José Ramón 'Quico' Zamora Cabeza. Compositor

"Sufro mucho porque querer a Cádiz es muy duro"

  • Considerado uno de los mejores autores de tangos, repasa una vida intensa en muchos campos y su visión de una ciudad "que tiene futuro".

En el bar El Cañón que regenta su hija Ana, Quico Zamora repasa con vehemencia todas las aristas que han marcado la personalidad de este hombre polifacético.

-Usted es un enamorado del tango y en su larga trayectoria en los coros ha dejado grandes piezas. ¿Cuál cree que sería el tango perfecto?

-Sólo las obras de Dios son perfectas. En serio, debería tener la riqueza musical del Tío de la Tiza, el gaditanismo de Cañamaque, el flamenco de Quirós y la dulzura de Juan Poce.

-¿Y ha llegado a la perfección o se ha acercado con alguno de sus tangos?

-El de 'Los desoterraos' era muy ticero; el de 'Cuesta de Jabonería' muy quirosiano y la dulzura quizás la conseguí con 'Los del Rataplán'.

-¿Esa dulzura es quizás su mayor aportación al tango? Una composición suya no suena a estridente.

-Posiblemente la dulzura es mi mayor aportación al tango. Estoy de acuerdo. El tango es lo más grande que ha hecho Dios en esta tierra. Según los entendidos el tango es una pieza que conjuga el 6x8 del compás africano, el 3x4 del europeo y el 2x4 del americano. Es un cante que resume el contacto con América de ida y vuelta, el flamenco, lo africano, la hondura de las máscaras venecianas... Eso es algo genial que quizás los gaditanos no lo valoran lo suficiente.

-Y este año vuelta al concurso, donde no participaba desde 'Los cañamaque'.

-Yo tenía ganas de volver con 'Los palmeros', porque era un tipo que tenía muy claro y creo que vamos a sorprender. Este año además tenía tiempo libre porque había dejado de trabajar. Además me llamaron los hermanos Oliveros de Sanlúcar para que le hiciera la música del tango para el primer coro que se crea en esta localidad. Así que ahí estamos.

-'Los dedócratas' han pasado a la historia por ser los renovadores del coro, pero usted dirigió y fue coautor de 'El callejón de los negros' en 1985, una de las agrupaciones que ha pasado a la historia y que sin embargo no ganó.

-Antes de 'Los dedócratas'el coro estaba anquilosado y el mérito de ellos fue que metió la participación de la burguesía y eso fue muy importante porque hasta ese momento estaba mal visto salir en un coro. A ello se le une la afinación que tuvo gracias al maestro Escobar. Sin embargo le faltaba el pellizco que se lo mete La Viña, que con Juan Poce achirigota el coro y lo convierte también en un mayor espectáculo con 'Entre pitos y flautas'. Después vinimos nosotros con 'El callejón de los negros', que hizo bailar a la gente.

-Hay una leyenda urbana que dice que 'El callejón de los negros' no iba a pasar a la final y que eso trascendió al coro, de manera que hubo gente de la agrupación, entre ellos usted, que llegaron a entrar en el palco del jurado para obligarlos a meterlos en la final.

-De ninguna manera. Los que digan que yo entré es una de tantas mentiras como se cuentan. Yo lo que sé, por lo que dicen, es que no nos iban a meter en la final y que fueron los jurados de comparsas y chirigotas los que pidieron a los de coros que si no nos metían, no firmaban las actas.

-¿Se vuelve usted un enfermo cuando comienza el Concurso?

-Sufro mucho porque querer a Cádiz es muy duro. En Sevilla un tipo con su profesión que saca una buena sevillana para la feria y es hermano mayor de una cofradía es una persona respetada, pero aquí en Cádiz te critican y encima te dicen que eres carajote. Sé que yendo al Falla a concursar se sufre.

-Entre 1982 y 1985 usted formó tándem con Julio Pardo y sacaron magníficos coros que en premios les dio dos primeros y dos segundos. ¿Por qué se rompió ese matrimonio carnavalero?

-Ya han pasado muchos años de eso. Hicimos una peña y hubo una serie de diferencias por diversos motivos. Yo tomé partido por quien tenía que hacerlo y ocurrió lo que tenía que ocurrir. Sin embargo, pese a lo que algunos crean, yo me llevo fenomenal con Julio dentro de la rivalidad con nuestros coros.

-Al menos antes de eso pudieron disfrutar de un viaje a Cuba con el coro.

-Efectivamente. Cuando nosotros estábamos ensayando para 'Las cuevas de María Moco' me llamó el entonces presidente de la Diputación, Alfonso Perales, porque estaba aquí el viceministro de Cultura de Cuba, Antonio Núñez Jiménez, y quería ver el coro 'El callejón de los negros'. Así que vino al ensayo con sus guardaespaldas y todo y le cantamos el repertorio y le regalamos un cuadro que teníamos con el coro. El dijo que teníamos que ir a Cuba y así lo hicimos y estuvimos en los carnavales de La Habana y Santiago. Fuimos a televisión, estuvimos con Silvio Rodríguez y con Pablo Milanés.

-¿Tiene la sensación de que el coro ahora no está muy bien cuidado en el concurso con eso de que abren siempre las sesiones?

-Yo siempre he defendido la final por modalidades. El de mi compadre Julio cantó el año pasado con el patio de butacas casi vacío. Incluso se puede ver con el mismo tratamiento que le da el Diario.

-Pero alguna culpa también tendrán los coros en esa pérdida de interés.

-Los coros ya han hecho de todo pero la gente por lo que está loca es por un contralto. No hay ningún coro que tenga club de fan pero desde mi punto de vista tiene mucho más mérito sacar un coro que otra modalidad.

-Usted es de los que se muestra orgulloso de ser un defensor a ultranza y practicante de las tres C, es decir, cadismo, carnaval y capilleo.

-Por supuesto que sí. Lo más grave es que en Cádiz hay tontos del tres al cuarto que han vivido de la teta pública toda su vida que dicen alegremente que somos personas que sólo pensamos en las tres C y que no sabemos hacer nada más. Yo he pagado más impuestos que el tonto polla ese. Mira, el Carnaval se llena, la Semana Santa también y al estadio va mucha gente porque eso es lo que le gusta al pueblo. Encima te miran encima del hombro porque se creen que somos incultos y hay de todo, igual que con ellos

-Veo que el tema le toca la fibra sensible.

-Me jode que critiquen al gaditano que hace cosas. Vuelvo a repetir que querer a Cádiz es muy duro. A Sevilla le admiro por querer a su gente. A ver, yo no quiero que me echen incienso pero tampoco que me critiquen. Aquí si vas a un sitio ya te están diciendo que vas por una croqueta.

-Pero no me negará que también es necesario a veces abrir un poco la mente.

-Claro que sí, pero también en el otro lado.

-¿El gaditano es derrotista?

-Mucho. Aquí nada más hay que ver que Carlos Díaz ganó a José Antonio Gutiérrez Trueba y Teófila Martínez a Fermín Moral. Al que conocen no se lo toman en serio. Hay gente que lleva toda la vida sin doblarla y encima no hacen más que criticar al que trabaja.

-¿Y como lleva el tema de los 'sevillitas' en la Semana Santa de Cádiz?

-Yo fui el autor de la palabra 'sevillanico'. Este es aquel que no es de Sevilla y quiere ser más de Sevilla que los propios sevillanos. Yo voy a Sevilla y la veo o sigo cosas por los vídeos y reconozco que es la mejor, pero quiero potenciar la de Cádiz. Lo que no podemos hacer es cambiar su identidad porque entonces nos convertimos en la de Huelva, que es una mala copia.

-Sanidad es ahora una de las cofradías más seguidas por los entendidos por su buen gusto y en esa transformación usted tuvo mucho que ver cuando fue su hermano mayor.

-Yo nada más que hice buscar dinero y dejar trabajar a Antonio Martín, el mayordomo, que es un fenómeno. En ese tiempo se metió la banda en el palio, se incluyeron las imágenes secundarias de Luis González Rey, cambiamos la candelería...

-¿Cree que Cádiz es una ciudad con futuro o lo tenemos muy negro?

-Somos una ciudad con futuro pero claramente en el sector terciario, turismo y servicios, porque no tenemos suelo para ser una ciudad industrial. Cádiz tiene que ser como Venecia y Nueva Orleans, tiene que ser la ciudad de la alegría. Aquí también hemos sufrido deslocalizaciones y en algunos casos con empresas que han recibido muchas subvenciones públicas. Aquí el que no deslocaliza es el pequeño comercio, al que fríen. El casco histórico tiene que ser peatonal y dejar alrededor del mismo para carga y descarga con unas fenwick. Lo que no puede ser es que un peatón se lleve un golpe con un espejo retrovisor por un coche que puede circular por calles que no son aptas para ello.

-¿Cree que el Doce ha servido para algo o es una oportunidad perdida?.

-Ha servido para algo, entre otras cosas para que la alta velocidad llegue o se haya seguido con el segundo puente y se han podido establecer muchos contactos con Iberoamérica. Recuerdo la conferencia que dio el presidente uruguayo, Pepe Múgica, y la verdad es que es una lástima que no le pueda votar. El Doce ha servido también para que Cádiz suene en Iberoamérica. Ahora todo eso hay que pasarlo al plano comercial. ¿Por qué todas las mercancía de América tienen que llegar por Rotterdam y no por Cádiz?

-¿Usted se cree lo de la plataforma logística?

-Claro, pero hay que bajar al terreno de lo pragmático. Creo que estaría bien que Cádiz fuera una feria agroalimentaria permanente. Eso sí, la plataforma la tienen que llevar y dirigir los consignatarios, los importadores, los operadores logísticos, etcétera.

-¿Lo de ser farmacéutico fue algo vocacional?

-Sí, pero he de reconocer que me metí en esa carrera porque a mí lo que me hubiera encantado es haber investigado contra el cáncer. Esa era mi vocación pero el destino me llevó a la dirección comercial de una cooperativa farmacéutica. Mis héroes siempre han sido gente como Fleming, Pasteur o Newton, científicos que han hecho avanzar la humanidad.

-Antes el que tenía una farmacia tenía un tesoro pero ahora la situación ha cambiado.

-Ahora hay farmacias que están en suspensión de pagos. Antes en el medicamento el precio lo fijaba el laboratorio, mientras que ahora las autonomías compiten en pagar menos. Lo que viene del sector público es el 80 o el 90% de las ventas en una farmacia. Si en eso se bajan los precios, ahí está la justificación.

-¿Cuánto le debe a su hermana después de que ésta le donara un riñón hace siete años?

-Se lo debo todo. Le debo estos siete años de vida a mi hermana Isabel. En un principio fue mi madre la que intentó donármelo pero era demasiado mayor. Después mi esposa Lupe pero no era compatible y ya después vino Isabel.

-¿Y la política nunca le ha tentado?

-Yo fui el número 8 por el CDS en las elecciones al Congres en 1982, pero después nunca he querido entrar porque yo sólo querría trabajar por Cádiz y no tener que tomar decisiones contrarias a la ciudad por temas de partido y de ejecutivas regionales y demás. La antítesis del poder es la independencia. Cuesta mucho ser independiente pero el que tiene el poder envidia al independiente.

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