El Millonario cuelga el cartel de 'Se vende'
Comercio | Cádiz
Su propietario, Ramón Gómez, quiere cerrar el negocio antes de jubilarse dentro de cuatro años
Uno de los negocios más típicos de Cádiz, quizá el más conocido y querido de ese comercio añejo que poco a poco se ha ido perdiendo en la ciudad, El Millonario, se vende. Su propietario, Ramón Gómez Gallardo, ha decidido dar un paso adelante para cerrar el establecimiento y ha colgado el cartel en su atestado escaparate.
Desde hace un par de semanas este anuncio llama la atención en su local de la calle Barrié, aunque Ramón tiene claro que el cierre no será inminente. “Me jubilo dentro de cuatro años, pero me gustaría poder retirarme antes, por eso voy preparando el terreno, aunque tengo claro que no se va a vender pronto”.
Ramón cuenta que vende el local y todos los curiosos artículos que tiene dentro, por si algún emprendedor quiere seguir con el negocio, y se lamenta de cómo le ha afectado la pandemia. “Entre la crisis por el coronavirus y que la cosa últimamente estaba flojita, me está costando mantenerme”, asegura.
También achaca la culpa a los bazares orientales que han proliferado por la ciudad en los últimos años y donde se pueden encontrar artículos de todo tipo a precios muy económicos.
Por ello Ramón dice que quiere adelantarse a lo que le espera en el futuro y si alguien lo adquiere pronto “seguiría pagando la cuota de autónomo hasta que llegara el momento de jubilarme”. Ramón explica que es complicado sostener una tienda tan particular como la suya ya que normalmente tiene picos de ventas durante el Carnaval o las Navidades, pero que el resto del año son más flojas y hay muchos gastos detrás.
No obstante, no pierde el buen humor y la esperanza de poder traspasar su negocio, uno de los más tradicionales del comercio gaditano desde que abriera sus puertas en el año 1982 en la calle Barrié. Diez años antes se inauguró la tienda primigenia en la calle Compañía. Su padre, a quien denominaban ‘El Millonario’ - “por lo que vacilaba de dinero”, aclara Ramón, fue el que dio nombre a ambos establecimientos.
Ahora su hijo y heredero dice sentir “mucha pena” por dejar de realizar un trabajo que considera “cómodo y agradable por el trato con el público. Me siento muy querido en Cádiz”, confiesa. En tantos años de trayectoria, Ramón ha visto pasar generaciones de gaditanos por su tienda y dice que sus artículos llaman mucho la atención a los turistas que vienen a la ciudad, porque ¿quién no querría llevarse a casa un souvenir de Cádiz en forma de pollo de goma?
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