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Historias de Cádiz

Puente giratorio Puntales-Trocadero

  • Oposición de la Cámara de Comercio y del Ayuntamiento de San Fernando al proyecto presentado por Ramón de Carranza l Recogida de firmas y manifestación popular 

Ramón de Carranza y sus concejales. Caricatura de 1928

Ramón de Carranza y sus concejales. Caricatura de 1928 / Archivo

Uno de los grandes proyectos del alcalde Ramón de Carranza fue la construcción de un puente giratorio entre Puntales y  el Trocadero. Una idea muy ambiciosa para la época, 1928, y que además del transito de turismos y camiones contemplaba el paso del ferrocarril y un paseo para peatones. El proyecto fue elaborado por el prestigioso ingeniero Eduardo Torroba y presentado al Gobierno a finales de 1927. 

Carranza contaba con el apoyo del Consejo de Ministros. El jefe del Gobierno, Primo de Rivera, le había convencido para que ocupara la Alcaldía de Cádiz garantizándole ayuda para todos sus proyectos. Pero en nuestra ciudad muy pocas personas creían  viable levantar un puente entre Puntales y el Trocadero debido a  la magnitud de la obra y a su enorme costo. 

En abril de 1928, José María Pemán y Luis Beltrami, que habían estado en Madrid participando en las sesiones de la Asamblea Nacional, anunciaron a través de Diario de Cádiz que el Gobierno había aprobado la construcción del puente giratorio sobre la bahía. Pocos días más tarde, el Boletín Oficial publicaba un Real Decreto por el que el Gobierno hacía suyo el proyecto de Torroba y enviaba a Cádiz al ingeniero Juan Romero Carrasco para examinar los terrenos. Al mismo tiempo abría información pública sobre la obra a realizar, como era preceptivo.

El puente Puntales Trocadero encontró entonces dos grandes opositores. Por un lado la influyente Cámara de Comercio de Cádiz y por otro el Ayuntamiento de San Fernando.

La Cámara de Comercio, en una agitada sesión celebrada el 20 de junio de 1928, acordó expresar importantes objeciones al proyecto. Entendía que  el puente suponía  el simple acortamiento de 17 kilómetros en la distancia a algunos lugares de la provincia  y que ello daría lugar a escasos beneficios para el coste tan enorme  que tendría la obra.  Algunos miembros de la Cámara, por el contrario, entendían que el proyecto de puente era muy interesante y que produciría mejoras al comercio gaditano. Finalmente, con algunos votos en contra, el informe contrario  a los proyectos de Carranza salió adelante debido a la postura del presidente de la Cámara, Francisco Arámburu, enfrentado desde hacía algún tiempo con el alcalde de nuestra ciudad.

El pleno del Ayuntamiento de San Fernando también se opuso a la construcción de ese puente. En carta dirigida al jefe del Gobierno, el municipio isleño señalaba que  un puente sobre la bahía dejaría a  la ciudad de San Fernando completamente aislada, apartada del resto de España y  lejos de la influencia de la comunicación directa entre Madrid y Cádiz. Añadía la corporación isleña que los planes de Carranza perjudicaban la industria pesquera, salinera y la actividad comercial de su ciudad y que   el paso del tren por San Fernando era vital para sus intereses. 

La respuesta del alcalde gaditano no se hizo esperar  y contestó a ambas corporaciones con su natural empuje y vehemencia.

A la Cámara de Comercio contestó con una durísima carta abierta a través de Diario de Cádiz en la que, tras desmontar los argumentos de carácter técnico, acusaba a sus miembros de tener los “mismos defectos de muchos gaditanos; pesimismo, apatía y falta de entusiasmo”. Por si fuera poco, Carranza acusó directamente a Arámburu y a otros miembros de la Cámara de actuar en venganza por las actuaciones municipales en materia de agua y electricidad.

Hay que señalar que en esos años, Carranza había procedido a municipalizar los servicios de Agua y Electricidad en notable perjuicio de las empresas de Arámburu y de otros miembros de la Cámara de Comercio.

El Ayuntamiento de San Fernando también recibió su contestación. Carranza publicó otra carta abierta señalando que  ni la escasa industria pesquera de la Isla, ni su industria salinera se verían perjudicados por el puente sobre la bahía. En cuanto al ferrocarril, el alcalde de Cádiz señaló que la única actividad comercial que producía a su paso por San Fernando era la venta de ‘algunos cangrejos y bocas de la Isla’, únicos productos de dicha localidad. 

Como es natural, estas palabras de Carranza causaron indignación en San Fernando y hasta su alcalde, Julián Sánchez Ferragut,  se vio obligado a salir al paso calificando las frases de Carranza como ‘las cosas de don Ramón’.

Pero esta polémica tuvo importantes consecuencias. El Ayuntamiento de San Fernando presentó su dimisión pocos días más tarde y el Gobierno de Primo de Rivera designó nuevo alcalde.

 En Cádiz  crecía el apoyo a la construcción del puente sobre la bahía. La Unión Patronal Gaditana inició una campaña de apoyo al alcalde recabando ayuda en la práctica totalidad de las entidades y corporaciones gaditanas.  Colocó mesas de en distintos lugares de la ciudad y treinta y dos mil gaditanos firmaron en unos pliegos manifestando su compenetración con los planes de Ramón de Carranza.

Manifestación en apoyo a Ramón de Carranza. 1928 Manifestación  en apoyo a Ramón de Carranza. 1928

Manifestación en apoyo a Ramón de Carranza. 1928

El 15 de julio de ese año una imponente manifestación popular recorrió las calles principales de la ciudad mostrando su adhesión al alcalde y  a sus grandes proyectos. La manifestación partió de la plaza de San Antonio y finalizó en San Juan de Dios con la entrega a Carranza de los álbumes repletos de firmas.

Sin embargo, Carranza, que vio hacer realidad algunos de sus  grandes proyectos, no pudo conseguir el puente sobre la bahía.  En 1930 cesaba Primo de Rivera y el puente quedaba en el olvido.  Treinta años más tarde, su hijo José León, alcalde de Cádiz, lo planteaba de nuevo y pudo llevarlo a cabo.

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