Rafael Moneo: “Las bodegas de Cádiz me van a permitir entender desde dentro la arquitectura del vino"
Arquitectura
El Colegio de Arquitectos de Cádiz homenajea a los colegiados con 25, 40 y 50 años de profesión en un acto que tiene como marco las Bodegas Osborne de El Puerto, donde el premio Priztker de Arquitectura ofrece una lección magistral
El prestigioso arquitecto Rafael Moneo (Tudela, 1937) regresa a Cádiz para hablar de una arquitectura bien distinta a la que la ha atraído hasta esta tierra en las últimas ocasiones. El Colegio de Arquitectos de Cádiz lo ha vuelvo a invitar y a recurrir a la excelencia del premio Priztker de Arquitectura y reciente León de Oro en la XVIII Bienal de Arquitectura, entre otras muchas distinciones, para ahondar en su gran pasión, la arquitectura de bodegas y del vino. Antes de dirigirse a la Bodega Osborne de El Puerto para hablar de sus cuatro proyectos de bodegas, entre ellos La Mejorada, de su propiedad, conversa brevemente con Diario de Cádiz de estos y otros asuntos vinculados a la profesión que lo ha elevado a los máximos altares.
-Hace poco recogió el León de Oro a su carrera en la XVII Bienal de Arquitectura de Venecia. ¿Qué sintió y significó esta distinción que era de las únicas que le faltaban?
-Me ha gustado mucho que mis compañeros pensasen que no estaba mal que en esta nueva Bienal, en la que se volvía un poco a pensar en tiempos pasados, podían contar conmigo para representar a la profesión. Lo he recibido con mucho gusto porque aparte de ser un trofeo precioso, Venecia ha supuesto mucho para mí, he trabajado hasta en tres ocasiones allí, una de ellas en una propuesta de proyección de barrios en el 78. No es un premio más, tiene un valor muy singular.
-El jurado del León de Oro lo reconoció como uno de los arquitectos más transformadores e innovadores de su generación ¿Qué es innovar actualmente en arquitectura?
No sé si me atrevería a verme como innovador, sino como una persona interesada en arquitectura y en explicar el modo en que se piensa y en que uno puede entender qué hay detrás de la arquitectura. Así que más que como innovador, me veo como un estudioso. No tanto de lo que pueda tener interés, sino más bien de la voluntad de lo que hay detrás de la arquitectura que hacemos y lo que ha sido.
-Y como estudioso de la arquitectura. ¿Cree que la vivienda post Covid merece cambios vinculados a la concepción arquitectónica de los edificios?
-No creo que se pueda hablar de una arquitectura del antes y el después del Covid. Seguro que esta crisis va a afectar a todas las formas de vida y que llamará la atención otra vez sobre el valor de espacios abiertos, la extensión de vivienda a la ciudad... Seguramente contribuirá a que los arquitectos piensen en ello, en que las casas puedan ser otra vez lugares con las que contar para hacer buena parte de su vida, en aspectos de la dimensión, porque se ha exagerado en el valor de la construcción mínima y en los recintos económicos. Pero habrá que contar con lo ya construido y es difícil que un arquitecto se atreva a proponer la idea de vivienda modelo, porque tiene que estar dispuesto a hacer un buen uso de todo lo que hay. Los arquitectos Lacaton y Vassal, último premio Pritzker, hacían hincapié en todo ello en una entrevista que leí recientemente y es más que razonable. No creo que quepan respuestas muy seguras hacia nuevas direcciones de viviendas.
-Le trae a Cádiz su pasión por la arquitectura de bodegas. ¿Qué le atrapa exactamente de ella?
-Me alegra mucho venir a Cádiz porque me va a permitir ver desde dentro el modo de entender la arquitectura del vino y hacerlo desde un lugar donde el vino tiene un papel tan importante, sus bodegas. El vino se ha convertido en algo que me interesa mucho y, además, es una oportunidad de presentar a mis amigos y colegas gaditanos las cuatro bodegas que he tenido la suerte de hacer. Así que estoy doblemente satisfecho.
-Y en La Mejorada ha podido proyectar todos sus anhelos. ¿Qué significa para usted?
En estos últimos 20 años he estado embarcado en esta aventura de ver cambiado algo tan desmantelado y lo he visto transformarse en algo presentable con el contexto de la hermosura que son los viñedos. Haber trabajado sobre los restos de un monasterio del siglo XV y XVI ha sido realmente importante para mi.
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