes Santo, día en que se rememora la muerte de Cristo en la cruz) se realiza con las cruces, que son también veladas, en este caso en señal de duelo.

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