Solidaridad internacional

Manos gaditanas que no tiemblan para ayudar a Turquía

  • Helena Correa parte hacia la zona devastada por el terremoto junto a un grupo de voluntarios de la Asociación Gea

  • Envío de buques a Turquía

El grupo de voluntarios españoles, con la gaditana Helena Correa en el centro de rojo, en el aeropuerto de Barajas.

El grupo de voluntarios españoles, con la gaditana Helena Correa en el centro de rojo, en el aeropuerto de Barajas.

Todas las manos son pocas. El terremoto que ha hecho temblar hasta derribarlos los cimientos de una amplia zona de Turquía y Siria, una catástrofe que supera ya los 11.000 muertos, ha provocado una ola de solidaridad internacional que también alcanza a Cádiz. Desde la capital gaditana ha partido hoy Helena Correa, de la Asociación Gea, que junto a un amplio grupo de voluntarios de esta asociación española llegará a Turquía, vía Estambul, para trabajar en las tareas de rescate y ayuda a las personas afectadas por el fortísimo seísmo.

No es la primera vez que la gaditana Helena Correa viaja de manera urgente a algún país donde la tierra ha temblado. Comenzó en el año 2006, en Indonesia, y siguió en años posteriores con expediciones solidarias a Italia, Nepal y Haití. De hecho, de su propia experiencia deduce esta voluntaria gaditana que la catástrofe de Turquía puede llegar a ser "la peor de los últimos años, incluso peor que Haití".

Helena ha viajado hoy mismo hasta Madrid en tren. En la capital tiene previsto encontrarse con un amplio grupo de voluntarios procedentes de otros puntos de España donde Gea tiene implantación, como Alicante, Granada, Madrid... En principio, Helena Correa piensa que la mejor ayuda que podrán prestar de inmediato es la de colaborar en el desescombro de los edificios que no han resistido al terremoto.

Sabido es que cuantas más horas pasen, menos posibilidades habrá de encontrar supervivientes. Es, por tanto, una primera labor que no admite demoras y en la que hay cientos de voluntarios de todo el mundo implicados. Enfermeros y médicos también forman parte de la expedición española de Gea, preparada pues para atender a las personas heridas a causa de la catástrofe.

En todo caso, el desescombro de los edificios es también fundamental para las familias de la zona, que quieren conocer con exactitud si sus allegados, ahora desaparecidos, han fallecido por el terremoto. Correa explica que esta circunstancia también "es importante", pues permite a estas familias no subsistir con el eterno sinvivir de no haber encontrado el cuerpo de su ser querido. Aquí, la labor de Gea se torna en el acompañamiento a las víctimas.

Helena Correa sabe ya lo que le espera. Reconoce, de hecho, que en su equipaje lleva esa coraza mental que todo humano es capaz de fabricarse para soportar tragedias de este tipo. Sabe que puede salir "tocada" de la experiencia, una vez que empiecen a conocer a las personas que están sufriendo en sus carnes, y en sus posesiones, una tragedia de tal calibre.

Un aspecto humano del que la voluntaria gaditana ya tiene noticias por otros compañeros de la asociación que ya trabajan sobre el terreno, y que relatan hechos como el de un niño de apenas cinco años que preguntó por su colegio poco después de ser rescatado de entre los escombros. O la historia de un joven que reconoció que había sobrellevado la angustia de permanecer con vida bajo tierra entonando canciones.

Correa solo piensa en llegar a Turquía y ayudar en todo aquello que pueda. Reconoce que en estas circunstancias la solidaridad humana brota con mucha naturalidad, y que en las zonas devastadas se viven "más cosas buenas que malas". Recuerda que se dan también situaciones de pillaje y robos, dada la extrema necesidad en la que muchas personas viven, pero asegura que las ayudas y el espíritu solidario superan con creces estas situaciones más complicadas.

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