Más de una década lleva el convento de Santa María sin monjas. Un tiempo que se considera excesivo, sobre todo para esas religiosas 'realojadas' en el convento de la calle Feduchy que nunca han perdido las aspiraciones de regresar a su casa, a su barrio. Por eso, las concepcionistas han decidido abandonar la espera y tirarse a una piscina medio llena para dar un paso de gigante en el proyecto de futuro del monasterio y, lo que es más importante para ellas, hacer las obras que permitan habilitar un pequeño espacio -la Casa del Capellán- que podrán habitar en un futuro para regresar así a Santa María.

Las obras de rehabilitación de esta Casa del Capellán están prácticamente listas para su inicio. Atrás quedan años de trámites, negociaciones, convenios incumplidos y esfuerzos de un grupo de voluntario para llegar a este punto. El período de recepción de ofertas se ha cerrado con cuatro empresas interesadas en rehabilitar este espacio que servirá de convento provisional de las concepcionistas y que en el futuro se convertirá en hospedería abierta al público, según el plan director que las monjas y la Asociación de Amigos del Monasterio de Santa María diseñaron en su día. A falta de aclarar algunas cuestiones con las empresas concursantes, para principios de septiembre está previsto que se adjudique la obra, que a partir de ese momento comenzarán cuando la empresa contratada lo estime y las monjas reciban las licencias oportunas que previamente están ya gestionadas.

El proyecto de rehabilitación de la Casa del Capellán no tiene plazos concretos de ejecución. Y lo que es peor, a día de hoy no tiene ni siquiera la totalidad de la financiación necesaria. El coste de las obras se estima en torno a los 400.000 euros; y desde la asociación que colabora con las monjas en la recuperación del monasterio se apunta que el dinero que pueden aportar ellos y la orden religiosa permitirá llevar a cabo los trabajos de cimentación, estructura, saneamiento y cubiertas de ese pequeño edificio que forma parte del gran monasterio del arrabal gaditano.

Es decir, que faltarían fondos para hacer todo lo concerniente al cerramiento de las paredes, a la solería y a las instalaciones propia de una casa que contará con nueve celdas dotadas cada una de baño, un salón que hará también las veces de sala de estar y de capilla, un comedor y otras dependencias propias de un convento de clausura.

Es en este punto referente a la falta de fondos para cubrir los 400.000 euros de presupuesto donde las miradas se centran en el Ayuntamiento. Tras el 'varapalo' que las monjas se llevaron en su día con la Junta de Andalucía -que llegó a presentar una maqueta con el proyecto ganador de un concurso que convocó para financiar la rehabilitación de todo el monasterio-, la administración local se comprometió en su día (en tiempos del PP) a financiar parte de esta rehabilitación de la Casa del Capellán. De hecho, en abril de 2015 -justo antes del cambio de gobierno en San Juan de Dios- el Pleno municipal aprobó un convenio de colaboración con las religiosas con esta finalidad. No obstante, transcurridos más de dos años, "el Ayuntamiento nada de nada", afirma el presidente de Amigos del Monasterio de Santa María, Antonio Jiménez, contrariado porque los acuerdos de pleno "deben cumplirse"; teniendo en cuenta además que se trata de un conjunto histórico y arquitectónico de primer nivel en la ciudad, contando en su interior, entre otros aspectos destacados, con las construcciones más antiguas que se conservan en Cádiz, del siglo XVI.

Ante este silencio municipal -y en previsión de que se vaya a mantener en el tiempo-, se ha optado por comenzar las obras con la esperanza de que en los próximos meses se logren los fondos necesarios para finalizar el proyecto. "Confiamos también en que con el inicio de las obras se pueda movilizar a la gente", indica Antonio Jiménez. Por tanto, una vez que se inicien los trabajos en la Casa del Capellán pueden ocurrir tres cosas: o bien que el Ayuntamiento responda al compromiso adquirido en 2015 y aporte una partida económica para esta rehabilitación; o bien que la ciudadanía siga colaborando y a través de donativos y actividades se consiga esa partida que actualmente falta para cubrir el presupuesto de la obra; o bien que la obra tenga que ser paralizada y el ansiado regreso de las monjas a Santa María siga demorándose en el tiempo.