Cádiz

"Vamos a necesitar mucha ayuda, pero la alegría supera todo lo demás"

  • Los padres de los cuatrillizos residen y trabajan en Fuengirola, pero ahora están en el paro

El matrimonio formado por Salvador Alarcón y Ana María Sánchez reside en Fuengirola (Málaga), localidad natal de él, actualmente se encuentra en paro forzoso por la llegada de la temporada baja en la hostelería de la localidad malagueña. Él es camarero y ella cocinera en un restaurante de la Costa del Sol. Hasta el verano no volverán a trabajar, lo que por ahora les beneficia a la hora de dedicarse por entero a los cuatrillizos. “Pero el problema llegará en verano, cuando tengamos que dejar a los pequeños con alguien”, confesaba ayer el padre. Debido al embarazo de alto riesgo, Ana María se trasladó a casa de sus padres en Cádiz en el mes de junio. Tenía decidido que sus hijos nacieran gaditanos y quería recibir los cuidados de sus progenitores. Su marido se incorporó en octubre, cuando acabó la temporada de playas en Fuengirola. Por entonces le diagnosticaron una enfermedad de la que actualmente se recupera con fuerte tratamiento. El nacimiento de sus cuatro hijos viene de alguna manera a mitigar los malos momentos vividos.

Ana María se recuperaba en la tarde de ayer de la intervención, después de despertarse de la anestesia. Ya en su habitación, la 610 del Puerta del Mar, reconocía que a partir de ahora va a necesitar “mucha ayuda” para acometer la difícil tarea de criar a Soraya, Ainara, Álvaro y Salvador. “Aunque la alegría que sentimos supera a todo lo demás”, precisaba aún fatigada. La pareja y los cuatro pequeños permanecerán en casa de los abuelos gaditanos hasta después del próximo Carnaval 2010. Entonces regresarán a su domicilio de Fuengirola, que reconocen no está adaptado para cuatro criaturas.

Les queda también un papeleo intenso buscando cualquier tipo de ayuda institucional para situaciones como la que vivieron ayer. “Ser familia numerosa tiene sus ventajas e inconvenientes”, decía el padre. Los 2.500 euros de Zapatero se multiplicarán por cuatro y vendrán como anillo al dedo para los primeros gastos.

“Lo que nos espera no es poco”, contaba Salvador. Esperaban como máximo tener dos hijos fruto de una reproducción asistida, pero la llegada del cuarteto les cogió por sorpresa. Se enteraron de la noticia a los dos meses de gestación cuando acudieron a una ecografía rutinaria. “Nos han dicho los médicos que es un caso raro... y nos ha tocado a nosotros”, afirmaba resignado aunque contento Salvador Alarcón. Ahora les queda la ardua tarea de sacar adelante a cuatro hijos de una tacada.

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