Juan Carlos Torrejón · pregonero de la semana santa 2018

"Es muy difícil ser cofrade en Cádiz"

  • Balanza. A siete días de su pregón, el que fuera hermano mayor de Piedad destaca "el esfuerzo que hacen las cofradías" y lamenta el poco compromiso de los hermanos

Dentro de siete días anunciará la Semana Santa en el Gran Teatro Falla. Dice estar tranquilo, entre otras cosas porque una agenda muy intensa no le permite centrarse en otras cosas.

-¿El cofrade nace o se hace?

-En mi caso se hace. Yo nazco en el seno de una familia que no es cofrade, aunque mi madre siempre ha estado vinculada a la cofradía de La Palma. Desde que tengo uso de razón y hasta que la pobre ha podido por salud ha ido siempre detrás del Cristo de la Misericordia. Esa es nuestra cofradía de cuna, pero no es una familia cofrade. Yo me hago cofrade a raíz de un amigo que me lleva a la hermandad de la Piedad, por el año 88 u 89; luego ocurrió aquello de noviembre del 89 cuando la hermandad perdió el paso, conocí a la que hoy es mi mujer y ya me vinculé definitivamente al mundo de las cofradías.

-¿Cuáles son sus recuerdos de la niñez cofrade?

-El principal es mi madre detrás del Cristo de la Misericordia, y de muy pequeño ir de la mano de mi padre a la calle Torre a llevarle los zapatos a mi madre, que se retiraba allí como gran parte de la penitencia que acompañaba al Cristo. Y recuerdo también mi primer Jueves Santo y mi primera Madrugada viendo el paso del Nazareno en la calle Presidente Rivadavia.

-¿Cómo ve el mundo de las cofradías en esta ciudad?

-Partiendo del hecho de que ser cofrade en Cádiz es difícil, porque la ciudad en sí no es cofrade, creo que hay que valorar mucho el esfuerzo tan importante que hacen las hermandades por poner los cortejos que cada Semana Santa vemos en la calle, tanto en patrimonio como en número de hermanos. No sé si gozarán de buena salud en su totalidad, pues supongo que habrá hermandades pasando momentos difíciles, pero en general creo que están en un momento de crecimiento en muchos aspectos. Ahí están los ejemplos de cofradías inmersas en proyectos patrimoniales importantes, sin el apoyo que sí tienen las cofradías en otras ciudades.

-¿Por qué dice que no es fácil ser cofrade en Cádiz?

-Por la propia idiosincrasia de la ciudad, que tiene otra fiesta principal que prima y que hace que el gaditano esté más inmerso en esas cuestiones que en la Semana Santa. Y quizás la vinculación a las cofradías no es tan estrecha como en otros sitios; aquí el que se vincula estrechamente a una cofradía no es por mucho tiempo realmente. No hay una conciencia de cofrade como en otros sitios.

-Usted ha vivido intensamente desde joven el mundo de las hermandades. ¿Ha cambiado mucho la cosa en estos años?

-Yo quizás noto desde el seno de las cofradías que hay menos compromiso, y lo veo reflejado en la propia juventud; en mi época, nuestras hermandades eran un punto de encuentro semanal para los jóvenes, que nos veíamos allí y eso nos ayudaba a trabajar por y para la cofradía; hoy en día, quizás por las tecnologías y los medios que hay, los jóvenes se comunican más fácilmente y no tienen que quedar un día concreto. Y yo creo que todo eso redunda en el compromiso; la gente no quiere demasiado compromiso. Colabora, pero desde fuera. No le pidas más.

-¿En qué momento le llega el pregón de la Semana Santa?

-Me llega en un buen momento, de madurez como persona y como cofrade. Evidentemente, el pregón que hubiera dado hace diez o quince años no es el que voy a dar ahora. Mi trayectoria personal y cofrade me ha hecho ver las cosas de una manera distinta a como las veía hace unos años. Además, enfrentarse a algo así necesita tablas y uno tiene ya una trayectoria y cierto recorrido en estos años.

-¿Qué es para un cofrade de Cádiz dar el pregón de su Semana Santa?

-Juan Mera lo definió muy bien el año pasado al decir que era como el Premio Nobel para un cofrade. Yo lo considero como un gran regalo que las cofradías le hacen a uno para poder ser la voz de los cofrades por un día. Yo creo que todos tenemos nuestro pregón escrito, y algunos tenemos la suerte de poder pronunciarlo y otros lo dejarán para siempre en el alma y en el corazón de cofrades. Por eso es un maravilloso regalo que le hacen a uno.

-¿Es el pregón un acto en decadencia o un estilo literario que está en alza?

-Tanto como un estilo literario no tengo capacidad para decir si se podría encuadrar o considerar así. Pero los pregoneros de los últimos años creo que han conseguido captar la atención de los cofrades respecto. El Teatro Falla no tiene precisamente poca capacidad, y el día del pregón está bastante lleno; creo que los pregoneros, y el Consejo al apostar por ellos, han trabajado para que sea un acto que tenga su importancia dentro de la Cuaresma. Y creo que debería seguir mejorando cada año. El pregonero tiene que ser consciente de que tiene que trabajar para que el pregón tenga su relevancia.

-¿Cambiaría algo del acto del domingo?

-Lo he dicho siempre desde que fui nombrado: me hubiera gustado que las autoridades me acompañaran en el escenario. Creo que es algo que se tiene que recuperar; se hacía antaño y no sé por qué se perdió. Luego acortaría la duración respecto a ese pequeño concierto de marchas; suprimiría el rezo del Ángelus, porque creo que es un acto literario, no religioso; y suprimiría también el presentador de sala. Todas esas cosas son minutos que suman y hacen que el acto sea excesivamente largo.

-¿Cómo ha sido el proceso de creación y elaboración del pregón?

-A los quince días de haber sido nombrado ya estaba escribiendo el pregón, en concreto el 12 de octubre empecé, el día del Pilar. Lo primero que quise hacer fue buscar una idea, un hilo conductor; y lo conseguí a los pocos días. Luego es verdad que tuve un tiempo que me costó seguir, pero a mediados de noviembre ya me puse las pilas, como se suele decir, y en diciembre estaba terminado, cumpliendo los plazos que me había propuesto. Lo que sí tengo que decir es que he disfrutado mucho en este proceso de elaboración, había días que no me pesaba acostarme tarde porque lo estaba disfrutando.

-¿Se ve el pregonero arropado desde que recibe la llamada del Consejo hasta el Domingo de Pasión?

-En mi caso sí. No sé lo que habrá pasado otros años. Yo me he sentido muy arropado, empezando por mi familia y amigos, y también por las cofradías que me han invitado a sus actos siempre transmitiéndome ánimos. Curiosamente, algo que me ha sorprendido es recibir ánimos y felicitaciones de personas de la calle que me han parado; uno siente así el cariño y que la gente de alguna manera está contigo.

-¿Qué le parece la nueva carrera oficial?

-En principio es algo que las cofradías venían demandando desde hace muchos años; la prueba de este año evidentemente costará más esfuerzo a unas cofradías que a otras, porque no se puede hacer una carrera oficial que beneficie a todas. Yo no creo que sea la carrera oficial definitiva, sino el comienzo de terminar un estudio más en profundidad y una reestructuración definitiva, pero no creo que esta carrera oficial termine de cuajar. En cualquier caso es un paso importante, las cofradías necesitaban un cambio para intentar terminar con ciertos problemas.

-¿Tiene la Semana Santa condiciones para ser declarada de Interés Turístico Nacional?

-Realmente no sé cuáles son las condiciones que tiene que tener, pero evidentemente la Semana Santa por riqueza patrimonial, por devoción popular e incluso por la manera de llevar los pasos creo que sí reune condiciones. Incluso a nivel turístico, la ciudad presenta muchas ofertas no sólo de cultura, sino también de ocio y de playa que entiendo cumplen los requisitos.

-Usted es cofrade de acera, de cirio, de vara, de palo... ¿dónde vive mejor Juan Carlos Torrejón la Semana Santa?

-Es difícil elegir, porque en cada momento lo he vivido de una manera. Quizás los últimos años, que he compartido vestir la túnica de mi hermandad y cargar pasos, he visto que son momentos distintos. Me siento cómodo en todos los sitios, porque cada uno lo vivo de una manera. Este año sí está siendo una Cuaresma rara porque he decidido no cargar pasos para estar más cerca de las cofradías y echo de menos los ensayos, las reuniones...

-¿Cómo va a vivir el día del pregón?

-Lo primero es que no sé si dormiré esa noche. Sí sé que me levantaré muy temprano, porque en mi casa hay tres mujeres y un solo baño. Comenzaré el día celebrando una eucaristía en Santiago ante mis titulares, luego desayunaré con los familiares y amigos en el hotel de la Catedral; de ahí iré al Carmen, a visitar a otra de mis devociones de siempre. Y ya para el Falla. Después del pregón toca las visitas y actos protocolarios. Será un día bastante intenso.

-Y a partir del día 19, ¿qué va a hacer Juan Carlos Torrejón?

-Independientemente de lo que opinen del pregón, porque evidentemente habrá a quien le guste y a quien no, intentaré disfrutar de haber sido el pregonero y celebrar la Semana Santa. Quiero estar con las cofradías en la calle. En este sentido, es curioso que el año pasado no pude cargar por circunstancias familiares y eso me permitió ver la Semana Santa completa después de muchos años; es como si me preparara para el hecho de ser pregonero.

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