Sucesos

Mamen, la presunta asesina de su novio en Castro Urdiales, dice que guardó la cabeza porque era "el único recuerdo que tenía de él"

  • La mujer sigue sin confesar el crimen y la Guardia Civil está a la espera de que las pruebas de ADN confirmen que la cabeza hallada en casa de su vecina pertenece a Jesús Mari, su pareja

  • Mamen nació en Utrera pero vivió muchos años en Cádiz, hasta que sus hijos se independizaron y volvió al norte, donde tenía familia

Una fotografía de Carmen Merino.

Una fotografía de Carmen Merino.

Carmen Merino sigue sin confesar el crimen de su novio en Castro Urdiales. De momento los investigadores no consiguen que afronte la realidad e insiste en historias fantasiosas en las que ella no ha tenido nada que ver con la desaparición de Jesús Mari Baranda, su pareja y el propietario de la casa en la que vivía hasta que la Guardia Civil la detuvo después de que su vecina encontrara una cabeza humana en descomposición, la cabeza de Jesús María, en la caja que Carmen, Mamen para los amigos, le había dejado para que la guardara hace siete meses.

Carmen Merino vivió muchos años en Cádiz pero nació en Utrera, hija de un agente de la Policía Nacional que estuvo buena parte de su carrera en el País Vasco, donde tuvo una papel muy activo en la lucha contra el grupo terrorista ETA. Es por eso que Mamen, una vez que sus hijos se independizaron, decidió abandonar la capital gaditana y regresar al Norte, donde tenía familia.

Mamen vivía en extramuros, y quienes la conocen hablan de ella como una mujer presumida pero con un carácter complicado, con tendencia a la depresión y a los arrebatos.

De la primera pareja de Mamen poco se sabe. Lo único es que una vez que sus dos hijos crecieron y volaron del nido la mujer decidió mudarse a Castro Urdiales. Allí empezó una relación con Jesús Mari que parecía ir viento en popa hasta que el pasado febrero él desapareció. La mujer contó a la Guardia Civil que Jesús la había dejado llevándose el dinero. Sin embargo a los agentes les extrañó desde el inicio que no se hubiera llevado el coche ni se hubieran producido movimientos en la cuenta bancaria.

Jesús Mari tenía 68, estaba jubilado y había sido director de una sucursal bancaria, por lo que su posición económica era desahogada a pesar de estar divorciado y tener hijos mayores.

Tras desaparecer fue un hermano de Jesús Mari quien interpuso una denuncia tras lo que la Guardia Civil inició su investigación. Según han informado medios cántabros, Mamen, temiendo que en un registro de la casa en la que vivía se descubrieran los restos de su pareja, envolvió la cabeza de Jesús en plástico y lo metió en una caja, que cubrió con papel de regalo, un presente macabro que entregó a su confiada vecina. La excusa fue que en la caja había juguetes eróticos que pertenecían a Jesús y que no quería que la Guardia Civil los descubriera para no manchar su reputación.

La pasada semana el insoportable olor que desprendía la caja en cuestión hizo que esta mujer decidiera abrir la caja y encontrarse una cabeza humana en descomposición, lo que le provocó una crisis de ansiedad de la que tuvo que ser tratada en primera instancia por el 112 y posteriormente en el servicio de urgencias de un hospital cercano. Cuando la Guardia Civil le preguntó por el hallazgo su respuesta fue: “Alguien me la dejó en la puerta de la casa y yo la guardé porque era el único recuerdo que tenía de él”.

Antes llamó a la Guardia Civil, que acudió rápidamente a su domicilio y posteriormente detuvo a Mamen Merino, una mujer que ya había tenido problemas con la justicia por, supuestamente, ser la causante de dos estafas.

En estos momentos la Guardia Civil intenta tener el informe de ADN de la cabeza antes de pasarla a disposición judicial. Medios cántabros comentan que el móvil del crimen puede ser económico.

Mientras, el hijo de Mamen, muy afectado por la noticia, se ha desplazado hasta Castro Urdiales para seguir de cerca todo el proceso. Su hija espera noticias en tierras gaditanas sin poder dar crédito a las noticias que van apareciendo.

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