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Entrevista| De Cerca

Marisa Campos: “Para mí ha sido un arma muy valiosa pasar desapercibida”

  • Es la presidenta de la asociación de vecinos Cádiz Centro y una mujer muy implicada en la ciudad

  • Nació en Madrid pero lleva 25 años en Cádiz y se siente una gaditana más, por eso, le causó mucha sorpresa que la nombraran Hija Adoptiva

Marisa Campos en un banco de la plaza de Candelaria de Cádiz.

Marisa Campos en un banco de la plaza de Candelaria de Cádiz. / Jesús Marín

María Luisa Campos Moreno, más conocida como Marisa Campos, forma parte del movimiento vecinal de la ciudad desde los años 90. Ha sido mucho tiempo vicepresidenta de la federación de asociaciones de vecinos (AAVV) 5 de Abril y actualmente es presidenta de la AVV Cádiz Centro, en cuya sede realizamos la entrevista. En 2020 fue nombrada Hija Adoptiva de la ciudad.

–¿Cuántos años lleva en Cádiz? ¿Qué le trajo aquí?

–Vine hace 25 años. Yo estaba ya jubilada y mi marido es pintor, por lo que no tenía jefe. Él es de aquí, vinimos a pasar una semana con nuestro hijo pequeño y estando en la playa, decidí que nos quedábamos. Pensé que al pequeño no quería criarlo en Madrid porque en la época que crié a los mayores, no se podía salir a la calle, no los podías llevar al parque porque en la zona industrial de la Vega del Henares era muy complicado por el tema de la heroína, entonces, no podían jugar en un parque porque había jeringuillas, había gente pinchándose, te daban el tirón del bolso... Así que yo tomé la decisión de que ahora que teníamos una cuota de libertad había que buscar algo mejor para ese crío y para nosotros. Y estando aquí, le dije a mi marido: "No nos vamos. Yo quiero vivir de otra manera, quiero criar a este niño en la calle, dando patadas a un balón, jugando con amigos, y tú no tienes jefe. Lo mismo te da pintar aquí". También eso estaba basado en que él llevaba 20 años de absoluta morriña, él añoraba su tierra muchísimo, y nos quedamos con una maleta de ropa para la playa. Los tres hijos mayores se quedaron en Madrid y la broma era que como no podíamos echar a los hijos, nos íbamos nosotros.

–¿Se integró desde el principio en el movimiento vecinal?

–Yo llegué a Cádiz con la intención de no hacer nada, de leer mucho y ser una buena ama de casa, de esas que pasan la escoba y el plumero todos los días. Al principio, estábamos viviendo en San Fernando, teníamos la Casa de la Juventud al lado y primero me apunté a yoga, después a un curso de autoestima, después a un curso de protocolo, al mismo tiempo me integré en la asociación de artesanos, lo que era antiguamente ASACA, porque yo también había hecho siempre artesanía de textil, había tenido una maestra maravillosa y cuando era jovencita siempre estaba en su estudio ayudando, aprendiendo y recogiendo hilos, y yo tenía ganas de trabajar con los bolillos, de hacer tapices, entonces, yo me integré en la asociación de artesanos y al año y medio ya era, primero, vicepresidenta y luego, presidenta. Fueron cuatro años con cargo, y al mismo tiempo, empezamos a coordinarnos con la asociación de vecinos del Pópulo.

–¿Porque ya vivía en Cádiz?

–Vivía todavía en San Fernando pero ya me estaba trasladando a Cádiz. Y empezamos a coordinar las actividades de la asociación de artesanos con las actividades de la AVV Los Tres Arcos del Pópulo. Hicimos una especie de colectivo, que integraba a comerciantes y a los primeros hosteleros que se empezaban a instalar en el barrio, y comenzamos a levantar el barrio a base de hacer actividades. Actividades muy sencillas y sobre todo yo, en aquella época, estaba muy centrada en los niños, porque veía que eran niños con familias desintegradas, con familias duras, con muy poquita autoestima. Sentía la necesidad de que esos niños tuvieran atención social, que se sintieran importantes. Empecé a pedir a Parques y Jardines macetas y los primeros talleres eran para decorar macetas. Luego plantamos, colgamos las macetas y al final, le dimos a cada niño un carné de cuidador de macetas y del barrio, y esos niños te decían: "No tires papeles en mi barrio, recoge el botellín...". Todos esos niños han estudiado, unos han hecho una carrera, otros formación profesional, y hoy son hombres como trinquetes, con hijos, que todavía me llaman, me abrazan, me besan y me dicen: "Marisa, qué bien nos lo pasábamos". Luego empezamos a organizar las sopas de tomate famosas en la Posada del Mercado y los concursos de Drag Queen, entre muchísimas otras cosas. Revitalizamos el barrio de una manera que lo pusimos en primera fila de la ciudad. Ya no se hacía nada sin pasar por El Pópulo.

"Llegué a Cádiz con la intención de no hacer nada, de leer mucho y ser una buena ama de casa”

–Entonces, así fue como se introdujo en el movimiento vecinal.

–Si, fue a través de Antonio Gallardo y, en seguida, Antonio Gómez, que era el presidente de la federación, me captó, me hizo vicepresidenta primera y ahí empecé a interrelacionarme con todas las asociaciones de Cádiz.

–¿Cómo ha cambiado el movimiento vecinal desde que usted empezó hasta ahora?

–Ha evolucionado, para bien o para mal, con el tiempo y con la sociedad.

–En la AVV Cádiz Centro, donde está ahora, también realiza una labor social.

–Lo que pasa es que nosotros la labor social no la entendemos de la manera más clásica. Nosotros no repartimos alimentos, pero sí hacemos asistencia a mujeres en procesos de violencia de género, sí que trabajamos mucho con la pobreza.

–¿En qué sentido?

–Por ejemplo, ayudando a las mujeres si tienen algún bloqueo en asuntos sociales, para que puedan seguir teniendo acceso a las ayudas. Formo parte de la mesa de integración de los vecinos sin hogar e interactúo mucho con ellos. Bueno, yo no tengo medios y en ese tema estoy bastante sola. Intento armonizar los vecinos con casa y los vecinos sin casa, para que haya un poco de comprensión y esto también con los usuarios tanto de la plaza de las Flores, Correos, Candelaria, Catedral, a los que siempre les estoy pidiendo: "No molestéis, no rompáis, no dejéis basura. Por favor, recoge, esto es tuyo también, si está limpio estás más a gusto, pero además lo usan niños".

–También forma parte de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. ¿Qué papel juega esta entidad?

–Hace ocho años, acogimos en la asociación de vecinos a la iniciativa de afectados por la hipoteca. Fue una labor durísima porque aquí atendíamos a gente de toda la provincia. Si te busco fotos, verás toda esta sala hasta atrás llena de gente, cada familia era un desahucio, cosas muy dramáticas porque en aquella época sobre todo no desahuciaban la casa hipotecada, sino la casa de los avalistas. Entonces, imagínate una casa del Río San Pedro, que valía poco, y habían avalado los padres con una casa en la calle Ancha de 150 metros cuadrados, con balcones, y era esa la que desahuciaban. Imagínate los dramas de personas de 80 años que venían aquí diciendo que avalaron a su hijo, que se ha marchado al extranjero a trabajar y que no puede pagar la casa, y le piden la suya. Quiero mencionar especialmente la labor que realiza el abogado José Pérez León, que además de ser un genio en procedimiento, ha resultado ser un auténtico ángel, un hombre que nos dedica muchísimas horas de forma desinteresada. Es que al final, nos hemos quedado tres personas: un compañero, Paco, en San Fernando, yo y don José. Somos la plataforma de toda la provincia, y José ha sido la base.

–De esas situaciones duras que comenta, ¿hay alguna que le haya marcado especialmente?

–Todas. Aquí hemos hecho de todo menos reírnos. Pero sobre todo, las personas mayores que veían en peligro su vivienda, una vivienda que ya tenían pagada, una vivienda que les había costado mucho, que ya la tenían adaptada, y que el banco dijera que esa es la que se queda, es terrible. También he sufrido mucho con los prestamistas, que en la provincia se han cebado. Y bueno, mi discurso, sobre todo con las parejas jóvenes, es dación en pago a coste cero porque no puedes cargar con esa mochila toda la vida y un hogar no es esa casa; esa casa son ladrillos, y ladrillos hay muchísimos y a todos se los están quitando. Tu hogar es donde tú vayas a tener una tranquilidad de vida. Que te quiten unos ladrillos no es una gran pérdida, es dinero al final, porque esto de los desahucios masificados ha producido muchísimos suicidios, muchísimos, y no se habla de ello, no se publica; y enfermedades. Tuvimos una estudiantes de Medicina que hizo su tesis sobre cómo afecta un proceso hipotecario de desahucio en la salud, y con nuestros usuarios hemos visto cánceres un montón, depresiones un montón, tema de nervios... a todo el mundo le ha enfermado de alguna manera. Y a los niños les produce mucha depresión.

Marisa Campos durante la entrevista. Marisa Campos durante la entrevista.

Marisa Campos durante la entrevista. / Jesús Marín

–Imagino que también se habrá llevado satisfacciones.

–Muchas. Cada reestructuración conseguida. Hacer llegar a un acuerdo de reestructuración en el banco es que te adaptan la hipoteca a los ingresos que tienes, entonces, de pagar 700 euros a pagar 45 por seguir viviendo en tu casa durante cinco años es un respiro y una alegría muy grande. Nosotros hemos solucionado problemas de matrimonios aquí derivados de la hipoteca. Vino una pareja que se estaba separando, él era militar y vivían en San Fernando, pero tenían en Alcantarilla una casa y no podían pagar las dos casas, el banco los estaba acosando y tenían muchas tensiones. Les dijimos que lo mejor era dación en pago y empezamos a gestionar la dación en pago a coste cero: te quitas esa losa y empiezas a vivir de cero, y tienes los ingresos que tienes y los administras lo mejor que puedas, y tiráis para delante, porque traían tres niñitos pequeños. Y entraron enfadados, se sentaron cada uno en un lado de la sala, y cuando se fueron, un compañero y yo nos asomamos a la puerta y en la esquina de la plaza se estaban dando un beso. Yo me fui emocionada porque el dinero no puede influir tanto en la vida de una familia. Ahí tuvimos la habilidad de cambiarles el chip.

–Usted es afiliada del PSOE. ¿Se ha planteado alguna vez participar activamente en la política?

–Yo soy afiliada del PSOE, soy una mujer socialista. Sinceramente, creo que voy con tres generaciones de retraso porque yo no sé si mi ideología o mi vida de mujer socialista encaja con el socialismo actual, a veces tengo serias dudas. No, no me planteo participar activamente. Participo activamente desde la base, y muy activamente, y desgraciadamente, a veces en el ala crítica, sobre todo en la cuestión de vivienda.

–Está casada con un reconocido artista. ¿Qué relación tiene usted con el arte?

–Soy muy sensible. Yo tengo una naturaleza sensible y cualquier expresión artística me llega y me saca del mundo: me evade. Si no fuera por el arte, yo no podría aguantar las tensiones que paso todo el día, porque yo luego tengo en mi casa una persona muy sensible, muy artista, y estoy rodeada de arte. No sólo de su pintura, sino de pintura de muy buenos pintores que hay en la ciudad. Ortiz Ventura ya es maestro de maestros. Él ha formado a muchísimos pintores en Cádiz que tienen una trayectoria muy buena ya. Pero el arte, la música, una escultura... ¿Sables? Parece una locura pero yo me acerco a la Alameda, que es un lugar de referencia para mi marido y para mí, la Alameda él la interpreta mil veces, siempre tiene algo que decir de la Alameda, y en la Alameda hay una estatua que yo adoro, que es la de Carlos Edmundo de Ory, que está a nivel del suelo. Y yo me voy y le agarro de la mano y le cuento las cosas; él es mi confesor, a veces mi novio y a veces le digo: "Vámonos de paseo". Me encanta. No soy crítica de arte, no sé si es una pieza buena o no, pero la encuentro tan cercana y tan al alcance... Acariciarle la barba es una experiencia. Yo te reto a que vayas y le acaricies la barba y le agarres de la mano porque transmite no sólo su universo, también están las manos de la persona que ha interpretado ese personaje y ese universo, y alguien que se escapa del pedestal para seguir andando.

–En 2020 fue nombrada Hija Adoptiva de la Ciudad. ¿Qué supone para usted esta distinción?

–Para mí fue un mazazo. He tenido todo tipo de sentimientos con relación a este nombramiento. El primero, muchísima sorpresa. Voy a ser muy sincera, mi primer pensamiento fue: "Si eso sólo se lo dan a los muertos". Lo siguiente que pensé fue: "Si yo soy de Cádiz, estoy implicada en la ciudad más que la mayoría de los gaditanos a muchísimos niveles". Bueno, y que te adopten con 65 años era como... Luego, me sentí como con un foco. Yo siempre he estado muy implicada en todo lo de esta ciudad, he trabajado con las mujeres, con los colectivos de lesbianas, gays y transexuales en la asociación Colegades, pero siempre desde un plano muy discreto. Para mí ha sido un arma muy valiosa pasar desapercibida porque entro con mucha más suavidad en despachos, hablo con más suavidad con políticos... no lo sé, creo que siempre se ha valorado que sea una persona discreta, que no comente ni filtre. Entonces, ponerme el foco aquí era como exponer mi identidad y me daba vergüenza, me sentía muy mal, pasé muchos nervios. Luego, ya me tranquilicé un poco cuando me di cuenta de que no era un premio que se me daba a mí, sino que se me daba en representación de tantas personas que en esta ciudad lo han pasado muy mal: se le estaba dando a las mujeres maltratadas; a la gente que perdía su casa; a la gente en la calle; a mujeres con muy poco nivel que vienen aquí y me dicen: "Marisa, no entiendo este documento" o "tengo que hacer esta carta"; a las mayores que me preguntan cómo se pincha para llamar a su hijo con su teléfono. Aquí se hace una labor inmensa. Yo voy con muchas personas mayores al banco y luego las acompaño a casa y llamo a su hija, que está trabajando, para decirle que su madre ya tiene el dinero en casa. O sea, son muchas pequeñas cosas. Pero si se me conoce, yo pensaba que ya todo el mundo va a saber qué estoy haciendo, y eso me daba vergüenza. Pero luego pensé que se estaba reconociendo a todas esas personas conmigo. No es sólo para mí. Somos un grupo grandísimo y se merecen participar de este premio. También decidí que mi discurso iba a ser muy cortito y de agradecimiento. Y tengo que reconocer, y aprovecho esta oportunidad para decir que me produjo muchísimo dolor tener un olvido muy tonto, que fue agradecer en el grupo de personas que me han ayudado, que han sido un poco mentores, a José Manuel Hesle, y ese olvido me ha producido muchas lágrimas porque los nervios me jugaron una mala pasada, era de los primeros en la lista y se me olvidó. Así que aprovecho para rendirle homenaje y agradecerle todo lo que me enseñó, todo lo que me ayudó y todo lo que me impulsó.

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