Riesgos bajo control
El presidente de la Asociación de Técnicos de Protección Civil defiende la seguridad de las gasolineras, ante los temores surgidos en Segunda Aguada
La intención de la empresa Repsol de instalar un depósito de Gases Licuados del Petróleo (GLP) en la gasolinera de Segunda Aguada ha suscitado cierto temor y rechazo entre los ciudadanos que viven en los alrededores. Por este motivo, la asociación de vecinos del barrio se ha opuesto a la instalación de un surtidor de ese combustible alegando que comprometería la seguridad de la zona.
Para conocer el riesgo real de los GLP y de las gasolineras en general, hemos hablado con José Manuel Calvo, presidente de la Asociación de Técnicos de Protección Civil -una entidad de carácter autonómico-, quien afirma que las gasolineras son muy seguras y explica que están sujetas tanto a normas que regulan el almacenamiento de productos químicos (APQ) como a otras relativas al control de los riesgos inherentes a los accidentes graves en los que intervengan sustancias peligrosas (Seveso III).
Cuenta que hace unos años, todas las gasolineras de España tuvieron que tirarse y volverse a construir por una nueva normativa que las obligaba a actualizarse por motivos de seguridad, especialmente para evitar incendios. Opina que "una de las cosas importantes de esta norma fue que si hasta entonces los tanques o cubetos de almacenamiento de combustible se enterraban, ahora se obligaba a hacer una excavación y montar una especie de piscina de hormigón rectangular con una grava absorbente o de drenaje", donde se coloca el depósito metálico, que se cubre con un techo de hormigón. "Pero no se entierran. Así se consigue que los agentes naturales y minerales de las tierras mezcladas con el agua, que resultan tóxicos, no ataquen corrosivamente al tanque", argumenta, añadiendo que de esta manera, puede observarse si hay deterioro.
Desde el punto de vista del presidente de la Asociación de Técnicos de Protección Civil, esto fue lo más novedoso de la nueva norma, "además de reforzar muchísimo la proyección hacia la seguridad".
Sobre los GLP, comenta que "son más volátiles pero hay que tener en cuenta que una vez liberados se dispersan más rápidamente por evaporación". Y señala que lo importante es que los contenedores estén bien ventilados.
Actualmente, para poner en marcha una actividad industrial, no hace falta pedir previamente un permiso a la Dirección General de Industria, Energía y Minas de la Consejería de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo. Desde que se puso en marcha la aplicación informática PUES (Trámite de Puesta En Servicio de instalaciones industriales), en abril de 2013, las empresas pueden iniciar su actividad tras realizar un trámite de respuesta inmediata con la aplicación PUES y la administración realiza los controles e inspecciones posteriormente in situ.
Cuando se puso en marcha esta medida, la propia Junta de Andalucía declaró que se reforzaría el control y el seguimiento de los expedientes gestionados con este sistema. Por su parte, José Manuel Calvo opina que este procedimiento "obliga a una actuación más responsable porque tanto el proyectista como la empresa explotadora se arriesgan a no poner en funcionamiento la instalación o cesarla" en el caso de que no cumplan las normas.
José Manuel Calvo insiste en que "las gasolineras son muy seguras", pero reconoce que no están exentas de riesgo. Como todo. "Vivir en sociedad genera riesgos. Tendríamos que meternos en una burbuja hermética para no estar expuestos. No podemos huir de ellos, lo que tenemos que hacer es manejar las buenas prácticas", ya que sostiene que los riesgos se materializan siempre en las malas prácticas, que en el caso de las gasolineras las agrupa básicamente en dos: la falta de mantenimiento o el mantenimiento inadecuado, y los procedimientos imprudentes tanto por parte de los explotadores como de los usuarios. Por eso, indica que los surtidores de combustible "deben estar sometidos siempre a la mayor vigilancia y control".
Al preguntarle sobre los riesgos de explosión en una gasolinera, asegura que es algo "poco probable" porque para ello "se tendría que dar una circunstancia: que el depósito se calentara muchísimo a causa de un incendio que se produjera sobre la gasolinera". Explica que "al tener todos los surtidores válvulas antirretorno, una llama provocada en la punta de la manguera para dispensar el combustible no llegaría al tanque. Asimismo, los cubetos están debidamente ventilados para evitar atmósferas explosivas". Insiste en que, al estar los depósitos soterrados, necesitarían mucho calor para que explotaran. De esta manera, si hubiera un incendio, "lo más probable es que ocurran dos cosas: que el material que está ardiendo se autoextinga o que lleguen los bomberos". Además, las gasolineras cuentan con medios de autoprotección para que en casos de incendios, los mismos operarios inicien los trabajos de emergencia. Y es que estos "tienen que tener por ley formación en riesgos laborales y todos deben saber manejar los sistemas de extinción, así como conocer y seguir las medidas preventivas que se adoptan en la explotación de la actividad. Podemos presuponer que esto está ocurriendo, debido a la ausencia de siniestros hasta ahora en Cádiz", afirma Calvo.
También existe un plan de emergencia municipal que contempla esos riesgos y los procedimientos. Asimismo, "Bomberos conoce perfectamente los riesgos y los observa mediante patrullas y ejercicios continuados", señala el técnico de Protección Civil.
En Cádiz, actualmente hay nueve gasolineras urbanas más otra para taxis, además de los surtidores que tienen las empresas de transporte para su autoabastecimiento, y las que hay para embarcaciones. Calvo comenta que las empresas de transportes pueden almacenar en sus naves una cantidad de combustible pero no tienen permiso para la venta. "Esto es una práctica segura porque sólo lo manipulan los técnicos de la empresa", indica.
Destaca que en la ciudad entran otras sustancias peligrosas a través del muelle. Por eso, no entiende las quejas de los vecinos de Segunda Aguada ante la instalación del depósito de GLP. "Apelar a la seguridad es un recurso fácil y muy vendible que puede llegar a alarmar muchas veces innecesariamente e injustificadamente", opina. Y sostiene que la seguridad debe empezar por uno mismo.
Llama la atención sobre el hecho de que las gasolineras se hayan actualizado en seguridad por estar obligadas a ello, mientras que los edificios antiguos no. "Me parece paradójico que los vecinos se preocupen de un depósito de gas sin tener en cuenta los riesgos con los que llevamos conviviendo muchos años, y no todos están bajo control. Además, algunos de ellos son responsabilidad de las comunidades de propietarios de los edificios".
Pone como ejemplo la obligatoriedad que existe actualmente de incluir un sistema contra incendios en los garajes de nueva construcción. Manifiesta que "si tanto preocupa la seguridad, hay que pensar en proteger los garajes antiguos como si fueran de nueva construcción, aunque la ley no les obligue a ello porque no existe retroactividad". Hace referencia también a los extintores, que en muchos edificios están en una planta sí y otra no. "Es penoso, porque la eficacia del extintor está en la rapidez con la que se utilice, por lo que si hay que subir o bajar escaleras con él a cuestas, la eficacia se ve comprometida".
"Hay que ser conscientes del riesgo verdadero que se tiene y actuar en todas las facetas, no sólo en una", concluye.
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