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Jerez, donde no toda la uva es para vinificación

  • ASAJA Cádiz destaca el esfuerzo de una explotación familiar que con ingenio, dedicación y valentía han sacado adelante cultivos de una manera única

Carmen Sánchez Fernández y su familia.

Carmen Sánchez Fernández y su familia.

Carmen Sánchez Fernández decidió hace cinco años recoger el testigo de su marido, Antonio Delgado, un agricultor hoy jubilado con más de 40 años trabajando el campo que actualmente se encarga de asesorarla en la explotación familiar. En la Majarazotan 20, en Nueva Jarilla (Jerez), Antonio heredó la parcela de su padre, también agricultor, y dejó su trabajo como tractorista. Hoy cultivan uva de mesa, variedad victoria, y pimiento cuerno de cabra que producen en siete invernaderos, cinco para las vides y otros dos para unos pimientos que son "los mejores para freír", indica Carmen, quien también pone de relieve y con orgullo que sus uvas son las primeras de la temporada. A mitad de julio ya es posible disfrutar de unas uvas que literalmente les quitan de las manos en Mercajerez. Son jugosas, de una excelente calidad y sabor. Y quizá sean también las primeras en ser cosechadas en toda Europa gracias a un cultivo que no es común en la comarca y que exige una entrega y mimo fuera de lo común.

La historia de cómo llegaron al cultivo en invernadero en un lugar como Nueva Jarilla es curiosa. Desde el principio, Antonio apostó por el invernadero y su primer cultivo fue la flor cortada. En 2001 llegó la crisis de este cultivo, afectado además por la competencia desleal de Marruecos. Antonio fue de los que decidió abordar como pudiera las pérdidas para evitar hipotecarse y perder sus tierras, como les pasó a muchos. Decidió cambiar la flor cortada por las hortalizas, invirtiendo todo lo ahorrado en implantar mejoras que sacaran adelante su producción. Y estando en ésas, decidió dar un giro de timón y cultivar higueras bajo invernadero. Lo hicieron durante seis años y también sacaban producciones de higos y brevas de recolección temprana. Finalmente, y aunque les iba muy bien, debido a las dificultades a la hora de recolectar la fruta, la familia decidió cambiar una vez más la producción por las vides y el pimiento cuerno de cabra, siempre bajo invernadero.

En su día a día, normalmente Carmen está en la explotación desde las 7 de la mañana a las 14:30 horas, para supervisar todos los trabajos que se van realizando. Ella se ocupa fundamentalmente de los trabajadores, mientras sigue los consejos de su marido.

Detalle de uno de los invernaderos. Detalle de uno de los invernaderos.

Detalle de uno de los invernaderos.

Quizá el secreto de convertirse en uno de los primeros que recolecta uvas es "que le dedicamos mucho tiempo", nos comenta Carmen. "En invernadero, abrimos y cerramos banda, para que le dé calor… es decir, estamos controlando todos los días temperatura, humedad… nuestro objetivo ha sido siempre no ser uno más". Sacar uvas de mesa un mes antes que ninguna otra explotación necesita mimo y esfuerzo, y su recompensa es que la venta es más rentable "y nos merece la pena el trabajo y el esfuerzo", nos cuenta. La producción la lleva a Mercajerez, y sabe que de allí "llega sobre todo a la costa, en la zona de Chiclana, pero también a Conil, a Barbate, a Tarifa…". De uva saca dos producciones al año, una en julio y otra en octubre. Sus racimos podrían salir perfectamente en un cuadro de bodegón, y suelen segmentar la producción de dos calidades, según tamaño, que se empacan en dos tipos de cajas distintas. Como proveedora ofrece así, además, dos precios a sus compradores.

Este año ha tenido que afrontar dos problemas. El primero de ellos, la pandemia de Covid-19, afectó sobre todo a la producción de pimiento. El confinamiento les pilló en plena producción y no pudo vender media cosecha. La uva de mesa no se ha visto afectada por el coronavirus porque está recogiendo ahora la primera de sus cosechas y tiene mucha demanda, pero sí se ha visto mermada la producción por la enfermedad del oidio "que me ha quitado bastante cosecha. El año pasado nos fue mejor". Un año normal, la explotación es capaz de recoger entre 15.000 y 20.000 kilos de pimiento, y de uva, entre 30.000 y 40.000 kilos. Carmen tiene puesta su esperanza en la vendimia de octubre.

"Aquí ayuda ninguna, ninguna. Se coge lo que se gasta, no se está ganando dinero", responde Carmen cuando le preguntamos cómo está abordando la crisis. "Se va tirando", añade. Quizá el premio a su esfuerzo es llegar a Mercajerez con 60 cajas de uva y que no las saquen ni a la venta, "porque en julio mis uvas tienen mucha demanda, sobre todo para fruterías de barrio y supermercados de la costa. De hecho, este año me estoy encontrando que por culpa del oidio no tengo tanta uva para la demanda que hay. Y me pasa igual con el pimiento, en Mercajerez nos esperan a que lleguemos".