Obituario

Muere Melchor Prats Munárriz, presidente de la Comisión de Justicia y Paz de la diócesis de Cádiz y Ceuta

  • Serio, polifacético y servicial, estaba alerta para seguir el ritmo que marcaba el paso de los días

Melchor Prats Munárriz

Melchor Prats Munárriz

Melchor Prats, hombre diáfano, cuya mirada transparentaba las ideas básicas sobre las que él asentaba su vida, los principios sólidos que orientaban su diario caminar y los propósitos irrenunciables que estimulaban sus hondas aspiraciones ha fallecido transmitiéndonos un mensaje de coherencia, de solidaridad y de generosidad.

Recuerdo ahora cómo sus palabras escuetas y sus silencios expresivos translucían la íntima esperanza de quien tenía fe en la Palabra, de quien creía que el trabajo y la pelea, cuando son fecundados por el amor, siempre depositan fértiles semillas en unos surcos que están marcados por unas huellas profundas que nos invitan a trascender las meras apariencias. Paco González lo explicaba de una manera más concreta: “como buen técnico, Melchor siempre iba al grano”.

Melchor Prats Melchor Prats

Melchor Prats

Serio, polifacético y servicial, estaba alerta para seguir el ritmo que marcaba el paso de los días, era un entusiasta que controlaba minuciosamente cada uno de sus movimientos y que orientaba concienzudamente la dirección de sus acciones y de sus compromisos. Y es que él estaba dotado de una singular capacidad de penetración y de una sorprendente habilidad de síntesis. Era un analista que concentraba su atención en los episodios cotidianos con la intención de identificar los secretos íntimos que escondían en sus misteriosas entrañas, con el propósito de captar sus resonancias y de desvelar los múltiples mensajes que encierran.

Lúcido y sagaz, él sabía muy bien que no hay mayor desorden que la injusticia. Por eso trataba de convencernos de que es urgente la recuperación de algunas de esas verdades esenciales que muchos se empeñan en ocultar y en olvidar. Aunque era esperanzado, a veces dudaba de que estuviéramos viviendo unos momentos particularmente fecundos y de que ésta fuera una crisis -más de valores que económica- que anticipaba nuevos momentos de esplendor. No veía con claridad, sin embargo, que este principio de siglo se presentara como un anuncio de fe renovada, como un arte capaz de impulsarnos a un futuro prometedor.

Melchor -¿verdad Paco?-, antes de hablar, actuaba; y antes de actuar, pensaba. Y es que él estaba firmemente persuadido de que son los testimonios coherentes los únicos que abren surcos en los que germinan las palabras. Por eso, sólo cuando analizaba con paciencia los movimientos de este mundo dislocado, era cuando levantaba sus quejas y formulaba sus luminosas propuestas. Ha fallecido un gran hombre. Que descanse en paz.

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